El rezo de un dacio

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El rezo de un dacio de Mihai Eminescu

Cuando no había muerte, y nada inmortal,

Ni la semilla de la luz generadora de vida,

No había hoy, mañana, ni ayer, ni desde siempre,

Porque todo era en uno y uno era en todo;

Cuando la tierra, el firmamento, el mundo entero,

Eran entre aquellos que nunca habían existido,

Entonces Estabas solo, así que me pregunto :

¿ Quién es el dios al que todos alabamos ?


Él, único dios, antes de todos los dioses,

Desde un abismo de aguas dio poder a una chispe,

Dio almas a los dioses y felicidad al mundo,

Él es el manantial de redención de la humanidad :

¡ Arriba, mirad con vuestros corazones ! Cantad en su honor,

¡ Él es el fin de la muerte y la resurrección de la vida !


Él me dio los ojos para ver la luz del día,

Y llenó mi corazón con el encanto de la compasión,

En el estruendo de los vientos oí su andar,

En voz embelesada por una canción sentí su tierno verso,

Y después de todo esto pido un solo suplemento :

¡ Permíteme entrar en el reposo eterno !


Maldiga a cualquiera que sintiere pena para mí,

Bendiga a cualquiera que me oprimiere,

Escuche cualquier boca que quisiere insultarme,

Poder dé al brazo que quisiere matarme,

Y entre los hombres que sea el primero

Él que me robare la piedra de mi tumba.


Rechazado por todo el mundo quiero pasar por mis años,

Hasta que sentiré que no me quedan lágrimas,

Que cualquier persona se convierte en un enemigo para mí,

Que ya mi propio ser no lo puedo reconocer,

Porque la tormenta y el dolor habrán petrificado mi corazón,

Que puedo maldecir a mi madre, a la que tanto he querido -

Cuando el odio más grande me parecerá amor

Quizás olvidaré mi dolor y conseguiré morir.


Extraño y sin ley si moriré - entonces

Mi cadáver indigno sea tirado en una calleja,

Y, a ese, Padre, dale corona con diamantes,

Quien azuzará los perros a rasgarlo;

Y a ese que con piedras desfigurará mi cara,

¡ Ten misericordia, Padre, y dale vida eterna !


Solo así, Padre, te puedo agradecer

Por haberme dado la suerte de vivir en el mundo.

Para pedir tu ayuda no bajaré mi cabeza,

A odio y maldiciones te quiero conmover,

Sentir que de tu soplo mi soplo se acaba

¡ Y que desaparezco en la oscuridad eterna !