Discurso de Carlos Salinas de Gortari con motivo de la culminación del TLC: Tratado de Libre Comercio México-Estados Unidos-Canadá

De Wikisource, la biblioteca libre.

1992 Mensaje del presidente Carlos Salinas de Gortari con motivo de la culminación del TLC.

Agosto 12 de 1992



Mensaje del Presidente de México Carlos Salinas de Gortari dirigido a la Nación con motivo de la culminación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y Canadá, el 12 de agosto de 1992.


TLC: Los retos y las ventajas


Compatriotas:

Agradezco la oportunidad de conversar con ustedes sobre un importante acontecimiento para la economía de nuestro país. Quiero Informarles que hemos concluido las negociaciones para firmar el Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá. Permítanme decirles lo que significa este paso que hemos dado y el camino que aún falta por recorrer para que el Tratado sea una realidad y beneficie a todos los mexicanos.

Hace más de dos años y medio, iniciarnos conversaciones y luego negociaciones formales para firmar el Tratado de Libre Comercio con nuestros vecinos del Norte. Antes de empezar a negociar, hicimos una amplia y cuidadosa consulta. El Senado de la República realizó audiencias con grupos, partidos y sectores y, al concluirlas, recomendó promover éste y otros tratados de libre comercio, para avanzar en nuestros propósitos nacionales.

Una vez iniciada la negociación, se informó de todos los temas a las dos Cámaras del Congreso; también, a los organismos empresariales, a las organizaciones sindicales, y del campo, en las universidades y foros académicos; y a través de los medios de comunicación: la prensa, la radio y la televisión.

Nuestros negociadores estuvieron siempre atentos a las opiniones expresadas en ellos. En las reuniones con sus contrapartes de Estados Unidos y Canadá, nuestros negociadores fueron acompañados por grupos de representantes empresariales, obreros y campesinos, así como abogados, académicos y tratadistas, para apoyar nuestras posiciones, formando un auténtico frente común.

Se realizó una cuidadosa negociación sector por sector, área productiva por área productiva, a través de más de doscientos encuentros y siete reuniones ministeriales. Cada área productiva se revisó con mucho cuidado y buscamos promover siempre el interés de México. Como lo afirmé repetidamente, las negociaciones se ajustaron estrictamente a los mandatos de nuestra Constitución; en especial, en lo que se refiere a mantener la propiedad y el control del petróleo en manos de los mexicanos. No permitiremos que industrias que contaminen o dañen el medio ambiente pretendan aprovecharse del Tratado, y cuidaremos siempre el estricto respeto a los derechos de nuestros trabajadores. En las negociaciones del Tratado, compatriotas, la Constitución mexicana se ha respetado íntegramente.

El resultado de la negociación es este documento de más de 400 páginas. En las próximas semanas, se le dará la forma jurídica final para que sea firmado por los mandatarios de los tres países, a finales de este año. Después de esa firma, enviaré el Tratado al Senado de la-República para su aprobación; y Canadá y los Estados Unidos harán lo propio de acuerdo a sus leyes. Ratificado el Tratado, éste será ley en toda la región de América del Norte. Lo daremos a conocer ampliamente para que todos los mexicanos sepan qué contiene en cada uno de sus capítulos y sobre todo, qué oportunidades nos abre. Convoco a todos les mexicanos a que revisen su contenido para que, cuando entre en vigor, estemos listos y preparados para aprovechar las oportunidades que ofrece.

Algunos aún se preguntan. ¿Qué es el Tratado de Libro Comercio cuya negociación ahora hemos concluido? El Tratado es un conjunto de reglas que los tres países acordamos para vender y comprar productos y servicios en América del Norte. Se llama de libre comercio porque estas reglas definen cómo y cuándo se eliminarán las barreras al libre paso de los productos y servicios entre las tres naciones; esto es, cómo y cuándo se eliminarán los permisos, las cuotas y las licencias y, particularmente, las tarifas y aranceles; es decir, los impuestos que se cobran por importar una mercancía. También es un acuerdo que crea los mecanismos, para dar solución a las diferencias que siempre surgen en las relaciones comerciales entre las naciones.

El Tratado no significa que una vez aprobado, se dará una apertura inmediata o total en el comercio entre nuestras naciones, y menos una que pudiera dañar a nuestra industria o a nuestro campo. Hemos acordado, con la responsabilidad y el talento de nuestros negociadores, que sí se abran inmediatamente a la competencia los productos y servicios en los que estamos ya preparados para competir. En otros, en que somos menos eficientes y donde estamos trabajando para mejorar nuestra calidad, se negoció que se dé un tiempo de transición; es decir, entre cinco y hasta 15 años para que se comercie libremente. Así tendremos más tiempo para modernizar las tecnologías y la manera de producir, y estar en condiciones de competir frente a las importaciones en el mercado interno del país. También Estados Unidos y Canadá nos pidieron un poco más de tiempo para algunos productos en los que somos más eficientes y mejores que ellos.

Quiero decirles que la negociación reconoce la diferencia del grado de desarrollo entre México y nuestros vecinos; por eso, el 70 % de nuestras exportaciones quedarán, de inmediato, libres para ingresar a su mercado, mientras que nosotros liberaremos sólo alrededor del 40% a los productos que ellos nos envían. Por eso, esta negociación nos da los tiempos que necesitamos para seguir apoyando a las pequeñas y medianas empresas, a los productores del campo que lo requieren, y todos podamos de esta manara, aprovechar las oportunidades que nos dará el Tratado.

