Discurso sobre el fomento de la Industria popular: 05
Capítulo III
Las fábricas de lino y cáñamo son las más sencillas y aparentes para emplear a la gente pobre, y aun las primeras materias cuestan menos.
Por otro lado, los lienzos son de mayor consumo y más pronto despacho, que es otra causa de preferencia de esta industria, aun respecto a la lana y seda, no obstante que estas últimas sean de mucho uso y provecho.
Hay gentes que nunca han gastado seda; ninguno puede pasar sin el lienzo; hasta el más mendigo le necesita para conservar su salud y libertar su cuerpo de la inmundicia. La lepra, tan común, y la peste en los tiempos antiguos, y de que con frecuencia hablan las crónicas de España, casi han desaparecido desde que el uso del lino se ha hecho común y general.
La seda y la lana necesitan los colores y tintes para poder usarse; el lienzo, o tela de lino o cáñamo, sólo requiere el beneficio del blanqueo con las lejías o tendidos en los prados.
La lana y la seda son materiales costosos y por el contrario el lino o el cáñamo no pasan de un valor moderado.
Un quintal de lino de Rusia de primera suerte cuesta en Bilbao catorce pesos y medio, de la segunda doce y medio, y el de la tercera calidad once y medio pesos, a corta diferencia.
El quintal de cáñamo de Riga, Francia o Aragón vale de ciento cuarenta a ciento cincuenta y ocho reales.
Ya el Señor Marcandier advierte que los linos y cáñamos del Mediodía, aunque son menos largos, tienen mayor finura y son de mejor uso; el blanqueo es más fácil y seguro en los del Norte.
La introducción en el Reino de cáñamo y de lino merece la exención de derechos, que son por el quintal de lino nueve reales y seis por el de cáñamo.
I. Es máxima general que las primeras materias y las tinturas deben entrar libres de derechos, para animar la industria.
II. Igualmente es regla cierta que esta introducción no es perjudicial, porque el hilado, tejido y blanqueo del lino y cáñamo rinden con incomparables ventajas mayores productos que el valor del lino o cáñamo en rama.
III. Es otra advertencia igualmente constante que en todas aquellas Provincias donde se beneficia el lino y cáñamo de su cosecha, si se aumentan estas manufacturas se ha de introducir de fuera en proporción a los nuevos establecimientos hasta que la cosecha vaya recibiendo su aumento proporcional. Si no se hiciere así, subirá el género a altos precios y arruinará la manufactura antigua sin prosperar la nueva, porque el precio que tomarán los linos y cáñamos perjudicará notablemente a ambas.
IV. Es también observación necesaria que las fábricas de lienzo, en tanto se mantienen y aumentan en cuanto ocupan la gente aldeana o las ociosas y vagas de las villas y ciudades y se aprovechan de las horas libres del día y de las que pueden emplear en las noches, especialmente las de invierno, a costa de una mayor aplicación.
De donde se colige que una magnífica fábrica, con gran número de telares y a costa de jornales, sale muy cara, acostumbrándose los empleados en ella a no tener otra ocupación y a trabajar sólo las horas del día establecidas dentro de la casa de fábrica. Acaso pudo ser ésta una de las causas impulsivas para la decadencia de la de León.
V. La experiencia acredita, y el señor Marcandier lo confirma, que en Flandes y Alemania se han aumentado las fábricas de lienzos por medio de la industria popular, llevando los aldeanos sus telas sin curar a los mercados, donde las toman los factores de las casas de comercio para el blanqueo y prensado. Y es regla segura imitar en esta parte lo que ha probado bien en los países industriosos, y lo mismo se hace en Francia con el precioso ramo de su lencería.
Sin salir de España, se advierte la práctica de vender en los mercados las piezas de lienzo los aldeanos en toda Galicia, cuyo ramo es uno de los principales de su industria desde tiempo inmemorial.
VI. Siempre que las familias empleen su tiempo sobrante, o las personas que no pueden ir al campo, en estas manufacturas, no se disminuye el número de labradores en el Estado, en lo cual conviene poner la mayor atención. Porque aquellas fábricas que arrancan las familias de la labranza son perjudiciales en las aldeas y lugares chicos, pues es cosa observada que el fabricante puro nunca vuelve a la penosa fatiga del arado.
VII. Aunque el cáñamo es más barato, como cosa de una cuarta parte menos que el lino, este último rinde mucho mayor número de varas en la manufactura. Hay, no obstante, algunas telas y mezclas que vienen mejor al cáñamo. No es fácil en estas cosas dar regla general; las observaciones de las Sociedades Económicas resolverán muchos problemas de esta naturaleza cuando la Nación se emplee de veras en adelantar el ramo de la lencería.
VIII. Todo el progreso de las telas de lienzo dimana del hilado y torcido. Es útil a huso para las mujeres y niñas que van al campo o guardan el ganado, porque aprovechan ese tiempo; en las casas son más útiles los tornos. En Marimon, pueblo del condado de Haynault, se hacen muy perfectos, que hilan y con una inversión contraria tuercen el hilo, sin causar el ruido desagradable que los tornos comunes. Las monjas pueden sacar, igualmente que en las casas particulares, grandes ventajas de esta clase de tornos.