Discurso del Presidente de la República en la inauguración del Ferrocarril Central del Norte
Señores:
La primera y la mas estensa Seccion del Ferro carril del Norte queda inaugurada.
La Locomotora despues de haber recorrido centenares de leguas, ha entrado por fin en la tierra prometida, — la tierra del Sol ardiente, del suelo fecundo y del laurel altivo que ha abatido sus frondosas hojas para alfombrar su paso.
Ella ha venido — y ella es la industria, el comercio, el arle, la ciencia, la poesía, la conductora de hombres y la rejeneradora de pueblos.
Esta tierra es desde hoy suya; y yo le entrego en dominio perpétuo los árboles de la selva vírjen, la caña azucarada, el café aromático, el añil con sus vivos tintes y los productos todos del suelo intertropical, para que los derrame pródiga y triunfante por los demas pueblos privados de estos dones.
Las creaciones jeológicas han pasado para dar lugar á una nueva que no es producida por cataclismos ciegos—la transformacion del mundo por el injenio humano—Vivimos en esta América los dias maravillosos de otro Génesis,—y será contado enlre ellos el dia en que se vió por vez primera á la Locomotora partir desde el majestuoso Estuario del Plata, ajitando sus alas de relámpago y volando sobre rieles de acero, para detener despues de breves horas su carrera vertijinosa, en el centro del continente y á la falda del Anconquija.
Subiremos luego la montaña y espaciando las miradas por los horizontes luminosos, divisaremos desde las escelsas cumbres los nuevos destinos de estas rejiones.
El primero y grande esfuerzo está realizado.—La Locomotora se encuentra al pié de los Andes.—Los Andes están en la América para atestiguar nuestros grandes hechos. Cuando queremos contar la epopeya de la guerra decimos:—Transpusimos con San Martin los Andes.—No ejecutamos ya otras hazañas sino las del trabajo creador y pacifico; pero no daremos por terminada la tarea, sino cuando podamos tambien decir: —«Hé ahi el úllimo canto de la nueva epopeya.—Las ramificaciones de los Andes no nos han detenido y tendemos el último riel de fierro al frente de la frontera boliviana.—Hemos luchado con el coloso mismo; y este ha inclinado de nuevo "la árdua frente para que pase otra vez el vencedor.—Hé ahí á la locomotora triunfante, cambiando la geografía del continente y ligando el Océano Atlántico al Océano Pacifico."
Pero detengámonos en esta jornada del gran camino—Hé ahí la Ciudad del Tucuman—y quiero presentarla á los recien venidos.
Era apenas una aldea y fué elejida como una trípode, por el jénio de la revolucion, para lanzar desde su recinto aquel grito que hizo alborear los horizontes de medio mundo.—Creció desde entonces amando la libertad y execrando á los tiranos; y cuando uno de ellos esten dia por la tierra del Argentino su omniooso imperio, Tucuman se levantó casi sola en santa y patriótica lucha, convocó á sus hermanas del Norte, y fué á la guerra.
Para vencer? No. Tenia tan solo la sed de la consagracion y del martirio: y el noble pueblo se abrió estóicamente las venas, para que nosotros podamos hoy decir que las tiranías no avergüenzan, cuando han suscitado héroes por la desesperacion y derramado hasta la fatiga sangre de mártires.
Todo esto ya pasó.—No tenemos hoy por delante sino á Tucuman, la industriosa y la bella.
¿La veis elevando con esfuerzo los blancos campanarios de sus Iglesias sobre la corona de naranjos y moneros que la circunda? El naranjo y el limonero que producen flores y frutos, que embalsaman el ambiente de las tardes con sus perfumes, alimentan al pueblo y dan techumbre á sus hogares, son sus árboles predilectos por que son su emblema, asociando lo útil á lo bello.—No hay suelo hermoso, sino el suelo fecundo.
Buscaremos mañana al Tucuman de la leyenda poética y lo encontraremos penetrando en la espesura de las selvas, escuchando sus rumores sordos que parecen los écos doloridos de una lejana y vaga tristeza, ó viendo descomponerse los rayos vívidos del sol sobre las copas movedizas de los árboles, para caer en hèbras de luz matizadas de colores infinitos.
