Elogio de la Canción (Mistral)
Apariencia
¡Boca temblorosa, boca de canción: boca, la de Teócrito y de Salomón! La mayor caricia que recibe el mundo, abrazo el más vivo, beso el más profundo. Es el beso ardiente de una canción: la de Anacreonte o de Salomón. Como el pino mana su resina suave, como va espesándose el plumón del ave, entre las entrañas se hace la canción, y un hombre la vierte blanco de pasión. Todo ha sido sorbo, para las canciones: cielo, tierra, mares, civilizaciones... Cabe el mundo entero en una canción: se trenza hecha mirto con el corazón. Alabo las bocas que dieron canción la de Omar Khayyam, la de Salomón. Hombre, carne ciega, el rostro levanta a la maravilla del hombre que canta. Todo lo que tú amas en tierra y en cielo, está entre tus labios pálidos de anhelo. Y cuando te pones su canto a escuchar, tus entrañas se hacen vivas como el mar. Vivió en el Anáhuac, también en Sión: es Netzagualcoyotl como Salomón. Aguijón de abeja lleva la canción: aunque va enmielada punza de aflicción. Reyes y mendigos mecen sus rodillas: mueve ella las almas como las gavillas. Amad al que trae boca de canción: el cantor es madre de la Creación. Se llamó Petrarca, se llama Tagore: numerosos nombres del inmenso amor. ENVÍO México, te alabo, en esta garganta, porque hecha de limo de tus ríos, canta. Paisaje de Anáhuac, suave amor eterno, en estas estrofas te has hecho falerno. Al que te ha cantado digo bendición: por Netzahualcoyotl Y por Salomón!