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El Faetonte/Acto I

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Elenco
El Faetonte
de Pedro Calderón de la Barca
Acto I

Acto I

Salen FAETÓN y EPAFO, vestidos de villanos.
FAETÓN

¡Hermosas hijas del Sol,
bellas náyades, a quien
ninfas de fuentes y ríos
Neptuno ha dado el poder
en los minados cristales,
que de su centro se ven
anhelando por salir
y anhelando por volver!

EPAFO

¡Bellas hijas del Aurora,
dulces dríades, en quien
ninfas de flores y frutos
depositó el rosicler
de sus primeros albores
en la iluminada tez,
que dio la nieve al jazmín
y la púrpura al clavel!

CORO 1º

¿Quién nos busca?

CORO 2º

¿Quién nos llama?
 

FAETÓN

Quien pretende que le deis...

EPAFO

Quien que le deis solicita...

FAETÓN

...un felice parabién.

EPAFO

...una alegre norabuena.

CORO 1º y 2º

¿De qué, sepamos?

FAETÓN

De que
la divina Tetis, hija
de Neptuno, que el dosel
tal vez de nácar trocó
a la copa de un laurel.

EPAFO

De que Tetis, hija bella
de Anfitrite, que tal vez
trocó su nevado alcázar
a este divino vergel.
 

FAETÓN

A cuya deidad rendí.

EPAFO

A cuya beldad postré.

FAETÓN

Desde que la vi una aurora
estos campos florecer.

EPAFO

Desde que un alba la vi
estos cristales vencer.

FAETÓN

Ser, vida, alma y libertad.

EPAFO

Libertad, vida, alma y ser.

FAETÓN

Hoy, o miente aquel escollo
que su triunfal carro es,
costeando viene la orilla.

EPAFO

Hoy, si no es que miente aquel
peñasco que su marina
carroza otras veces fue,
viene arribando a la playa.
 

FAETÓN

Y puesto que la debéis
vasallajes de cristal.

EPAFO

Y puesto que aumentar veis
la copia de vuestras manos
al contacto de sus pies.

FAETÓN

En muestras del alborozo.

EPAFO

En albricias del placer.

FAETÓN

Su belleza saludad.

EPAFO

Salva a su hermosura haced.

GALATEA

Sí haremos; pues cuando no
fuera, Eridano, por ser
deidad nuestra, por deidad
tuya lo hiciéramos, que
en las hijas del Sol tienes
(la oculta causa no sé)
tan ganados los afectos,
que hemos de favorecer
siempre tus hados.
 

AMALTEA

Sí haremos,
por ella, Epafo, y porque
en las hijas del Aurora
afecto adquieras tan fiel,
que han de valerte.
[Aparte.]
Y más yo,
que de Eridano crüel,
contigo el amor de Tetis
tengo de desvanecer.

FAETÓN

Pues ya, divinas deidades,
que hacéis vuestro mi interés.

EPAFO

Pues ya, divinas deidades,
que tanto favor me hacéis.

FAETÓN

Lógrese, al ver que en el mar
allí descollar se ven.

CORO 1º

Cuatro o seis desnudos hombres
de dos escollos o tres.
 

(Descúbrese el mar con el escollo cerrado.)
EPAFO

Lógrele, al ver que en la tierra
los riscos que acercar veis.

CORO 2º

Hurtan poco sitio al mar,
y mucho agradarle en él.

FAETÓN

¿Escucháis desotra parte...

EPAFO

¿Desotra parte atendéis...

FAETÓN

...otros coros?

EPAFO

...otras voces?

GALATEA

Dríades deben de ser,
que al concepto de sus hojas
la saludarán también.

AMALTEA

Al compás de sus cristales
náyades serán, que hacer
querrán silva a su hermosura.
 

(Ábrese el escollo donde está TETIS sobre un pescado, y DORIS en tercero de ninfas.)
FAETÓN

Pues aunque en favor estén
de Epafo, mi opuesto hermano,
cantad vosotras; porque
celosas ya de su ausencia,
viendo el peñasco mover.

CORO 1º

Cuando lo sienten las ondas,
batido lo diga el pie.

EPAFO

Pues aunque Eridano sea
a quien sus favores den,
proseguid; porque la espuma
de envidia se vuelve al ver.

CORO 2º

Que por boca de las piedras,
la agua repetida es.

FAETÓN

Y pues ya mirar se deja,
volved al acento.
 

EPAFO

Y pues
ya se permite mirar,
a la música volved.

CORO 1º

Cuatro o seis desnudos hombres
de dos escollos o tres.

CORO 2º

Hurtan poco sitio [al mar,
y mucho agradarle en él.]

FAETÓN

No ceséis porque ellas canten.

EPAFO

Porque canten, no ceséis.

CORO 1º y 2º

Cuánto lo sienten las ondas,
batido lo diga el pie,
que por boca de las piedras
la agua repetida es.
 

TETIS

Ya que de fuentes y flores
las hermosas ninfas veis,
de Amaltea conducidas
y de Galatea romper
el aire en sonoro aplauso
de mi vista, responded
a sus canciones.

DORIS

Sí haremos,
y más al reconocer
que para ser norte tuyo,
de aquel monte en la altivez.

CORO 3º

Modestamente sublime,
ciñe la cumbre un laurel.

(Bajan al tablado y ciérrase el mar.)
TETIS

Pues a su falda salgamos,
obligadas de que esté.

CORO 3º

Coronando de esperanzas
al piloto que le ve.
 

EPAFO

Ya que a mi ruego, divina
Tetis, viendo amanecer
hoy al sol del mar, y que hoy
en ti nace el día al revés;
ya que a mi ruego, divina
Tetis, te pido otra vez,
con sus ninfas Amaltea
ufana, llega a ofrecer
sus triunfos; por ella, y no
por mí, los admite, en fe
de que corridas las flores
apenas se atreven; pues,
como huyendo de tus labios.

CORO 2º

Al sagrado de tus pies,
confusas entre los labios
las rosas se dejan ver.

EPAFO

Bien que a tu vista pudieran
atreverse a parecer.

CORO 2º

Bosquejando lo admirable
de su hermosura cruel.
 

