El lobo y el mastín
Apariencia
Trampas, redes y perros Los celosos pastores disponían En lo oculto del bosque y de los cerros, Porque matar querían A un Lobo por el bárbaro delito De no dejar a vida ni un cabrito. Hallóse cara a cara Un Mastín con el Lobo de repente, Y cada cual se para, Tal como en Zama estaban frente a frente, Antes de la batalla, muy serenos Aníbal y Scipión, ni más ni menos. En esta suspensión, treguas propone El Lobo a su enemigo. El Mastín no se opone, Antes le dice: «Amigo, Es cosa bien extraña, por mi vida, Meterse un señor Lobo a cabricida. Ese cuerpo brioso Y de pujanza fuerte, Que mate al jabalí, que venza al oso. Mas ¿qué dirán al verte Que lo valiente y fiero Empleas en la sangre de un cordero?» El Lobo le responde: «Camarada, Tienes mucha razón; en adelante Propongo no comer sino ensalada.» Se despiden y toman el portante. Informados del hecho Los pastores, se apuran y patean; Agarran al Mastín y le apalean. Digo que fue bien hecho; Pues en vez de ensalada, en aquel año Se fue comiendo el Lobo su rebaño. ¿Con una reprensión, con un consejo Se pretende quitar un vicio añejo?