El esqueleto labrador

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Nota: Poema número 94 de Las flores del mal (edición de 1861).

I

En las láminas de anatomía
Que yacen en estos muelles polvorientos,
Donde tanto libro cadavérico
Duerme como una antigua momia,

Dibujos a los cuales la gravedad
Y el saber de un viejo artista,
Por más que el tema sea triste,
Han comunicado la Belleza,

Se ven, lo que hace más completos
Esos misteriosos horrores,
Cavando como labradores,
Desollados y Esqueletos.


II

De este terreno que escarbáis,
Labriegos resignados y lúgubres,
Con todo el esfuerzo de vuestras vértebras,
O de vuestros músculos descarnados,

Decid, ¿qué cosecha extraña,
Forzados salidos del osario,
Arrancasteis y de qué granjero
Habéis llenado el granero?

¿Queréis (¡con un destino harto duro,
Espantoso y claro emblema!)
Mostrar que en la fosa misma
El sueño prometido no es seguro;

Que alrededor nuestro la Nada es traidora;
Que todo, hasta la Muerte, nos mientes,
Y que sempiternamente,
¡Ah! necesitaremos quizá

En algún país desconocido
Cavar la tierra áspera
Y hundir una pesada pala
Bajo nuestro pie sangriento y desnudo?