FAETÓN

No, que al revés sale el día,
yo, bella Tetis, diré,
que donde amaneces tú,
es solo el amanecer;
mas diré que, al ruego mío,
agradecida también
Galatea, sus cristales
te rinde en tributo, bien
como alma de sus países,
en quien cada arroyo es.

MÚSICA

Sierpe de cristal, vestida
escamas de rosicler.

FAETÓN

O aquel lo diga, que huyendo
de la nieve de tu pie.

CORO 1º

Se escondía ya en las flores
de la imaginada tez.
 

TETIS

Vuestras dos nobles lisonjas
igual admito; que aunque
en agradecer a dos
peligra el agradecer,
no en mí se entiende, que siendo
quien soy, no puede correr
riesgos de ser dividida
la reconocida fe.
¡Pluguiera a Amor!; pero esto
es mejor para después,
que si respondiendo a entrambos,
qué a tierra me trae, diré.

CORO 3º

Nubes rompiendo de espuma
alado lino bajel.

TETIS

Risco fácil, solo a dar
sin favor y sin desdén.

CORO 3º

Señas de serenidad,
si al arco de Amor se cree.

EPAFO

Quien sabe que no merece,
merece en no merecer.
 

FAETÓN

Harto espera en esperar
quien no espera merecer.

EPAFO

Conque a mi humildad le basta.

FAETÓN

Conque le sobra a mi ser.

EPAFO

Que digan por mí las flores.

FAETÓN

Por mí las fuentes también.

CORO 1º

Confusas entre los lirios
las flores se dejan ver,
bosquejando lo admirable
de su hermosura cruel.

CORO 2º

Sierpe de cristal, vestida
escamas de rosicler,
se escondía ya en las flores
de la imaginada tez.
 

TETIS

Hasta acompañaros , yo
os puedo favorecer;
y así, en obsequio de tanta
dulce salva, estimad que...

CORO 3º

Modestamente, sublime,
ciñe la cumbre un laurel,
coronando de esperanza
al piloto que le ve.

EPAFO

Con tal favor alentad.

FAETÓN

A tal dicha responded.

TETIS

Sea uniendo a sus dos coros
la armonía de los tres.
 

(Todos los COROS cantan.)
COROS

Cuatro o seis desnudos hombres
de dos escollos o tres
hurtan poco sitio al mar,
y mucho agradable en él,
cuando rompiendo de espumas,
velero, sino batel.

VOCES

(Dentro.)
¡Al monte, al valle, a la selva!

TODAS

¿Qué ruido es este?

(Salen huyendo BATILLO, SILVIA y villanos.)
BATILLO

Corred,
pastores.

SILVIA

Corred, zagales.
 

VOCES

(Dentro.)
¡Al risco, al valle!

FAETÓN

Detén,
Batillo, el paso.

EPAFO

Tú, Silvia,
detén la planta también.

SILVIA

Yo lo hiciera, a no llevar
otra gran cosa que her,
que importa más.

UNOS

¿Qué es?

SILVIA

Huir.

BATILLO

Yo lo hiciera, a no tener
otra gran cosa, que es más
mijor que esa.
 

OTROS

¿Qué es?

BATILLO

Correr.

TODOS

No os habéis de ir sin decirlo.

SILVIA

Batillo, si ello ha de ser,
si ves que turbiada estó,
ayúdame tú.

BATILLO

Sí haré.

SILVIA

Ya sabéis que en este monte.

BATILLO

Monte en este ya sabéis.

SILVIA

Pudo verse, ha muchos días.

BATILLO

Muchos se pudo ha días ver.
 

SILVIA

Una cruel fiera horrible.

BATILLO

Fiera horrible una cruel.

SILVIA

Que es dél el mortal asombro.

BATILLO

El mortal asombro que es dél.

SILVIA

Ques sabiendo su terror.

BATILLO

Su terror sabiendo, pues.

SILVIA

Admeto, rey de Tesalia.

BATILLO

Tesalia Admeto de rey.

SILVIA

De su valor persuadido.
 

BATILLO

Su valor suadido per.

SILVIA

Por ver si hay más que matalla.

BATILLO

Matalla si hay más por ver.

SILVIA

Fue al amanecer a caza.

BATILLO

Fue a caza al amanecer.

SILVIA

A la primer, pues, batida.

BATILLO

Pues batida a la primer.

SILVIA

En la red cayó la fiera.
 

BATILLO

Cayó en la fiera la red.

SILVIA

Romperla pudo feroz.

BATILLO

La pudo feroz romper.

SILVIA

Y correr, sin que ninguno.

BATILLO

Ninguno, y sin que correr.

SILVIA

La dé, ni dar pueda alcance.

BATILLO

Alcance, ni darla dé.

SILVIA

Y haciendo cien mil estragos.
 

BATILLO

Tragos mil haciendo, y cien.

SILVIA

En cuantos a ver alcanza.

BATILLO

Alcanza en cuantos a ver.

SILVIA

Se entró al monte, con que ambos.

BATILLO

Ambos al monte, con que.

SILVIA

Mos los dejamos allá.

BATILLO

Por siempre jamás, amén.

VOCES

(Dentro.)
¡Al monte, a la cumbre, al llano!
 

ADMETO

Talad, penetrad, romped
su centro, que he de seguirla.

EPAFO

Hasta morir o vencer,
ya que las blandas delicias
de tierra trocar se ven
en escándalos, pasando
a ser pesar el placer,
vuélvete, señora, al mar.

TETIS

Cuantas veces escuché
de aquesta fiera el horror,
tantas entre mí pensé
el ser quien libre a Tesalia
de sus asombros; y pues
me halla hoy en tierra el acaso
de haberla visto, no sé
si el no conseguirlo pueda
acabar con mi altivez.
Diana a Delfinio mató
en el mar, que de hombre y pez
era monstruoso aborto;
y si allá en las ondas fue
tridente el venablo, hoy tengo
en su oposición de ver
si el tridente también mío
venablo en sus selvas es.
Y pues por aquella parte
la va acosando el tropel,
al guarecerse por esta,
la he de salir al través.
La que pudiere me siga.
 (Vase.)
 

TODAS

¿Quién ha de dejarte?

