Dos rosas y dos rosales: 03

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Dos rosas y dos rosales
de José Zorrilla
Historia de la primera Rosa: capítulo I, II

II.[editar]

En una casita blanca,
Que á sombra de un verde sauce
Se mira en la agua de un cauce
Que va un molino á mover,
Vive un doctor estranjero
Del país muy estimado,
Porque su amor le ha grangeado
Su rectitud y saber.

Diez años hace que vino
A establecerse en la tierra,
Y en esto solo se encierra
Cuanto el vulgo sabe de él:
Independiente y discreto,
Curiosidad no provoca:
Mas sellada está su boca.
Y cerrado su cancel.

Rara vez tiene en su casa
Convidado ni visita:
En su piso bajo habita
Con modestísimo ajuar;
Allí tiene establecidos
Su estudio y recibimiento,
Y de libros hasta ciento
Sobre el arte de curar.

Allí el patán y el hidalgo
Que á consultar su dolencia
Van, le aguardan en ausencia
O para su entrada vez:
El los llama á su despacho
Por el turno en que ellos vienen,
Guardándoles el que tienen
Con estricta rigidez.

En su ministerio exacto,
Jamás niega su asistencia
Ni al dolor ni á la indigencia
Con escusa ó dilación;
Ni le han impedido nunca
Que llenara su destino,
Ni el esceso del camino
Ni el rigor de la estación.

En la cámara del rico
Que en holandas se reboza,
Igualmente que en la choza
O abrigaño del pastor,
Se le mienta con respeto,
Se le ve con esperanza,
Se le acuerda confianza,
Se le paga con amor.

Idólatra de la ciencia,
Recorrido ha en largos viages
Los mas remotos parages
De sus secretos en pos;
La África, el Asia, la India,
De ellos su ciencia han provisto,
Y en sus desiertos ha visto
Las maravillas de Dios.

Por eso igualmente viendo.
Por donde quiera las leyes
Infringidas por los reyes,
Mal cumplidas por su grey,
El mundo, tiene por patria
Errante cosmopolita:
Mas de los pueblos que habita
Respeta y cumple la ley.

Como hombre que ha visto mucho
Sus opiniones estrañas
Califican de patrañas
Cosas en que el mundo cree:
Y pospone los principios
Y la ley de los gobiernos,
A los principios eternos
Y á las leyes de la fé.

Hombre de arte, tiene en poco
Los blasones de nobleza,
Y no estima por grandeza
Mas que la del corazon:
Y al juzgar á los humanos
Sin mirar á sus blasones,
Solo acuerda á sus acciones
Su imparcial estimación.

Observador reflexivo,
Tiene del hombre y del mundo.
Conocimiento profundo
Y comprensión perspicaz:
Y en sus sólidos principios.
Firme, es en sus opiniones
Como breve de razones
En su dictamen tenaz.

Y una vez que él ha abrazado
Resolución ó proyecto,
Hasta que le lleva á efecto
Ni duda ni vuelve atrás.
Lo mismo trata los males
Medita, observa, registra,
Y en las drogas que administra,
No se equivoca jamás.

Iniciado en los secretas
Y las lenguas orientales,
Sus yerbas medicinales
Conoce con perfección:
Y en una caja de cedro
Con labores damasquinas,
Guarda en frascos medicinas
Que estrañas á Europa son.

Mil veces le ofreció el mundo
Interés y dignidades,
Córtes y universidades
Ansiando su posesión:
Mas él rehusó modesto
El honor de sus favores,
Por razones superiores
Que guardó en su corazón.

Tal es el doctor severo
Que en el piso bajo habita
De aquella alegre casita
Que al pié de la torre está.
Su piso elevado, á estilo
De los pueblos del Oriente,
Es un santuario que asilo
Solo á su familia dá.

Compónenla dos mugeres;
La mayor, de edad provecta,
A su cargo tiene afecta
La economía interior:
La mas joven goza en ella
De libertad absoluta,
Sin que acote ni discuta
Su autoridad el doctor.

