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Discurso: 30 de marzo de 2002

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<Discursos del Presidente George W. Bush


Buenos días.

Han pasado casi siete meses desde el ataque a nuestro país, y el shock y la tristeza de ese día están todavía con nosotros. Para muchos, la pena y el sentido de pérdida nunca pasarán del todo, y ellos están en nuestros pensamientos, sobre todo en esta temporada santa.

Esta semana el mundo entero recuerda una vez más la esperanza que vive y perdura para siempre. Para Judíos y Cristianos esta es una época de alegría y renovación. La Pascua de los Judíos celebra la liberación del pueblo judío de la opresión por la mano de un Dios fiel. Y mañana, Domingo de Pascua, muchos cristianos celebrarán una esperanza que logra vencer hasta la muerte.

Estos días santos representan las más profundas esperanzas de la humanidad, compartidas por muchas tradiciones. Sentimos nuestra dependencia sobre el Creador que nos hizo. Ponemos ante Él nuestras tristezas e inquietudes, buscando la piedad de Dios. Pedimos perdón por nuestros defectos, buscando la renovación que Él puede traer.

Los estadounidenses practican diversas religiones en iglesias, sinagogas, mezquitas y templos. Y muchas buenas personas no practican ninguna religión. Para los que observan la Pascua, la fe trae confianza en que el fracaso nunca es final, que el sufrimiento es temporal, y que los dolores de la Tierra serán superados. Podemos confiar también que el mal estará presente y que podrá ser fuerte, pero no prevalecerá.

El 11 de septiembre un gran mal fue hecho a nuestro país. Los Estados Unidos y el mundo civilizado ahora están juntos en una gran lucha contra enemigos que no tienen consideración por la vida de gente inocente. Enfrentamos serios retos y peligros en esta guerra. No podemos predecir lo que nos espera. Sin embargo, en esta temporada, nos consuela saber que la historia es de diseño moral.

La justicia y la crueldad siempre han estado en guerra, y Dios no es neutral entre las dos. Sus propósitos con frecuencia son desafiados, pero nunca derrotados.

Espero que esta temporada santa renovará la fe para quienes la busquen, y traiga tranquilidad a los que la necesiten. Y para todos los que observan estos días especiales, les deseo una Pascua santa y llena de alegría.

Gracias por escuchar.



Este documento pertenece al Gobierno de los Estados Unidos de América y se encuentra en dominio público.