Juego infantil en el que intervienen 20 o más niños, situados en una fila de frente y divididos en dos bandos iguales (A y B) y colocados sobre la misma "línea de barra" C, CH, (V. la figura adjunta). El que desafía del partido A., "en campaña", se sitúa en el punto 0, colocado a ocho o diez pasos delante del centro de la línea de barra C.—CH. A la voz de "¡barra!", un adversario del partido B se pone inmediatamente en su persecución. Un jugador del partido A sale casi tan pronto como este último a salvar a su compañero. Otro del partido B parte, tomando barra sobre el que ha salido inmediatamente antes que él, y no puede ser tomado sino por el que le sigue en el orden de partida. Cuando alguno de los barristas es alcanzado por el adversario, se declara "¡preso!" y se le coloca, como tal, en una esquina del patio, frente al bando enemigo. Luego su partido pide barra, para libertarlo, y a la voz "¡dicha!" de los adversarios, manda un campeón corredor para que le dé un golpe en la mano que tiene extendida; si alcanza a libertarlo, vuelve el preso a su campo, y el que lo libró, queda "en campaña", y si no lo consigue, va en calidad de preso al lado de su compañero, en cuyo caso, vuelven a pedir barra para libertar a sus prisioneros, por orden de antigüedad. Si los dos partidos tienen presos, los libertan alternativamente, y cuando hay igual número, se conviene que tienen barra al mismo tiempo, y dicen: "¡El que liberta, liberta!". El campo que liberta primero, gana el juego, y el que completa el número de cautivos fijado, lo pierde. Los presos, en el momento de ser libertados, deben estar tomados de la mano, y el primero con un pie en la cárcel.