El amante hechizado
Volad, pajarillos;
id con Dios, partid;
llevad mi recuerdo
al bien que perdí.
Volad hacia Atenas,
y, al llegar allí,
entrad en su casa
y lind jardín,
y del mazanico,
florido y gentil,
cantad en las ramas,
que ella os pueda oír.
Diréis que a un perjuro
no debe sufrir:
no invoque mi nombre,
no llore por mí.
Esclavo de hechizos
esclavo caí,
y esposa ya tengo
en este país.
Por una hechicera
hechizado fui.
Los ríos hechiza,
y dejan de ir
a la mar sus ondas;
no pueden surgir
las fuentes que sellan
sus conjuros mil.
¿Cómo en mi barquilla
podré yo partir,
si la mar se hiela
en torno de mí?
Renovó el encanto
cuando quise huir
y de niebla obscura
cercado me vi;
ya nieve caía
ya lluvia sin fin.
El sol, si la dejo,
deja de lucir,
y su vuelvo a ella
brilla en el zenit.