¡Mientes! Aún queda quien su honor repare
y del traidor al infeliz separe. (Da al conde un golpe mortal, y cae.)
ROD.
¡Teudia!
TEUD.
Señor, cumplí conmigo mismo,
que al vengaros a vos vengué a la España.
ROD.
¡Gracias, Teudia! Hoy me arranca tu heroísmo
mi ruin superstición, a un noble extraña.
Sí, mi pavor con él baje al abismo:
partamos con Pelayo a la montaña,
y logremos, ¡oh Teudia!, por lo menos,
morir en nuestra patria como buenos. (A Romano.)
Padre, dad a ese tronco sepultura
donde repose en paz: mi justo encono
no pasa, no, de su mansión oscura,
aunque el honor de España esté en mi abono.
Yo vuelvo al campo a la pelea dura,
y aunque muera sin huestes y sin trono,
siempre ha de ser, para quien muere honrado,
tumba de rey la fosa del soldado. (Vase con Teudia, y cae el telón.)