El suspiro y la lágrima
— A donde vas? — una furtiva lágrima
Le preguntó á un suspiro —
¿Cual todos tus hermanos vas al viento
Sin rumbo y sin destino?
— Voy en alas del viento do me manda
Un pecho conmovido —
Dijo al pasar junto á la tibia lágrima
El íntimo suspiro —
Voy á un punto del cielo muy remoto,
Pero con rumbo fijo,
Y nadie vé la senda misteriosa
Por donde yo camino.
Tiene poder sobrado quien me manda,
De la piedad soy hijo
Adiós! — y echó á volar; y ya al perderse
En el inmenso espacio de zafíro
— ¿Adonde vas, — la lágrima repite —
Adonde?
— Al Paraiso.
Entretanto la lágrima del ojo
Á tierra hubo caído,
Envidiando, ya fría y casi yerta,
La dicha del suspiro.
— Ay, yo también salí callado y triste
De un pecho conmovido
Por el dolor y el hambre de los pobres
Sin amparo ni abrigo;
He salido de un alma que sufría,
La caridad me hizo.
Y he de morir en el inmundo polvo?
Desconozco el camino
Para llegar á donde van, como ése,
Felices los suspiros.
En tanto vino el frío de la aurora,
Y leve niebla coronando el río
Se fué elevando como polvo de oro
Y se perdió en el cóncavo infinito....
Allí subió la lágrima, siguiendo
La huella del suspiro,
Hasta llegar, como él, hasta las plantas
De Dios en el eterno paraiso.