El surtidor
¡Tus hermosos ojos están fatigados, pobre amante!
Quédate mucho tiempo, sin volverlos a abrir,
En esa postura indolente
En que te sorprendió el placer.
En el patio el surtidor que brota
Y no se calla ni de noche ni de día,
Entretiene dulcemente el éxtasis
En que, en esta tarde me sumió el amor.
El haz desparramado
En mil flores,
Donde Febo gozoso
Pone sus colores,
Cae cual una lluvia
De prolongadas lágrimas.
Así tu alma que enciende
El ardiente rayo de las voluptuosidades
Se arroja, rápida y atrevida,
Hacia la amplitud de los cielos encantados.
Luego, ella se derrama moribunda,
En una oleada de triste languidez,
Que por una invisible pendiente
Desciende hasta el fondo de mi corazón.
El haz desparramado
En mil flores,
Donde Febo gozoso
Pone sus colores,
Cae cual una lluvia
De prolongadas lágrimas.
¡Oh tú a quien la noche torna tan bella,
Qué dulce me es, inclinando sobre tus senos,
Escuchar la queja eterna
Que solloza en las fuentes!
Luna, agua sonora, noche bendita,
Árboles que tembláis alrededor,
Vuestra pura melancolía
Es el espejo de mi amor.
El haz desparramado
En mil flores,
Donde Febo gozoso
Pone sus colores
Cae como una lluvia
De prolongadas lágrimas.