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El coronel Salvañach

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JULIÁN
Yo haga tan malo el partido
en esa junta cuñao,
todos los que yo he topao
güenasos me han parecido.

Dispués que se discursió
como en sermón de capiya,
un mosito cagetiya
con mucha juerza gritó:
«La palabra quiero yo
porque es preciso tratar,
que no pudiendo votar
por los ñudos que nos ponen
los que de este país desponen,
bamos pues a protestar».

El coronel Salvañá,
tomó también la palabra
y dijo, que el que no labra
la eterna felicidá
de su país, tal vez tendrá
que arrepentirse algún día;
porque nunca se debía
en los pueblos liberales.
Permitir los tantos males
como a este suelo aflijían.

Habló tamién del gobierno
y su marcha traicionera,
con tanta verdá ¡si viera!,
Que al más duro ponía tierno.
Yo por él, hasta el infierno
en ese istante arroyaba
y un lindo platicaba
sin tapujos ni encubiertas,
que con las bocas abiertas
tuito el mundo lo escuchaba.

Al momento protestar
resolvió la concurrencia,
yo esperé con impacensia
mi turno para firmar,
y ansí poder remostrar
que tamién al campusano
cuando a la patria un tirano
la pretiende destruir,
se le ha de ver combatir
en la guerra o mano a mano.

Salió aquella montonera
como de una proseción,
y de esa grande riunión
nos salimos campo ajuera
el flete estaba en mi espera.
Mas descansar lo dejé
y preseguimos a pie
con don Miguel conversando,
mientras él me iba contando,
¡la patria en que estao se ve!

¡Bien aiga, barbaridá!
Hasta me parece cierto,
pero que me caiga muerto
si no es la pura verdá...

BALIENTE
¿Que hay, en curiosidá
Nos ha dejao redepente,
apurecé pues y cuente
pa oír el merenjenal.

JULIÁN
Si han visto jamás igual
por esta crus, que reviente.

Comensó por la inscrición...
Venga un trago, que al recuerdo
se me pone el buche lerdo
y falto de espiración.

CENTURIÓN
Tome chupe, que atención
ninguna le ha de faltar,
y apuresé a rilatar
que están prontas las orejas
para que largue sus quejas,
que el viento no ha de yevar.