El recuerdo de la patria

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​El recuerdo de la patria​ de Francisco Martínez de la Rosa


Vi en el Támesis umbrío 
Cien y cien naves cargadas 
De riqueza; 
Vi su inmenso poderío, 
Sus artes tan celebradas, 
Su grandeza; 
Mas el ánima afligida 
Mil suspiros exhalaba 
Y ayes mil; 
Y ver la orilla florida 
Del manso Dauro anhelaba 
Y del Genil. 
Vi de la soberbia corte 
Las damas engalanadas, 
Muy vistosas; 
Vi las bellezas del norte, 
De blanca nieve formadas 
Y de rosas: 
Sus ojos de azul del cielo; 
De oro puro parecía 
Su cabello; 
Bajo transparente velo 
Turgente el seno se vía, 
Blanco y bello. 
¿Mas qué valen los brocados, 
Las sedas y pedrería 
De la ciudad? 
¿Qué los rostros sonrosados, 
La blancura y gallardía, 
Ni la beldad? 
Con mostrarse mi zagala, 
De blanco lino vestida, 
Fresca y pura, 
Condena la inútil gala, 
Y se esconde confundida 
La hermosura. 
¿Dó hallar en climas helados 
Sus negros ojos graciosos, 
Que son fuego, 
Ora me miren airados, 
Ora roben cariñosos 
Mi sosiego. 
¿Dó la negra cabellera 
Que al ébano se aventaja? 
¿Y el pie leve, 
Que al triscar por la pradera, 
Ni las tiernas flores aja, 
Ni aun las mueve?... 
Doncellas las del Genil, 
Vuestra tez escurecida 
No trocara 
Por los rostros de marfil 
Que Albïon envanecida 
Me mostrara. 
Padre Dauro, manso río 
De las arenas doradas, 
Dígnate oír 
Los votos del pecho mío; 
Y en tus márgenes sagradas 
Logre morir. 



(En Londres, año de 1811)