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El torrente y el río

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El torrente y el río
de Félix María Samaniego


Despeñado un Torrente
De un encumbrado cerro 
Caía en una peña,
Y atronaba el recinto con su estruendo. 
Seguido de ladrones
Un triste pasajero, 
Despreciando el ruido, 
Atravesó el raudal sin desaliento; 
Que es común en los hombres 
Poseídos del miedo,
Para salvar la vida,
Exponerla tal vez a mayor riesgo. 
Llegaron los bandidos, 
Practicaron lo mesmo
Que antes el caminante,
Y fueron en su alcance y seguimiento. 
Encontró el miserable
De allí a muy poco trecho 
Un Río caudaloso,
Que corría apacible y con silencio. 
Con tan buenas señales,
Y el próspero suceso
Del raudal bullicioso, 
Determinó vadearle sin recelo; 
Mas apenas dio un paso 
Pagó su desacuerdo, 
Quedando sepultado
En las aleves aguas sin remedio. 



Temamos los peligros
De designios secretos; 
Que el ruidoso aparato
Si no se desvanece, anuncia el riesgo.