Ir al contenido

El ajedrez (Borao y Clemente)/Apéndice/Schachia

De Wikisource, la biblioteca libre.
El ajedrez: Tratado de sus principios fundamentales (1858)
de Jerónimo Borao
Nota: Se respeta la ortografía original de la época
SCHACHIA
POEMA LATINO
DE GERONIMO VIDA
traducido
POR DON ANGEL GALLIFA.

Argumento del poema,


Finge el poeta que, habiendo concurrido á las bodas del Océano Júpiter con su corte, aquel, por obsequiar y divertir á la escelsa concurrencia, mandó traer una tabla y una urna que contenia diversas figuras blancas y negras, hechas de boj, todo lo cual no era otra cosa que el tan difícil y entretenido juego que conocemos nosotros con el nombre de Ajedrez.

El mismo Océano esplica á la celeste reunion la forma del tablero, y el carácter, oficio y marcha de cada una de sus figuras, con más las leyes á que tienen que sujetarse y la colocacion que en la tabla les corresponde.

Despues, Júpiter, para hacer mas grave y solemne el entretenimiento, previene con amenazas que, mientras dure la partida de juego que va á emprenderse, ninguno de los concurrentes haga la menor indicacion; y, llamando á Apolo y á Mercurio, les encarga la direccion del bando que mas acomode á cada cual.

Toma Apolo la de los blancos y Mercurio la de los negros, y la suerte concede al primero la salida ó rompimiento de la batalla.

Sigue esta con varias alternativas y aun alboroto del concurso, hasta que al fin termina con la muerte del rey blanco, que llena del mayor sentimiento á Apolo y de gloria y aplausos á Mercurio, que alcanza el premio ofrecido por Júpiter al vencedor.

Por último, manifiesta el autor cómo se comunicó este juego á los mortales, y de dónde tuvo orígen el nombre con que en Italia se le conoce.

Á Apolo y á Mercurio se les dá en el poema frecuentemente los sobrenombres de Delio y Febo al primero, y al segundo de Silenio, Arcade y Atlántida, ó descendiente nieto de Atlante.




EL
JUEGO DE AJEDREZ.




I.


La efigie de la guerra represento,
una ficcion de lidia verdadera,
fabricado de boj un campamento,
reinos de fuego y fiesta placentera:
y cómo dos monarcas en crüento
combate, entre los dos, y lucha fiera
disputan de la suerte los favores
con rutilantes armas bicolores!

II.


Alzad, ninfas seríades, vuestro canto
y celebrad los ínclitos combates,
la escelsa gloria que con estro santo
cantaron antes los antiguos vates.
No hay camino accesible para tanto;
mas donde quiera ardor que me arrebates,

allí intenta seguirte, aunque sin via,
con ardor juvenil la musa mia.


III.



Regid, diosas, regid al caminante
que riscos cruza y breñas nunca holladas
con pié inseguro y paso vacilante,
mostrándole las sendas ignoradas;
fuerza es que deis alguna luz brillante
del juego que, en las playas dilatadas,
enseñó de la Italia vuestro acento
de Schachida en insigne monumento.


IV.



Júpiter, de los dioses soberano,
en las playas de Mémnon y Etiopía,
las bodas á honrar fué del Oceáno
al que Himeneo con la tierra unía[1].
Allí todo el Olimpo de antemano
alegremente concurrido habia,
y en las riberas de los anchos mares
resonaban mil plácidos cantares.

Página:El ajedrez.djvu/119 Página:El ajedrez.djvu/120 Página:El ajedrez.djvu/121 Página:El ajedrez.djvu/122 Página:El ajedrez.djvu/123 Página:El ajedrez.djvu/124 Página:El ajedrez.djvu/125 Página:El ajedrez.djvu/126 Página:El ajedrez.djvu/127 Página:El ajedrez.djvu/128 Página:El ajedrez.djvu/129 Página:El ajedrez.djvu/130 Página:El ajedrez.djvu/131 Página:El ajedrez.djvu/132 Página:El ajedrez.djvu/133 Página:El ajedrez.djvu/134 Página:El ajedrez.djvu/135 Página:El ajedrez.djvu/136 Página:El ajedrez.djvu/137 Página:El ajedrez.djvu/138 Página:El ajedrez.djvu/139 Página:El ajedrez.djvu/140 Página:El ajedrez.djvu/141 Página:El ajedrez.djvu/142 Página:El ajedrez.djvu/143 Página:El ajedrez.djvu/144 Página:El ajedrez.djvu/145 Página:El ajedrez.djvu/146 Página:El ajedrez.djvu/147 Página:El ajedrez.djvu/148 Página:El ajedrez.djvu/149 Página:El ajedrez.djvu/150 Página:El ajedrez.djvu/151 Página:El ajedrez.djvu/152 Página:El ajedrez.djvu/153 Página:El ajedrez.djvu/154 Página:El ajedrez.djvu/155 Página:El ajedrez.djvu/156 Página:El ajedrez.djvu/157 Página:El ajedrez.djvu/158 Página:El ajedrez.djvu/159 Página:El ajedrez.djvu/160 Página:El ajedrez.djvu/161
  1. Aquí el autor ha padecido un error mitológico; pues, segun Hesiodo, el Océano casó con el cielo, de cuya union nació la tierra. Por consiguiente no pudieron celebrarse las bodas del Océano con la tierra, como dice, ni honrarlas Júpiter con su córte, que existieron muy posteriormente.