BATILLO

Quien
se estuviere queditito
como yo.

SILVIA

Y aun yo también.

EPAFO

Vivo escudo de su riesgo
delante della seré
a todo trance.

FAETÓN

Y yo y todo.

AMALTEA

No harás tal.
 

FAETÓN

Suelta.

AMALTEA

Detén,
el paso aleve; que no has
de seguirla tú.

FAETÓN

Si ves
que es empeño y cariño,
¿cómo me he de detener
cuando otro hacia el riesgo va?

AMALTEA

¡Ha falso! ¡ha fiero! ¡ha crüel!
¡Que a no ser cariño antes,
no fuera empeño después!

FAETÓN

Mal haces en apurar
a quien se disculpa, que es
querer que pase a grosero,
no mantenerle cortés.

AMALTEA

¿Quién te ha dicho que no son
grosería de peor ley
cortesías afectadas?
 

FAETÓN

Pues siendo así que a perder
yo nada voy, suelta, suelta.

AMALTEA

Sí haré, villano, sí haré;
que no es tuya, no, ¡ay de mí!,
la culpa, sino de aquel
que encontrándote sin más
padres que la desnudez
de hijo espurio de los hados,
piadosamente crüel
te crió con tantas alas,
como dicen la esquivez
con que desdeña deidad,
a quien Júpiter después
del imperio de las flores
dio la copia.

FAETÓN

Dices bien,
y pues de las flores fruto
somos los dos, yo al nacer
y tú al vivir, aprendamos
de ellas.
 

AMALTEA

¿Qué hemos de aprender?

FAETÓN

Yo, que pueden ser mañana
pompas las que hoy sombras ves;
y tú, que hoy puedes ver sombras
las que eran pompas ayer.
(Vase.)

SILVIA

Aprended flores de mí,
nunca encajara más bien.

BATILLO

No todo se ha de glosar.

AMALTEA

¡Oh, plegue al cielo, cruel,
falso, fementido, aleve,
sin lustre, honor, fama y ser,
villano al fin, mal nacido,
que esa soberbia altivez
de tu presunción castigue
su mismo espíritu!, y que
della despeñado, digas...
 
(Dentro ADMETO.)

ADMETO

¡Ay de mí, infeliz!

AMALTEA

Mas ¿quién
mis sentimientos prosigue?

ADMETO

Diana, yo te ofrezco hacer
sacrificio de la fiera,
como tú amparo me des.

SILVIA

Un hombre, a quien su caballo,
rompiendo al freno la ley,
de sí arroja.

BATILLO

En el estribo
mal engargantado el pie,
le arrastra.

SILVIA

Eridano, puesto
delante, le hace torcer.
 

BATILLO

Con que embazado en las matas
el bruto, carga con él
en brazos.

AMALTEA

Tan noble acción
ver no quiero, por no ver
que de quien me trate mal
nada me parezca bien.
(Vase y sale FAETÓN con ADMETO en los brazos.)

FAETÓN

([Aparte.]
Perdone esta detención
Tetis, que primero es
el primer riesgo.) Ya estáis
en salvo; alentad, volved
en vós. Pero sin sentido
ha quedado. Socorred,
Bato, Silvia, aquesta vida
en tanto que yo a correr
en el alcance de Tetis
al monte vuelvo. Crüel
fortuna, no haya perdido,
por un rigor una vez
y otra por una piedad,
la ocasión de merecer
algo en su servicio.
 

BATILLO

¡Buena
carga nos deja, pardiez!

SILVIA

¿Qué hemos de her con él, Batillo?

BATILLO

¿Pues qué hay, Silvia, más que her
con un muerto, que dejalle
en la tierra?

SILVIA

Dices bien,
y aun otra razón hay más.

BATILLO

¿Qué es?

SILVIA

Que nunca he visto que esté
de humor un difunto para
entretenerse con él.
 

VOCES

(Dentro.)
Aquel ribazo atraviesa
la fiera.

SILVIA

¿Aquesto más?

BATILLO

Ven
conmigo.

SILVIA

Vamos.

LOS DOS

Seor muerto,
guarde Dios a su merced.
(Vanse y sale EPAFO.)

TODOS

¡Al monte, a la cumbre, al llano!

UNO

Todos sus cotos corred,
que se ha perdido de vista
entre la maleza el Rey.
 

TODOS

¡Al llano, a la cumbre, al monte!

EPAFO

En la enmarañada red
de troncos, peñas y jaras
a Tetis perdí: no sé
qué senda en su alcance siga.

ADMETO

¡Ay de mí, infeliz!

EPAFO

Mas, ¿qué
triste mísero lamento
me suspende?

ADMETO

Socorred,
cielos, mi vida.

EPAFO

¿Qué miro?
La venerable vejez
de un anciano caballero
allí yace, al parecer
fallecida; ¿qué valor
no se mueve a socorrer
a un afligido?
 
(Dentro TETIS.)

TETIS

De mí
mal te podrán defender,
ni por lo veloz la planta,
ni por lo feroz la piel.

EPAFO

Mas ¿no es de Tetis aquella
voz? Tras sus ecos iré.

ADMETO

¡Qué mal me aliento, ay de mí!

EPAFO

Pero llamado otra vez
de aquel gemido, mal puedo
dejar de acudir a él.

TETIS

Seguirte tengo, horroroso
monstro.
 

EPAFO

Empeñada se ve,
tras ella iré.

ADMETO

¡Ay infelice!

EPAFO

Mas ¿cómo puedo no ser
piadoso con un anciano,
siendo así que no escuché
voz en mi vida que más
me haya podido mover?

TETIS

Dioses, aliento me dad.

ADMETO

Cielos, mi vida valed.

EPAFO

Sí harán, pues en dos balanzas
de amor y lástima, el fiel,
a pesar de amor, declina
a la lástima.
 

ADMETO

Ya sé,
valiente joven, que os debo
la vida; que aunque al caer
perdí el sentido, no tanto
que no advertí, no noté
vuestro socorro.
(Dentro ERIDANO.)

ERIDANO

El caballo
despeñado está allí.

UNO

Y él
de un villano en brazos.
(Sale ERIDANO y otros.)

