Elementos de economía política: 09
Apariencia
§. IV. Del precio original.
[editar] 49. En el análisis de la producción importa mucho distinguir del precio corriente el precio original, al que J. B. Say, en sus primeras obras, da también el nombre de precio real. Adan Smith le llama precio natural. Say no ha adoptado esta última palabra en el sentido de Smith, antes bien la considera como un sinónimo del precio corriente, porque éste, en efecto, estableciéndose por sí mismo, es el más natural, sin dejar de ser también real.
Por precio original entiende J. B. Say la suma de los gastos de producción la primera vez que el producto aparece en el mundo; ahora bien, este precio original es una escala móvil, pues varía a cada instante cada vez que se da al producto una nueva labor, labor agrícola, fabril o comercial. Sin embargo, podemos considerarle como fijo en un momento dado, y entonces es, como ha dicho muy bien Scialoja, «el centro inmóvil al cual, en sus oscilaciones, tiende el precio de venta (o precio corriente); y la oferta y el pedido pueden compararse a una fuerza centrífuga, variable, contenida sin cesar por una fuerza centrípeta, constante.»
50. Más adelante veremos que los gastos de producción pueden bajar sin que se perjudique el productor; por consiguiente, la baja del precio original no le es perjudicial; por el contrario, esa baja es ventajosísima para la sociedad, en especial cuando recae sobre todos los productos a la vez, porque entonces equivale a un aumento de riquezas.
51. Este modo de ver permite dar la solución de una de las cuestiones más controvertidas de la economía política. Si la riqueza general es la reunión del valor de todas las cosas, ¿por qué una nación es tanto más rica cuanto más baratas están en ella todas esas cosas?... Porque como nuestra riqueza consiste en una cierta cantidad de fondos productivos, tanto es más considerable, como dice J. B. Say, cuanto más productos pueden adquirir con su empleo esos fondos productivos, lo cual sucede cuando aquellos están al menor precio posible. Así se explica el bienestar más general de cincuenta años a esta parte, a tal punto que simples artesanos viven en el día con más holgura y son más instruidos que en otro tiempo los príncipes.