Pero lo encontraremos aun mas, cuando hayamos ascendido sobre la cumbre de las montañas, en medio de la transparencia de la atmósfera que aleja y hace desaparecer los horizontes, viendo los bosques descender en graderías hasta la llanura, y esta abrirse y dilatarse en panoramas formados por los árboles, por las sombras y por los variados matices del campo fértil; al mismo tiempo que el ojo abarca el mayor espacio sometido jamas á su inspeccion, el pecho se dilata y se respira con espansion indecible, repitiendo instintivamente los versos de Goethe, que Humboldt recordó en las cimas del Chimborazo. "Sobre la montaña mora la liberlad."
Oigo decir que este Tucuman poético desaparecerá en breve, porque el humo de la locomotora espesa la atmósfera y empaña los cielos. No lo creo.
Un pais es doblemente hermoso, cuando á los maravillosos aspectos de la naturaleza se han agregado las creaciones del arte. La Grecia no desplegó por completo la fascinacion de sus prodijios, que despues de veinte siglos encantan aun la memoria, sino cuando el pincel de Fidias animó los blancos mármoles de Paros, cuando hubo atraido por el comercio, las industrias, los cultivos y los productos de otros pueblos, al mismo tiempo que los pintores imitaban en la pureza de sus líneas la suavidad de sus horizontes y los poétas buscaban la luz fulgente de sus creaciones en el majestuoso esplendor de sus cielos.
La naturaleza se embellece y se completa bajo la accion fertilizante de la industria.—Lo que vemos, lo que admiramos en los valles y en las montañas, no ha tenido hasta hoy por autores, sino los tres artífices primitivos: el aire, el agua, la luz del sol. ¡Cuántos prodigios se producirán, cuando se agregue á ellos el trabajo viril é intelijente, cuando ningun hilo de agua descienda de la montaña para insumirse estéril, cuando el árbol espontáneo y el árbol cultivado, la flor de las praderas y la flor de los jardines entretejan sus ramajes ó confundan sus perfumes!!
La intelijencia humana habrá entonces pasado como un soplo de vida animando la segunda creacion. El nuevo Tucuman se presentará al viajero transformado y embellecido.—y si Dios nos depara la suerte de verlo otra vez, lo saludaremos con el grito de admiracion del poeta latino. ¡Oh mater pulcra filia pulcrior!—Oh hija mas hermosa que tu madre hermosa!!
Señores:—El ferro carril que hoy inauguramos vá á ponerse al servicio de un pueblo que practica las instituciones libres, cultiva el suelo y educa á sus hijos—Ha sido acojido entre trasportes de entusiasmo, porque viene en hora oportuna, cuando las industrias creadas lo espepaban para dar otros mercados á sus productos.—El azúcar Tucumana se consume despues de veinta dias en Córdoba y llega en estos momentos al Litoral. La apertura de esta via es asi bajo todos los aspectos un acontecimiento nacional, y su influencia se hará muy pronto sentir en los consumos del pais entero.
Señores—El hecho presente es grande; pero no debemos absorbernos en su contemplacion—No nos es permitido olvidar que solo estamos en una Estacion del camino, que las dos grandes vias férreas que buscan por el Oeste y el Norte los confines de la República, no pueden quedar suspendidas, porque ellas llevan dentro de sus lineas paralelas el progreso para los pueblos y la unidad para la República.—No hay crisis para los trabajos necesarios y ampliamente reproductivos; y deben ser siempre atendidos en los dias de escasez con poco, y en los dias de abundancia con mucho.
Permitidme ahora una espansion persónal, que es la primera y que será la última en mis discursos públicos.
He vuelto á mi Ciudad natal tras de largos años— Queria despues de tantas fatigas ver nuevamente los rayos de su sol y esperaba anhelante las brisas tibias de la tarde que jugaron con mis cabellos de niño, para que refrescaran mi frente con su blando y perfumado aliento— Doy gracias á todos, por haber encontrado esas acojidas penetradas de cariño y palpitantes en su efusion, que identifican á un hombre con millares de hombres, y que hacen esperimentar, la suprema de las emociones,—la ebriedad del corazon.
Señores:-En nombre de la Nacion, invocando los sentimientos de union y de fraternidad de los pueblos Arjentinos—y para mejor servir sus intereses presentes y sus destinos futuros—Declaro inaugurada la Seccion del Ferro Carril de Norte que empieza en Córdoba y termina en Tucuman.
He dicho:
Tucuman, 30 de Octubre de 1876.