TODOS

Danos
a todos, señor, los pies.

ERIDANO

¿Qué ha sido esto?
 

ADMETO

Haber debido
la vida a este joven; pues
me despeñara, si no
hubiera sido por él.

EPAFO

Mi valor no ha de jactarse
de acción que suya no fuese,
y así, señor, advertid
que a mí nada me debéis,
sino haberme detenido.
Y pues ya seguro os veis
con mejor favor que el mío,
perdonad; que voy a ver
dónde otro empeño me llama.

ADMETO

Oíd, que hasta en no querer
que le agradezca la acción,
generoso el joven es;
sabed quién es.
 

ERIDANO

Hasta eso,
yo, señor, os lo diré.
Hijo es mío, y es verdad,
pues son Eridano y él
hijos míos desde el día
que con ellos consolé
la pérdida de Climene.
Pero, ¡ah memoria!, no es
esto para aquí.

ADMETO

Esperad
de mí, él y vós tal merced,
que iguale al servicio.

ERIDANO

Solo
la que os quisiera deber,
es, señor, que a repararos
en mi pobre albergue entréis,
si no por el más capaz,
por el más cercano.
 

ADMETO

Quien
le debió a un hijo la vida,
que os debe a vós será bien
el hospedaje. Guiad,
ya que es forzoso hacer
del monte ausencia, hasta tanto
que pueda tornar a él
en demanda de esa fiera,
que no tengo de volver
sin ella a la corte.

ERIDANO

Creo
que ya de ese empeño estés
libre a estas horas.

ADMETO

¿Cómo?

ERIDANO

Como a un villano escuché,
que de los montes venía.

ADMETO

¿Qué?
 

ERIDANO

Que Tetis bella, al ver
que vós la seguíades, quiso
seguirla, señor, también,
y de su valor no dudo
la alcance y la mate.

ADMETO

Pues
si ella se empeñó por mí,
dejarla yo a ella no es bien.
¡Al monte otra vez, monteros!

TODOS

¡Al monte, al monte!
(Vanse, y sale TETIS, y CLIMENE de pieles con bastón.)

TETIS

Otra vez
vuelvo a decir que de mí
librarte no has de poder,
ni por lo fiero el semblante,
ni por lo ligero el pie.
 

CLIMENE

Pues ya que hacer has querido,
Tetis, empeño, hasta que
el desaliento me obliga
a lidiar y no correr,
llega a embestirme. ¿Qué esperas?
¿Qué aguardas?

TETIS

No sé, no sé;
que más que fiera asombrabas,
me has asombrado mujer,
y al ver el rostro y oír
humana voz, cuanto fue
valor, es pasmo.

CLIMENE

Ya es tarde
para pesarte de haber
tanto acosado mi vida.
Pues por lo mismo que ves
quién soy, me importa que no
puedas decirlo. Prevén
el tridente, y no me yerres,
que en el punto que a perder
su arpón llegue el tiro, esta
cuchilla verás romper
tu pecho, y el corazón
sacarte, porque después
de muerta, quedar no pueda
tan grande secreto en él.
 

TETIS

Primero deste acerado
rayo el golpe... Pero ¿quién
del labio me hurta la voz
y de la mano el poder?
Del desaliento, del pasmo
o la novedad del ver
más terror del que creí,
me obligan a estremecer.
Vista, voz perdí y acción.

CLIMENE

Pues muere a mi mano.
(Sale FAETÓN.)

FAETÓN

Ten
el golpe, fiera.

TETIS

¡Ay de mí!

FAETÓN

Que primero que a ofender
a Tetis llegues, sabrá
morir Eridano.
 

CLIMENE

¿Quién?

FAETÓN

Eridano, y haber dicho
mi nombre estimo, porque,
sabido quién soy, no pueda
atrás el valor volver.

CLIMENE

¿Tú eres Eridano?

FAETÓN

Sí.

CLIMENE

¿Tú, a quien la anciana vejez
crió de Eridano, aquel río,
en cuya margen se ven
los ganados que guardó
Apolo, de Admeto rey
le dió el nombre que él te dio?

FAETÓN

Sí, yo soy, ¿qué admira?
 

CLIMENE

Ver
a quien es todo mi mal
y a quien es todo mi bien.

FAETÓN

Escándalo destos montes,
si asombras a quien te ve,
¿qué harás a quien te ve y oye?
Y más llegando a crecer
tanto la admiración, cuanto
en humano parecer,
no solo la voz anima,
pero el enigma también.
¿Yo tu bien, y yo tu mal?

CLIMENE

Sí.

FAETÓN

Pues ¿quién eres?

CLIMENE

No sé.

FAETÓN

¿Cómo así...
 

CLIMENE

Nada preguntes.

FAETÓN

...vives?

CLIMENE

No he de responder
sino solo que tú solo
hoy pudieras suspender
mi furor, pues solo en ti
no tiene mi ira poder.
Y pues por ti vivo y muero
en aquesta desnudez,
este pasmo, este terror,
este ceño, este desdén
del hado y de la fortuna,
cansancio, afán, hambre y sed,
no procures saber más;
que harto sabes en saber
que tú eres todo mi mal
y tú eres todo mi bien.
(Vase.)
 

FAETÓN

Oye, escucha, espera, aguarda,
que tan confusa preñez
de ideas y de ilusiones
imposibles de entender,
no es para no averiguado.
Y pues más el riesgo no es
de Tetis sin ti, tras ti
tengo de ir.
(Vase y sale EPAFO.)

EPAFO

Hacia aquí fue
donde de Tetis la voz
se oyó... Mas ¿qué llego a ver?
A manos sin duda, ¡ay cielos!,
del fiero asombro crüel,
muerta yace; ¡ay infeliz!
Tetis.

TETIS

¿Quién me nombra?
 

EPAFO

Quien
mil vidas diera en albricias
hoy de la tuya.

TETIS

Ya sé,
¡oh, joven! lo que te debo;
pues aunque ciega quedé
a tanto espanto, bien vi
en la breve luz de aquel
crepúsculo de mi vida
que pudiste interponer
entre su acero y mi pecho
tu valor y...

EPAFO

Advierte que
yo esta fineza no hice.