En la posición de entrambas
La diferencia es notoria,
Y su línea divisoria
Bien fácilmente se ve:
La mayor rige, dispone,
Gobierna, administra, ordena,
Deberes tiene que llena;
La menor manda y posée.

El poder de la primera
Tiene cotos: esta alcanza
Del doctor la confianza:
La mas joven el favor:
Pero de entrambas apoya
El poder y valimento,
En el sólido cimiento
Del decoro y del honor.

El tipo de ambas es puro
Y acusado netamente:
La mayor es diligente,
Reflexiva y perspicaz;
Sin bajeza cariñosa,
Complaciente con prudencia
Por su celo y esperiencia
De su empleo muy capaz.

Aunque raya en nueve lustros,
Su raza transteveriana
Ver su belleza romana
Deja de ellos á través:
Sus clásicas proporciones
Del pueblo rey la matrona
Recuerdan en su persona,
Y lleva el nombre de Inés.

La menor es una Rosa
Que al bello sol de la vida
Abre fresca y aromosa
Su capullo virginal:
Mas flor de orientales climas,
Su tipo, mucho mas bello
Que perfecto, tiene el sello
De su orígen oriental.

Diez y ocho abriles sus rosas
Sobre su faz deshojaron,
Y en memoria la dejaron
Su carmín primaveral:
Mas temprana cuál las rosas
Que al sol de África florecen,
Ya sus formas aparecen
En desarrollo total.

Es una de esas mugeres
A quienes naturaleza
Hace tipos de belleza
En su hermosa imperfección;
Cuyas formas espresivas
En sus líneas incorrectas
Mil veces mas atractivas
Que las mas perfectas son.

Su beldad no constituyen
Las esactas proporciones,
Ni se dan sus perfecciones
A analítica inspección:
Su hermosura está en la gracia
Que no miden los compases,
Dón multíplice de fases,
Incapaz de descripción.

¿Qué es la gracia?
Es un encanto
Misterioso, indefinible:
Una luz improducible
Por las tintas del pincel:
Es algo al poder rebelde
De la lengua y de la pluma;
Es un dón de Dios en suma:
Pero ¿quién dá razón de él?

¿Qué es la gracia? La de Rosa
Es la airosa gentileza
Con que se alza su cabeza
De su cuello en la esbeltez;
Es el aire voluptuoso
De su talle que cimbréa,
Que se comba y que se arquea
Como el junco y como el pez.

La sonrisa embriagadora
Que hoyos hace en su mejilla,
Los cambiantes con que brilla
Rica en luz su pura tez,
La caida de sus párpados,
El ondear de sus cabellos,
Las cascadas que hace entre ellos
De la luz la esplendidez

Es la marcha seductora
De aquel pié menudo y leve,
Que parece que en la nieve
Ni hace huella ni alza són:
El acento cuyo timbre
Hasta el alma profundiza,
Y el mirar que magnetiza
Con la luz de la pasión.

Este tipo de hermosura.
Que al análisis resiste
Y al discurso, solo existe
Bajo un sol meridional:
Y jamás le reprodujo
Del ingenio el poderío,
Ni del mármol en lo frío,
Ni en lo duro del metal.

Tal es el tipo de Rosa,
La admirable criatura
Que dá ser con su hermosura
A la casa del doctor:
Rosa es uno de esos seres
Cuyo gérmen, cuya esencia
Animó la Omnipotencia
Con el fuego del amor.

¿A qué raza pertenece?
¿Qué emisferio la dió cuna?
¿Qué derechos, qué fortuna
La reserva el porvenir?
Del secreto de su vida
El doctor tiene la llave;
¿Y quién va de hombre tan grave
Los secretos á inquirir?

Mas, lector ¿cuál es el nudo
Del hilo oculto que corre
Desde la casa á la torre
En donde conmigo estás?
Escúchame un doble diálogo
Que en este momento pasa
En la torre y en la casa,
Y el nudo desatarás.