Enciclopedia Chilena/Folclore/Hijo de los animales, El, Mito
Para ver el documento original completo, haga clic en la imagen. |
El Hijo de los animales
Artículo de la Enciclopedia Chilena
Este artículo es parte de la Enciclopedia Chilena, un proyecto realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile entre 1948 y 1971.
Código identificatorio: ECH-2902/09
Título: El Hijo de los animales
Categoría: Folclore
Mito de los animales, El. Mito. Mito relatado a S. de Saunière por Ramón Trincao, de Rio Bueno, e inserto por ella en sus "Cuentos Populares Araucanos y Chilenos" (en la Rev. Chil. de Hist. y Geogr., N°25, Santiago, 1917). Los indígenas tuvieron una guerra, y entre los guerreros se encontraba Calvuñil, a quien su mujer había prometido esperar hasta que regresara, sin juntarse con otro. La guerra se prolongó, y aquel no regresó, como tampoco muchos otros. Un indio se introdujo entónces en su ruca y le propuso que contrajeras matrimonio. Ella se resistió, pero fué violentada por él y quedó encinta. Supo entónces que su marido regresaría. Temió que éste, al reconocer su estado, la mataría, por lo cual huyó a la cordillera antes que llegara. Caminó muchos días, hasta llegar al país de los animales. Al verse tan sola entre ellos, le dió susto, y murió de pánico. Pero antes de expirar, dió a luz una criatura, que se puso a llorar. Estaba completamente abandonada en aquella soledad, y nadie podía preocuparse de ella. Pero se le acercaron todos los animales:los leones, tigres, guanacos, huemules, avestruces, zorros, chingues,huillines y venados. Todos rodearon al recién nacido. Pero también lo hicieron la araña, la hormiga y la mosca. Y no faltaron las aves, grandes y chicas, que también lo acompañaron. Se enteraron así de que la madre había muerto, la que enterraron, pero en seguida acordaron preocuparse entre todos del recién nacido, que era varón. Para este efecto, cada animal ordenó a su hembra que lo criara, alternándose todas. A esto se debió que el niño aprendiera al mismo tiempo la lengua de los animales. Además, aprendió de ellos muchas cosas útiles. Sobre todo, llegó a ser un gran cazador y un buen compañero, muy querido por todos sus amigos. Cuando ya era grande, manifestó que tenía interés por irse a la tierra de que había provenido su madre, a fin de conocerla. Se reunieron entónces todos los animales, y cada uno le dió una prenda. Le explicaron que si las besaba, se podría transformar de inmediato en el animal que se la había dado. De ese modo, se llevó un pelo de los leones, tigres, guanacos y huemules, que ellos se arrancaron; las aves le entregaron una pluma; la araña, un hilo; la mosca y la hormiga, un escupo. De esto modo, cada uno de los animales le dió alguna prenda. Finalmente, se alejó, acompañado por las aves. Y la hormiga se trepó encima de él y dijo que se iría con él. Caminando el indio, llegó a una cueva habitada por un enorme animal cabezudo y que se devoraba a quienes pasaban carca de la entrada. No le tuvo miedo, sino que sacó el escupo de un mosquito y lo besó: de inmediato se transformó en mosquito y se introdujo en la nariz del monstruo. No sabía éste cómo defenderse, revolcándose finalmente por el suelo, y como la molestia continuaba, se arrastró hacia afuera y finalmente se despeñó. El jóven pidió entónces ser transformado otra vez en hombre, lo que consiguió de inmediato. Corrió hacia el sitio en que se encontraba el monstruo y le cortó la cabeza, regresando a la montaña. Se le encaramó de nuevo la hormiga, que lo estaba esperando en un agujero. Llegó al mar, donde se encontró con un gran pez que lo quería devorar. Sacó entónces una pluma de gaviota y la besó, transformándose de inmediato en esa ave, y se colocó sobre el cuerpo del pez. Allá pidió ser transformado otra vez en hombre, y con su cuchillo le reventó los ojos al pez. Como éste ya no veía encalló en la orilla, donde el jóven lo mató, confeccionándose su vestuario con el cuero. Volvió a tomar a la hormiga, y continuó la marcha. Vio una elevada montaña de la que salía humo, y la hormiga le explicó que en ella vivía un Cherruve, que mataba a todos los que se acercaran. Sin temor alguno, el joven subió al volcán, donde encontró a un enano negro sentado en la entrada de la ruca del Cherruve. Le pidió que lo llevara a su presencia, pero aquel le hizo ver que su amo lo mataría. Ante la insistencia del jóven, salió finalmente el Cherruve, vomitando llamas por la boca y precipitándose sobre él. Pero éste besó el hilo de la araña y se transformó en ese animal. Corrió sobre el Cherruve, trepando en él desde atrás. Se le introdujo en una oreja y le mordió el cerebro. El Cherruve se volvió loco y finalmente se murió, porque la araña se comió todo el cerebro. En seguida se transformó otra vez en hombre y mató también al enano. Entró a la ruca y encontró en ella a una hermosa mujer, amarrada en un rincón. Como nunca había visto algo similar, preguntó a la hormiga que clase de animal era, a lo que ésta le explicó lo siguiente: - Se llama mujer, y es un ser que puede ser muy bueno o muy malo y que es capaz de dar al hombre la felicidad o la desgracia. - Poco no importa -dijo el indiecito- ; yo en todo caso quiero llevármela. Como la muchacha estaba dormida, el joven se transformó en golondrina y la despertó con la punta de sus alas. Ella lo miró, se puso a llorar y le dijo: - ¿Por qué me has despertado? Estaba soñando con mi madre y parientes, y ahora que estoy despierta se que me va a matar el Cherruve, a quién me entregó mi padre en cambio del agua que él tiene encerrada. Pidió entónces el joven ser transformado otra vea en hombre. Al verlo, la muchacha se asustó mucho, pero él le manifestó que no tuviera miedo, pues se la devolvería a sus padres. Le preguntó, además, donde se encontraba el agua de que había hablado. La joven señaló a un hoyo que se encontraba al fondo de la ruca, del cual salía humo. El joven se transformó entonces en erizo, formando una bola y dejándose caer en el hoyo. Cuando alcanzó el fondo, vió el agua amarrada, la desató, y a fin de poder salir se transformó en ratón, escarbando un caminito que aprovechó también el agua, la que se precipita en seguida al valle. El joven subió otra vez al volcán, donde se transformó en huemul, llevándose en ancas a la jóven. Bajaron al valle, donde se encontraron con unos hombres malos, que se dedicaban a asaltar a los caminantes. El jóven se transformó en un león y los mató, quitándoles el dinero que habían reunido. Volvió a transformarse en huemul, y siguió el camino con la joven a cuesta. Llagaron a orillas de una laguna muy ancha, y para cruzarla, el jóven se transformó en un ave de gran tamaño, llevándola así al otro lado. Llegaron así a la ruca de los padres de la muchacha, a quienes entregó al dinero que había quitado a los salteadores y pagando con él precio de la joven, con quién contrajo matrimonio. Aún cuando el cuento tiene mucha similitud con algunos del Viejo Mundo, los elementos que lo integran son netamente araucanos, como ser, el derecho del marido de matar a una mujer infiel; los animales que intervienen en la crianza del niño; el monstruo que cuida la cueva, poco definido en el relato, pero que podría ser un Lampalahua; el Cherruve; e incluso la entrega de la muchacha, de parte del padre, para conseguir el agua que éste le había cortado. La transformación de un ser humano en un animal y viceversa es muy característica para las influencias totemísticas, indudablemente existentes en la cultura araucana. |