TETIS

Eso es volverla a hacer,
que duplica el obligar
quien corta el agradecer.
 

EPAFO

Cuando llegue.

CLIMENE

Bien está.
Y aun estuviera más bien
si quien me hubiera amparado
fuera Eridano, y no él.
(Salen por dos partes mujeres y hombres, y ADMETO y {{Pt|FAETÓN|.)

NINFAS

(Dentro.)
Hacia allí Tetis está.

HOMBRES

(Dentro.)
Llegad todos.

ADMETO

Detened
el paso, porque primero
llegue yo.

FAETÓN

(Aparte.)
Pues ya observé
dónde se ocultó, volvamos
a donde a Tetis dejé.

TODOS

Con bien te hallemos, señora.

TETIS

Y todas vengáis con bien.

FAETÓN

(Aparte.)
Mas toda la gente en busca
suya viene; hasta después
calle, pues por ahora basta
el que tan cobrada esté.

ADMETO

Sabiendo, hermosa y bella
deidad del mar, que tu divina huella
la tierra florecía;
mas ¿cuándo el mar no es arbitrio del día?,
en tu busca he venido,
a tanto altivo aliento agradecido,
como haber penetrado
lo oculto, lo horroroso, lo intrincado
desta caduca esfera,
en heroica demanda de esa fiera
que sus cotos espanta.
 

TETIS

A tanta honra, señor, a merced tanta,
no respondo cual debo agradecida,
hasta saber a quién; que inadvertida,
no es bien que sin estilos de la tierra
yerre la voz lo que la acción no yerra.

ERIDANO

Admeto el rey es de Tesalia.

TETIS

Ahora
que mi atención no ignora
con quién habla, los brazos
me dé tu Majestad, de cuyos lazos
será el nudo tan fuerte,
que no le pueda desatar la muerte.

ADMETO

Infelice la mía,
si de un caballo, que me vi arrastrado,
muerto quedara, sin haber logrado
la suprema ventura
de llegar a adorar tanta hermosura.
Gracias a quien, valiente, de su ira
me pudo rescatar.
 

FAETÓN

Hacia mí mira,
conociome al caer; ¿quién ganó fama
de que a su rey dio vida y a su dama?

ADMETO

Que fue aquel joven; que deber confieso
no menor deuda.

FAETÓN

Humilde tus pies beso
por la merced, señor, de haberte dado
por servido de mí, cuando del hado
fue la dicha, y no mía.

ADMETO

¿Quién os dijo ser vós quien yo decía?

FAETÓN

Pues ¿quién?, si... cuando... yo...

ADMETO

Quitad, villano.
Llegad vós a mis brazos.
 

EPAFO

Si mi hermano
el dueño fue desta feliz fortuna,
a él, señor, le premiad; que a mí ninguna
razón me asiste para que él no sea
quien preferido en vuestro honor se vea,
pues él pensad que es quien os dio vida.

ADMETO

Hasta en esto mostráis cuánto lucida
la acción hacer queréis, partiendo ufano
la fama en vós, y el premio en vuestro hermano.
Yo le honraré también, mas no por eso
dueño le hagáis de tan feliz suceso.

EPAFO

Yo.

ADMETO

Bien está.

FAETÓN

¿Habrá hado más impío?
 

TETIS

Pues no menos feliz, señor, fue el mío,
que siguiendo ligera
las veloces estampas de la fiera,
no sé si por desdicha o por ventura,
con ella cuerpo a cuerpo en la espesura
me hallé, con el terror de ver con rostro
humano, humana voz, tan fiero monstro,
sobre mi desaliento,
turbó la vista y perturbó el acento,
tanto que fallecida,
estrago fuera de su horror mi vida,
si ese joven...

FAETÓN

Como esto no se pierda,
piérdase lo demás.

TETIS

Según concuerda
hallarle allí con lo que vi primero,
entre mis devaneos y su acero
no interpusiera osado
en mi defensa su valor.
 

FAETÓN

Si el hado
movido de mi queja,
ya que aquel bien me quita, este me deja,
piadoso anda conmigo.

TETIS

Pues ¿quién os dijo que por vós lo digo?

FAETÓN

Quien sabe...

TETIS

En todo introduciros vano
queréis. ¿Por qué os vais vós?

EPAFO

Porque mi hermano,
sin que yo me atribuya
fineza que no es mía, sino suya,
logre también...

TETIS

Pues nadie ha ignorado
quién de una y otra es dueño, es escusado
tanta modestia en vós.
 

ADMETO

Y mal fundada en vós tanta locura.

FAETÓN

¡Hay más pena!

ADMETO

Y volviendo a la ventura,
bella Tetis, de hallarte
en estos montes, he de suplicarte
que dejando el horror para otro día,
se convierta el de hoy en alegría.
Ven, pues, donde celebre mi grandeza
la huéspeda feliz de tu belleza.

TETIS

Tus honras recibiera,
si de volver al mar hora no fuera;
que ya declina el sol, y así te pido
licencia de ausentarme.

ADMETO

Habiendo sido
esa tu voluntad, no he de impedilla;
mas téngala de ir hasta la orilla
sirviéndote, Amaltea
divina, soberana Galatea,
logren vuestros primores
las músicas de fuentes y de flores.
 

AMALTEA

Sí haré. En albricias yo de cuán dichoso,
Eridano has quedado y cuán airoso.

GALATEA

Sí haré. En albricias yo de cuán dichoso,
Eridano has quedado y cuán airoso.

ERIDANO

Que anduvieras tan necio no creyera:
dejaras la ventura a cuya era.

FAETÓN

Solo esto me faltaba.

TETIS

Vamos, que el Sol ya su carrera acaba.

ADMETO

Cantad, pues, venid, y tú a mi lado,
joven, no ya por ser quien me haya dado
vida a mí, sino a Tetis; pues por ella
crece la inclinación hoy de tu estrella,
tanto, que al verte, cada vez sospecho
que un nuevo corazón le das al pecho.
 

EPAFO

Si la suerte porfía,
diciendo yo cúya es, ha de ser mía,
gócela; que traición no habiendo alguna,
no he de echar en la calle mi fortuna.

