En sortijas y flores de oro ardiente

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​En sortijas y flores de oro ardiente​ de Fernando de Herrera


 En sortijas y flores de oro ardiente,   
 de perlas y rubíes coronada,   
 con hermosas figuras enlazada,   
 cercó mi Luz la bella blanca frente.   
 

 Los olores que siembran en oriente,  
 y la ámbar que en sus hebras fue sagrada,   
 se movieron con la aura sosegada,   
 cual en el manso mar el sol luciente.   
 

 Espíritus de amor en aquel fuego   
 armaron las saetas y cadena  
 y ardió el cruel, herido preso cuello.   
 

 Yo, traspasado el pecho quedé ciego;   
 mas fue mucho mayor mi acerba pena   
 que en llama eterna me enredó el cabello.