El pastor que en el monte anduvo al hielo
Apariencia
- Soneto 48
El pastor que en el monte anduvo al hielo, al pie del mismo, derribando un pino, en saliendo el lucero vespertino enciende lumbre y duerme sin recelo. Dejan las aves con la noche el vuelo, el campo el buey, la senda el peregrino, la hoz el trigo, la guadaña el lino; que al fin descansa cuando cubre el cielo. Yo solo, aunque la noche con su manto esparza sueño y cuanto vive aduerma, tengo mis ojos de descanso faltos. Argos los vuelve la ocasión y el llanto, sin vara de Mercurio que los duerma: que los ojos del alma están muy altos.