FAETÓN

Poca envidia me diera
aquel engaño, si este no temiera.

TETIS

Pues quedaos, que no quiero
oír aquel ni este, cuando considero
cuán poco honor arguye.
Y a poder detenerme, hubiera sido
solo a deciros lo que habéis perdido;
pero esto baste, Doris, con tu coro
acompaña a los dos.

DORIS

Que sea no ignoro
la letra que acompañe esos extremos.

TODAS

Empieza tú, que todas seguiremos.
 

DORIS

(Cante.)
Los casos dificultosos.

TODAS

Los casos dificultosos.

DORIS

Con razón son envidiados.

TODAS

Con razón son envidiados.

DORIS

Inténtanlos los osados.

TODAS

Inténtanlos los osados.

DORIS

Y acábanlos los dichosos.

TODAS

Y acábanlos los dichosos.
 
(Éntranse todos cantando, queda FAETÓN.)

FAETÓN

¿Los casos dificultosos
y con razón envidiados,
inténtanlos los osados
y acábanlos los dichosos?
(Salen BATILLO y SILVIA.)

SILVIA

Pues ves, Bato, cuánto Dios
mejoras las horas, puesto
que todo antes era espantos,
y ahora todo es contentos,
vamos hancia allá los dos,
para saber qué hay de nuevo
que obligue a trocar asombros
en músicos instrumentos,
ya de la fiera olvidados.

BATILLO

Ve tú, que para saberlo,
no he menester yo ir allá.
 

SILVIA

¿Pues sábeslo tú?

BATILLO

Y que es cierto.

SILVIA

¿Y qué es causa?

BATILLO

¿No andaban
por aquesos vericuetos
todos tras la fiera?

SILVIA

Sí.

BATILLO

Pues dime, boba ¿quién, viendo
las hermosas, no se olvida
de las fieras?

SILVIA

Calla, necio,
y si no quieres venir,
quédate, que yo iré a verlo.
 

BATILLO

Eridano, que aquí solo
quedó lo dirá: yo llego.

SILVIA

Galán Eridano, dinos,
por otra tal... Mas sospecho
no me oye.

BATILLO

En pie, como mula
de alquiler, se está durmiendo.
Mire lo que le decimos.

LOS DOS

¡Hola! ¡aho!
{{Pt|FAETÓN|
¡Valedme, cielos!
que a tanta pena no hay ya
ni valor ni sufrimiento. v

SILVIA

¡Ay, que me ha despachurrado!

BATILLO

¡Ay, que a mí no más me ha muerto!

FAETÓN

¿Quién está aquí?

SILVIA

Quien quisiera
no estarlo.

BATILLO

Ni oírlo ni verlo.

FAETÓN

Silvia, Batillo, ¿qué hacíais
aquí?

BATILLO

Ponernos a tiro
de tus puñadas.

FAETÓN

¿No fuisteis
los dos, hoy muero, los que
visteis que yo fui el que dio
la vida a Admeto al caer
del caballo?

BATILLO

¡Y cómo!
 

SILVIA

Por aquestos ojos mesmos.

FAETÓN

Pues ¿cómo, villanos, cómo
no le dijisteis oyendo
que a Epafo se atribuía?

BATILLO

La disculpa que tenemos
de no haberlo dicho, es.

FAETÓN

¿Qué es la disculpa?

BATILLO

Que viendo
detrás los dos de unas ramas
escondidos y encubiertos,
que diste la vida a Tetis,
entra ella y la fiera puesto,
tampoco no lo dijimos,
y fuera gran desacierto
decir lo uno sin lo otro.

SILVIA

Y de que no lo diremos
esté seguro, por más
que nos lo pescuden.
 

FAETÓN

Buenos
testigos me dio mi dicha.
¡Ha infames, viles!, ¿qué espero
que no os hago mil pedazos?

LOS DOS

El que acá queramos serlo.
(Sale EPAFO.)

EPAFO

Eridano.

FAETÓN

¿Qué me quieres?

EPAFO

Ansioso a buscarte vengo,
en tanto que Admeto y Tetis
con festivos cumplimientos
se despiden.

FAETÓN

¿Y a qué fin?
 

EPAFO

De que sepas que no puedo
consolarme de tener
prestados merecimientos,
que hizo míos el acaso,
que mal pudiera el intento;
pues no fue ni fuera mío,
cuando sé que es argumento
de que no los tiene propios
quien usa de los ajenos.
No tener uno una dicha
no es culpa del valor; pero
tenerla mal adquirida,
es fiar poco de su esfuerzo.
Y así, dejando a una parte
el que compitamos necios
un amor tan desigual,
que lo alto deste empleo
no pasa de adoración,
en cuyo común obsequio,
viendo de balde, aun no
paga la esperanza el viento.
Vamos a que hermanos somos,
y desairar no podemos
uno a otro; y si el acaso,
como antes dije, lo ha hecho
sin la intención, mira cómo...
 

FAETÓN

No prosigas, que no quiero
de ti ninguna hidalguía;
y antes que goces me huelgo
estos desperdicios míos.
Y adelante, te aconsejo
que no me pierdas de vista,
para que, como yo haciendo
vaya heroicos hechos, tú
te vayas honrando dellos.

EPAFO

No merece esa respuesta
esta atención.

FAETÓN

Ya yo veo
que si hubiera de tener
la que merece el grosero,
falso trato tuyo, fuera...

EPAFO

¿Qué fuera?

FAETÓN

Rómpete el pecho
tan en átomos, que fueras
vil desprecio del viento.
 

EPAFO

Si hasta aquí con mi modestia
cumplido he con lo que debo,
no sufriré desde aquí
de tu siempre altivo, fiero
espíritu otro desaire.

FAETÓN

Pues ha de ser el postrero,
sea haciéndote pedazos.

LOS DOS

Que se matan.
(Sale ERIDANO.)

ERIDANO

¿Qué es aquesto?

LOS DOS

Que se matan.

FAETÓN

¿Qué ha de ser?
Acabar mis sentimientos
de una vez con todo.

ERIDANO

Tente,
tente tú.
 

EPAFO

Ya yo obedezco.

