En las almenas de Toro...

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En las almenas de Toro...
de Anónimo
 		     
        En las almenas de Toro, 		
	allí estaba una doncella, 		
	vestida de negros paños, 		
	reluciente como estrella; 		
	pasara el rey don Alonso,	 	
	namorado se había de ella, 		
	dice: -Si es hija de rey 		
	que se casaría con ella, 		
	y si es hija de duque 		
	serviría por manceba. 	 	
	Allí hablara el buen Cid, 		
	estas palabras dijera: 		
	-Vuestra hermana es, señor, 		
	vuestra hermana es aquella. 		
	-Si mi hermana es, dijo el rey, 	 	
	fuego malo encienda en ella. 		
	Llámenme mis ballesteros, 		
	tírenle sendas saetas, 		
	y aquel que la errare 		
	que le corten la cabeza. 		
	Allí hablara el buen Cid, 		
	de esta suerte respondiera: 		
	-Mas aquel que la tirare, 		
	pase por la misma pena. 		
	-Ios de mis tiendas, Cid, 	 	
	no quiero que estéis en ellas. 		
	-Pláceme, respondió el Cid, 		
	que son viejas, y no nuevas; 		
	irme he yo para las mías 		
	que son de brocado y seda, 		
	que no las gané holgando, 		
	ni bebiendo en la taberna, 		
	ganélas en las batallas 		
	con mi lanza y mi bandera.