El surtidor de oro
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Vibre, mi musa, el surtidor de oro, la taza rosa de tu boca en besos; de las espumas armoniosoas surja vivo, supremo, misterioso, eterno, el amante ideal, el esculpido en prodigios de almas y de cuerpos; debe ser vivo a fuerza de soñado, que sangre y alma se me va en los sueños; ha de nacer a deslumbrar la Vida, ¡y ha de ser ser un dios nuevo! Las culebras azules en sus venas se nutren del milagro en mi cerebro... Selle, mi musa, el sutidor de oro, la taza rosa de tu boca en besos; el amante ideal, el esculpido en prodigios de almas y de cuerpos, arraigando las uñas extrahumanas en mi carne, solloza en mis ensueños: -Yo no quiero más vida que tu vida, son en ti los supremos elementos; ¡déjame bajo el cielo de tu alma, en la cálida tierra de tu cuerpo!- -¡Selle, mi musa, el surtidor de oro, la taza rosa de tu boca en besos!