FAETÓN

Yo no, y aqueste puñal...
(Saca FAETÓN a ERIDANO el puñal que trae en la cinta.)

LOS DOS

Que se matan.

ERIDANO

Tente, fiero.

FAETÓN

Será quien me dé venganza.

LOS DOS

Que se matan.

ERIDANO

El acero
suelta.

FAETÓN

No haré.

EPAFO

Sí harás tal.
 

LOS DOS

Que se matan.

ADMETO

(Dentro.)
¿Qué es aquello?

ERIDANO

Ved que el Rey, dejando a Tetis
ya en el mar, viene a los ecos
de esos bárbaros villanos.

FAETÓN

Antes que llegue.

TODOS

¿Qué es esto?

LOS DOS

Que Eridano con su padre
y hermano riñe.
 
(Salen ADMETO, AMALTEA, GALATEA y gente.)

ADMETO

Teneos.

GALATEA

Quiera el amor que resulte
contra Eridano el estruendo.

AMALTEA

Que resulte contra él
la culpa, quieran los cielos.

ADMETO

Villano, atrevido, loco.
¡Vós, con tanto atrevimiento,
puñal contra vuestro padre!

ERIDANO

No, señor, que antes es cierto
que el puñal es mío.
 

ADMETO

Soltad
todos, que en mi mano quiero
que quede depositado,
como previsto instrumento
de mi justicia, cuando él
sea quien divida el cuello
de quien se atrevió a su padre;
y así en mi poder, ¡qué veo!
ha de quedarse, ¡qué miro!
guardado. Sí, él es, es cierto,
que no me engañara a mí
la anagrama de Peleo.
¿Cúyo es aqueste puñal?

ERIDANO

Mío, señor.

ADMETO

¡Válgame el cielo!
¿Quién os le dio?

ERIDANO

Una mujer.

ADMETO

¿Dónde está?
 

ERIDANO

Días ha que ha muerto.

ADMETO

¿Dónde os le dio?

ERIDANO

En la plaza.

ADMETO

¿En qué ocasión?

ERIDANO

En un riesgo.

ADMETO

¿Quién era?

ERIDANO

No sé quién era.

ADMETO

¿Qué os dijo al darle?

ERIDANO

Secreto
se quedó lo que me dijo.
 

ADMETO

¿Cómo?

ERIDANO

Como a un mismo tiempo
fue darme aquese puñal
y dar el último aliento.

ADMETO

¿Quién la trujo aquí?

ERIDANO

Un barquillo.

ADMETO

¿De dónde venía?

ERIDANO

No puedo
decirlo.

ADMETO

Pues ¿cómo fue
verla y hablarla?
 

ERIDANO

Oye atento.
A esa procelosa orilla
del Eridano soberbio,
vasallo del mar, que baja
a darle en Tesalia el feudo;
a esa procelosa orilla,
otra vez a decir vuelvo,
del Eridano, de quien,
por los frutos que a ella tengo,
o porque de Diana en ella
soy ministro de su templo,
tomé el nombre, que también
en Eridano conservo;
corriendo llegó fortuna,
cascado, roto y deshecho
un destrozado barquillo,
que sin vela, jarcia o remo,
encallado en las arenas,
tomó, como pudo , el puerto.
Yo, que había aquella aurora,
si ahora la verdad confieso,
salido a buscar a Apolo,
por ser en el mismo tiempo
que del cielo desterrado
Júpiter le tenía, a efecto
de castigar la osadía
de haber sus cíclopes muerto.
 

ERIDANO

Y yo solamente era
dueño de tanto secreto,
como que pastor guardase
tus ganados, por quien luego,
perdonado, se llamó
sagrado pastor de Admeto.
En fin, saliendo una aurora
que ahora no importa esto,
puse en el barco los ojos,
como bajel extranjero
destas playas, pues no era
pescador alguno nuestro.
Y cuando más discursivo
le estaba desconociendo,
oí que tímidos se oían
mortales gemidos dentro.
Curiosidad o piedad
o inspiración de los cielos,
que a nosotros no nos toca
averiguar sus intentos,
me hicieron que en otro barco
a bordo llegase; y viendo
que una mujer sola era,
con un bello infante tierno
en los brazos, la afligida
alma de todo aquel cuerpo,
entré en él, diciendo: «Triste
susto del hado, ¿qué es esto?
 

ERIDANO

Ser infeliz, respondió:
y pues en vós, noble viejo,
los dioses la apelación
otorgan de mis lamentos,
este puñal y este niño
tomad; que quizá habrá tiempo
que no os pese, con uno
y otro vais...»; y a decir esto,
espiró, con que no supe
a quién, cómo, cuándo, siendo
jeroglífico la barca
del nacer y el morir, puesto
que constaba de un cadáver,
un infante y un acero.
En esta pues confusión,
lo que hice fue dar atento
al cadáver sepultura,
al infante crianza, y dueño
al acero, que fui yo;
pues desde aquel punto mesmo
no le quité de mi lado,
como esperando que el cielo,
si hay misterio en estas cifras,
que yo ni alcanzo ni entiendo,
en su grabazón talladas,
diga cuál es el misterio.
 

ADMETO

Sí dirá, si hay para qué
decilo; que si no, menos
importa que esté callado:
y así, decid lo primero
si ese infante vive.

ERIDANO

Sí,
señor, y aun lo está oyendo
sin saber que lo es.
 

ADMETO

Pues antes
que yo lo sepa, oíd atentos.
En las guerras que Tesalia
tuvo con la isla de Lemnos,
en un trance de fortuna
quedé, ¡ay de mí!, prisionero
yo de Anfión su rey, en cuya
tiranía más consuelo
no tuve que los favores
(¡con cuánto dolor me acuerdo!)
de Erífile, bella hija
suya, a quien di de secreto,
porque Anfión nunca quiso
con el aborrecimiento
de nuestro heredado odio
dar plática al casamiento,
fe y mano de esposo. En este
estado supo que fiero
darme la muerte intentaba
su padre con un veneno,
para invadir más seguro
sin mí de Tesalia el reino,
y restaurando el peligro,
en el nocturno silencio
puesta una escala en la torre,
y en el mar un barco puesto,
me dijo: «Salva la vida,
señor, que en mi desconsuelo
me basta que en mis entrañas
me quede un retrato vuestro.
 

