El cabello tendido por el manto
Apariencia
- A la Visitación
- Soneto LXXXII
El cabello tendido por el manto, que humilde el sol para corona estima, María llega a que en su prima imprima, amor los brazos, que ella baña en llanto. «Bendito el fruto de tu vientre santo», dice Isabel a su querida prima, y ella responde: «Mi humildad sublima Dios, que por ella me engrandece tanto». El monte se conmueve a su alabanza, y los pastores tan alegremente, que reventaba por hablar un mudo. Juan de contento salta, baila y danza, que el maestro que entonces tiene enfrente, es el más primo que tocar le pudo.