El dios del siglo
Apariencia
(A Rafoel Salcedo Campo)
No temáis de otro Dios la omnipotencia,
Danzad en torno del Becerro de oro
Y ahogad, ahogad en estruendoso coro
La impertinente voz de la conciencia:
La virtud no es virtud, es impotencia;
Humo el Dios de Israel a quien adoro;
Bien en la faz del pobre sienta el lloro;
Sólo un crimen es crimen: la indigencia.
Amad a vuestro Dios, que sin medida
Envidiados honores os concede
Y con bellas esclavas os convida:
Si de la tumba alzaros él no puede,
Bastante es ya que de vosotros quede
Bajo el mármol aquí. .. carne podrida.
1874