ADMETO

Si el cielo le diera la luz,
y amparado del secreto
escapare de otras iras,
a vós irá, por acuerdo
de la deuda en que vós vais,
y el peligro en que yo quedo».
Dejemos aquí ternezas,
ansias, penas, sentimientos,
que a la vista de las canas,
como perdidos, es cierto
que se avergüenzan los años
de haber pasado tan presto;
y vamos a que no tuve,
pobre allí, afligido y preso,
otra prenda más a mano,
ni de más valor ni precio
que ese puñal, para seña
(que por ser de extraño maestro,
no fácil de contrahacer,
aseguraba otros riesgos)
de que quien con él viniese,
traía escrita en sus aceros
la carta de más creencia
para mi conocimiento.
 

ADMETO

Ausenteme, y confidentes
después, ¡ay de mí!, escribieron
que el hurto de amor sabido
de su padre, en el primero
horóscopo de la vida
del mísero infante tierno,
con lo agravante de ser
yo de su esclavitud dueño,
y ella de mi libertad,
creció el aborrecimiento
tanto, que a su vista entrambos,
dando a un barquillo un barreno,
mandó echar al mar, en cuyo
(no culpéis que me enternezco)
conflito no se olvidó
de mí; dígalo el efeto
de haber sacado el puñal
por penate de su incendio.
Y pues el cielo ha querido
que a mis manos haya vuelto
por tan no esperado acaso,
¿quién duda que quiere el cielo
que no pague el inocente
yerros del culpado, atento
quizá que los del amor
son los más dorados yerros?
¿Dónde pues esta ese joven?
 

ERIDANO

Antes que lo diga, al cielo
hago testigos, y a cuantos
dioses contienen su imperio,
astros, sol, luna y estrellas,
aire, agua, tierra y fuego,
de que diré la verdad,
o fáltenme todos ellos.
Y así, Eridano...

ADMETO

[Aparte.]
¿Quién duda
que era yo?

ERIDANO

Aunque en mis afectos
fue el preferido, perdone;
que de ese puñal el dueño
Epafo es.

ADMETO

Ya lo había dicho
el corazón acá dentro,
desde el punto que me dio
la vida su noble esfuerzo.
Llégate, Epafo a mis brazos.
 

EPAFO

Aun tus plantas no merezco.

FAETÓN

[Aparte.]
¡Esto más, fortuna mía!

ADMETO

¡Cuánto de que él sea me huelgo!

GALATEA

[Aparte.]
¡Y cuánto me pesa a mí
de que él no sea!

ADMETO

Y supuesto
que con más solemnidad
que el teatro de un desierto,
te han de admitir mis vasallos
por mi hijo y mi heredero,
conmigo a la corte ven,
donde te aclame mi reino
príncipe suyo, trocando
de Epafo el nombre en Peleo,
que es el que en este puñal
la grabazón tiene impreso,
como nombre de mi padre,
que fue su primero dueño.
Ven, pues, y todos decid:
¡viva el príncipe Peleo!
 

SILVIA

¿A ser príncipe le llevan?

BATILLO

Pues ¿de qué es el sentimiento?

SILVIA

¿Qué sé yo si es bueno o malo?

BATILLO

Tan bueno es y tan rebueno,
que un príncipe basta a ser
alborozo de su reino.

SILVIA

Si es así, digamos todos:
¡viva el príncipe Peleo!

EPAFO

Conmigo, Eridano, ven,
que aunque ya otro padre tengo
siempre hijo de tu amor
he de ser.

ERIDANO

Así lo creo
de tu valor.
 

EPAFO

Ven tú, hermano,
conmigo.

FAETÓN

No quiero.
Goza tus dichas sin mí.

AMALTEA

Bien haces en no ir a objeto
ser de la envidia.

FAETÓN

Pues ¿quién
te ha dicho que yo la tengo?
Cuando pienso que soy más,
me valgo yo mí mesmo.

AMALTEA

Pensamiento de amor propio
no pasa de pensamiento.

FAETÓN

Sí pasa, cuando se funda
en altos merecimientos.

AMALTEA

¿Dónde están?
 

GALATEA

En él, y cuando
no estén, ¿es estilo cuerdo
afligir al afligido?

AMALTEA

Pues ¿quién te mete a ti en eso?

GALATEA

Natural amor no más,
que hijas del Sol, le tenemos
las náyades; que no nace
este generoso afecto
de otra causa, como nace
ese odio de otros premios.

AMALTEA

Mísera deidad de vidro,
sujeta a prisión de yelo.

GALATEA

Caduca deidad de flores,
sujeta a embates del cierzo.

AMALTEA

¿Tú competencias conmigo?
 

GALATEA

Dices bien que no puedo
competirte, que no es
competencia el vencimiento.

AMALTEA

Pues llega a mis brazos.

GALATEA

Llega
a los míos.

FAETÓN

Deteneos.

AMALTEA

Este acero.

GALATEA

Este puñal.

LAS DOS

Dirá.

FAETÓN

Mal podrá, que en medio
he de ser blanco de entrambas.
 

AMALTEA

Ya lo eres de mis desprecios.

GALATEA

Ya lo eres de mis favores.

FAETÓN

Veo.

LAS DOS

Aparta.

FAETÓN

¿No habrá, ¡cielos!,
quien entre opuestas deidades
a quien odio y amor debo,
el duelo divida?

MÚSICA

Sí,
hasta que se llegue el tiempo
de saber si es tu fortuna
amor o aborrecimiento.

GALATEA

¿Quién me arrebata? Mas ¿cuándo
no fue vapor mi elemento?
 

AMALTEA

¿Quién me lleva? Pero yo
¿cuándo al aire no obedezco?

FAETÓN

Sin saber quién las divide,
faltan: ¿hasta cuándo, ¡cielos!,
mi vida ha de ser prodigios?
Mas, que me respondió el eco
que a ellas aparta, pues dijo...

ÉL y CORO 3º

Hasta que se llegue el tiempo.

MÚSICA

De saber si es mi fortuna
amor o aborrecimiento.