El caballo y la mula
Una mula, liviana, nerviosa, ágil y de pie firme, había atravesado sin mayor dificultad un pantano muy pegajoso.
Un caballo percherón, muy pesado, que andaba con ella, también hubiera querido pasar, pero tenía miedo de quedarse empantanado, y estaba en la orilla consultando con la mula.
La mula, criolla vieja, no quería comprometer opinión y se contentaba con decirle:
-Si no puedes, no te metas.
-Pero, ¿podré, amiga? -preguntaba el caballo.
-¿Quién sabe? -contestaba la mula.
Hasta que el caballo pensó que, fuerte como era, de cualquier modo pasaría; y se metió.
Pero después de algunos pasos vio que por su peso entraba en el barro hasta el encuentro, y en vez de moverse ligero y de chapalear para salir, vaciló, se dejó estar, y se atascó del todo.
Y la mula le decía:
-Ya que te metiste, no te hubieras parado.
O no meterse, o tirar fuerte.