El charlatán
Apariencia
«Si cualquiera de ustedes Se da por las paredes O arroja de un tejado, Y queda, a buen librar, descostillado, Yo me reiré muy bien: importa un pito, Como tenga mi bálsamo exquisito.» Con esta relación un chacharero Gana mucha opinión y más dinero; Pues el vulgo, pendiente de sus labios, Más quiere a un Charlatán que a veinte sabios. Por esta conveniencia Los hay el día de hoy en toda ciencia, Que ocupan, igualmente acreditados, Cátedras, academias y tablados. Prueba de esta verdad será un famoso Doctor en elocuencia, tan copioso En charlatanería, Que ofreció enseñaría A hablar discreto con fecundo pico, En diez años de término, a un borrico. Sábelo el Rey; lo llama, y al momento Le manda dé lecciones a un jumento; Pero bien entendido Que sería, cumpliendo lo ofrecido, Ricamente premiado; Mas cuando no, que moriría ahorcado. El doctor asegura nuevamente Sacar un orador asno elocuente. Dícele callandito un cortesano: «Escuche, buen hermano; Su frescura me espanta: A cáñamo me huele su garganta.» «No temáis, señor mío, Respondió el Charlatán, pues yo me río. ¿En diez años de plazo que tenemos, El Rey, el asno o yo no moriremos?» Nadie encuentra embarazo En dar un largo plazo A importantes negocios; mas no advierte Que ajusta mal su cuenta sin la muerte.