El vizcachón previsor
A los viejos les gusta amontonar. Será que no pudiendo ya producir, tienen miedo de quedarse de repente desamparados, y al fin, hacen muy bien.
Un vizcachón viejo, viudo, sin hijos, sin familia, amontonaba en su cueva todo lo que podía encontrar. Unos jóvenes sin experiencia creían que lo hacía por avaricia y se burlaban de él, haciéndole ver que cuando se muriese, lo que no podía tardar, por su edad avanzada, todo iba a caer en manos de indiferentes, parientes lejanos, o quién sabe quién, y que haría mucho mejor en gastarlo todo desde luego.
-¿De qué le sirve -decían- cuidarse del día de mañana, cuando probablemente no lo alcanzará usted a ver?
-Es que más me gusta, muchachos -contestó el viejo-, correr el riesgo de enriquecer por mi muerte aún a mi peor enemigo, que el de quedar, en vida, a cargo de mi mejor amigo.