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El Acto de ayer

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Domingo 13 de agosto de 1916, El DIA

El Acto de ayer

La sesión celebrada ayer por la Convención Nacional del Partido Colorado definió, en un sentido que responde a las exigencias del actual momento político , l a actitud de nuestra colectividad frente a los problemas que plantea el porvenir. Detenida, por decisión del electorado, la reforma de la Constitución del modo proyectado por nuestro Partido, era necesario hacer un alto, reorganizar nuevamente las fuerzas cívicas, aunar voluntades y eliminar obstáculos, a fin de presentarse ante el adversario, en los encuentros sucesivos del futuro, dispuestas para la lucha y para el triunfo.

Todas las decisiones adoptadas en la sesión de ayer están inspiradas en ese propósito. La Carta del doctor Viera precisaba los puntos fundamentales de ese nuevo programa partidario, concretando el sentir de la unanimidad de los colorados. Las manifestaciones de la Asamblea, durante la discusión y votación del asunto, revelaron que el espíritu partidario apoyaba aquellas declaraciones como expresión exacta de las necesidades del momento. El voto de confianza dado al doctor Viera significa que este prestigioso ciudadano interpreta los deseos generales del Partido y que su gestión inteligente, como hombre de partido y como gobernante, se basa en una exacta percepción de la realidad de los hechos y en una clara visión de la idealidad de los principios del Partido Colorado. En el mismo criterio está fundamentada la aceptación de la reunión del señor Batlle a la candidatura de la Presidencia de la República. El interés del Partido impone rectificar decisiones adoptadas con entusiasmo, cuando esas rectificaciones pueden facilitar soluciones más impersonales. El señor Batlle y Ordóñez, al presentar su renuncia, y la Convención Nacional, al aceptarla aunque declarando su adhesión a las ideas del renunciante, se ponen así un plano elevado de sinceridad y de abnegación política, haciendo desaparecer de su plataforma cívica los hechos que pudieran obstaculizar el advenimiento de una conformidad de sentires en todos los correligionarios e impedir explotaciones apasionadas.

La Convención Nacional a resuelto el problema partidario –que es , en realidad, un problema nacional –de un modo franco y decisivo, amplio y propicio, como corresponde a la autoridad de un Partido que se siente con fuerzas bastantes para multiplicar bríos cuando asoma un toque de atención. Los partidos que así viven, y así obran en los momentos de prueba, demuestran un empuje irresistible para la lucha y para la victoria!.