Ahora, ¿qué ventajas y retos nos traerá el Tratado? Primero, nos vincula a uno de los centros de la economía mundial y, por eso mismo, ha despertado el interés y la atención de las otras grandes zonas mundiales: Europa y el Pacífico Asiático; y nos convierte en puente con nuestra América Latina. Segundo, con el Tratado aseguraremos un acceso amplio y permanente de nuestros productos al gran mercado de América del Norte, que tiene más de 360 millones de personas. Esto es muy importante porque nuestras empresas podrán aprovechar las ventajas que se derivan del tamaño que tiene este gran mercado y así, al producir para más gente, darán más empleo a los mexicanos, podrán bajar sus costos y ser más eficientes.

Tercero, el Tratado da reglas claras y certidumbre a nuestro intercambio con el Norte, que es el más intenso y voluminoso que ya tiene el país. No hay que olvidar que somos, ahora, el tercer socio comercial de los Estados Unidos y que ellos son el país con el que más comerciamos. En los últimos tres años, este comercio se ha más que duplicado.

Cuarto, también podremos especializar nuestra producción en aquello en que les llevamos ventaja por nuestro clima, nuestros recursos o nuestras habilidades, que son muchas, y podremos utilizar tecnologías que aprovechen mejor lo que tenemos.

En quinto lugar, ustedes como consumidores se beneficiarán porque podrán encontrar más variedad de productos, de mejor calidad y a más bajo precio.

Pero, sobre todo, el Tratado significa más empleo y mejor pagado para los mexicanos. Esto es lo fundamental; y es así, porque vendrán más capitales, más inversión, que quiere decir más oportunidades de empleo aquí, en nuestro país, para nuestros compatriotas. En palabras sencillas, podremos crecer más rápido y entonces concentrar mejor nuestra atención para beneficiar a quienes menos tienen.

Claro que el Tratado también impone retos importantes a todos. Significa que los productores, los comerciantes, los trabajadores y quienes ofrecen servicios tendrán que esforzarse más para competir eficazmente, ofrecer artículos de calidad y buen precio, y aprender a adaptarse, porque nos mediremos con los mejores de cada área.

También promoveremos que los beneficios del Tratado lleguen a todas las regiones del país y a todos los sectores productivos; es decir, a todas las familias. Y para eso tenemos que seguir saneando nuestra economía y hacer crecer la infraestructura de comunicaciones, carreteras, servicios y que lleguen empresas e industrias a donde vive la gente. Con esto se propiciará un desarrollo más equilibrado, se fortalecerá nuestro mercado interno y lo más importante, se promoverá más justicia a lo largo de nuestra patria.

El Tratado, es, por eso, de una gran importancia para México; pero no debemos pensar que sus beneficios nos llegarán de manera inmediata, tampoco que constituye una fórmula mágica para resolver todos nuestros problemas. Recordemos que ya hemos avanzado: mucho aun sin el Tratado, gracias al esfuerzo de todos: por ejemplo, en cada uno de los últimos tres años nuestra economía ha crecido y la inflación del mes de julio fue la más baja de los últimos 20 años. Estos son hechos, y lo hemos logrado juntos. Pero a futuro, el Tratado nos permitirá crecer más rápido, tener más y mejores empleos y, sobre todo; competir mejor.

Los mexicanos hemos demostrado que podemos hacer bien las cosas y asegurar nuestra posición en el mundo. Hemos demostrado, con hechos, que sí alcanzamos lo que nos proponemos. Hace dos años cuando iniciamos la promoción del Tratado con Estados Unidos y Canadá, algunos consideraban que ésta era una meta imposible. Ahora, al haber concluido la negociación del Tratado, al recuperar el crecimiento y bajar la inflación estamos demostrando que lograremos nuestros propósitos y ello renueva la confianza en nosotros mismos. Por eso, a México se le respeta en el extranjero y se le mira como una nación unida, decidida a superarse y a tener un gran papel en el siglo venidero.

Compatriotas:

Las negociaciones comerciales con el exterior son tan sólo una parte de la vida de la nación. La gran fuerza de México proviene de nuestra cultura, varias veces milenaria, de la que estamos muy orgullosos y la cual, tengan la seguridad, la vamos a fortalecer. Nuestra vitalidad viene de ustedes, de ustedes de nuestra gente, de la capacidad de unirnos y salir adelante. Hoy, con las negociaciones que hemos concluido, hemos dado un paso más. Reitero, un paso más que nos permitirá llevar beneficios a nuestras hijos y a los hijos de nuestros hijos; porque para ellos trabajamos, por ellos nos esforzamos, y el esfuerzo de hoy, incluido el Tratado mismo, será, sin duda, para su mayor bienestar.

Seguiremos avanzando de manera decidida porque estamos unidos, porque estamos dispuestos a trabajar más, juntos, a sumar el esfuerzo y aportar la parte de cada uno a la nueva grandeza nacional. Vale la pena, compatriotas, es para el bien de nuestra gran nación; es por México.

Muchas gracias.

http://www.memoriapoliticademexico.org/Textos/7CRumbo/1992-CSG-TLC.html