En la tribulación
Apariencia
Antes que fuese el Tiempo en la medida, era la Eternidad en el vacío; y Tú en la Eternidad eras, Dios mío, ser increpado, Verbo de la vida. «¡Sea!» dijiste; y fue de Ti nacida la Creación cual desatado río; que, a tanta potestad de tu albedrío, nació la muerte a la existencia unida. Ahora dime, Señor (para que sienta fecundo mi pesar, y espere en calma a que se rompa la fatal concordia), Si este algo del no ser que me atormenta es mi esencia inmortal, ¡el yo del alma! Que ha de encontrar en Ti misericordia.