Enciclopedia Chilena/Partidos políticos/Federalista, Partido

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Federalista, Partido
Artículo de la Enciclopedia Chilena

Este artículo es parte de la Enciclopedia Chilena, un proyecto realizado por la Biblioteca del Congreso Nacional de Chile entre 1948 y 1971.
Código identificatorio: ECH-2838/40
Título: Federalista, Partido
Categoría: Partidos políticos


PARTIDO FEDERALISTA[editar]

Historia[editar]

El llamado "Partido Federalista", constituyó un bando político, no organizado ostensiblemente como partido político, que se formó a la caída del gobierno de O'Higgins y que era encabezado por José Miguel Infante. Sostenía que el sistema unitario en que Chile estaba organizado, con un gobierno cuyas facultades se extendían hasta llegar a los menores detalles regionales, era profundamente perjudicial; y preconizaba, en cambio, el establecimiento de un "sistema federal", semejante al que existía en Estados Unidos de Norte América, y en virtud del cual la República se constituye con provincias semiautónomas, que tienen sus propios gobiernos, sus propios recursos y dependen del poder centra sólo en cuanto a determinados aspectos.

En 1825, gobernaba Chile el Director Supremo Ramón Freire. Con motivo de la expedición a Chiloé que éste realizara, asumió el mando un Consejo Directorial, compuesto por José Miguel Infante, Joaquín Campino, José María Novoa y Manuel José Gandarillas. En este Consejo había dos federalistas decididos, que eran Infante y Campino. Ambos trataron de implantar el sistema antes de que Freire regresara. Para tal efecto presentaron al Consejo un "proyecto de reglamento provisorio para la administración de las provincias". En tal reglamento, se dividía al país en 8 provincias (Coquimbo, Aconcagua, Santiago, Colchagua, Maule, Concepción, Valdivia y Chiloé); cada provincia debía elegir un Gobernador-Intendente; y se determinaban algunas atribuciones de carácter regional. Provocó alguna discusión en el Consejo y, en definitiva, sólo se dictó un decreto dividiendo al país en las ocho provincias indicadas en lugar de las tres (Santiago, Concepción y Coquimbo) que entonces existían. Aunque incompletamente, este decreto constitui Con posterioridad, los federalistas realizaron una activa propaganda en favor de sus ideas, encontrando adeptos en todos los bandos que en la época existían.

Los principales propagandistas fueron José Miguel Infante y el boliviano Manuel Aniceto Padilla. Verbalmente y por escrito, sostuvieron que mediante este sistema las provincias podrían igualarse a la capital y podrían gobernarse por sí solas, con las consiguientes ventajas que esto significaría. Naturalmente, como consecuencia de esta propaganda, se incrementaron las rivalidades entre la capital y los principales centros de aquella época, que eran Concepción y La Serena.

Las ideas federalistas cundieron en forma extraordinaria. Se produjo en el país una especie de sugestión, tal vez poco conocida hasta entonces. Los federalistas aparecieron por todas partes, en los más diversos ambientes y dentro de las más variadas ideologías políticas. Padilla obtuvo numerosos adeptos en las clases modestas de la capital y de provincias, especialmente en quienes eran contrarios a las ideas de orden y disciplina, porque el federalismo llevaba en sí un germen de disolución política. Infante logró adeptos en forma increíble entre destacados personeros políticos y sociales de la época. Así, fueron federalistas los señores José Ignacio Cienfuegos, Joaquín Campino, Francisco Ramón Vicuña, Diego Antonio Elizondo, José Silvestre Lazo, el clérigo Juan Fariña, etc.

Hacia 1826, el partido o bando "Federalista", constituía, pues, una fuerza política poderosa en el país.

Sus principios doctrinarios se encuentran esencialmente en las ideas federales implantadas por la Constitución Política de los Estados Unidos y tenían au raíz nacional en las rivalidades que desde la época colonial existían entre Santiago y las provincias, por razones más bien mentales y de idiosincracia regional, que de diferencias profundas. Se ha creído ver también en su trasfondo doctrinario influencias de la Revolución Francesa, en cuanto tendía a debilitar al Ejecutivo y establecer una eventual defensa de las provincias en contra de la tiranía. Infante decía: "Creo que este es el día en que empiezan a temblar los tiranos y los hombres libres a llenarse de consuelo, al oír decir "federación". Y añadía José Silvestre Lazo: "En la federación veo un antemural contra la opresión y la mejor garantía de la libertad de los pueblos".

"El Federalismo, dice Encina, se convirtió en una especie de virus sutil..... que se infiltraba por los poros".

En 1826 se llamó al país a elecciones para un Congreso Constituyente. Aquella fué la ocasión para el Partido Federalista. Debido a la gran propagación de sus principios y a la depresión en que se encontraban otros bandos, logró triunfar ampliamente, dominando el congreso en forma absoluta. Fueron elegidos 56 diputados propietarios y 49 suplentes, de todos los cuales más de la mitad eran decididamente federalistas. Entre ellos estaban Juan Albano, José Ignacio Cienfuegos, Diego Elizondo, José Miguel Infante, Joaquín Campino, José Gregorio Argomedo, Diego Benavente, Luis de la Cruz y Juan Egaña. Los primeros, ardientes federalistas; los cuatro últimos, levemente desafectos con el sistema federal.

Los diputados por Coquimbo, Cauquenes y otros distritos traían, además, orden expresa de propiciar en el congreso el establecimiento del federalismo.

El diputado por Cauquenes, don Francisco Fernández, presentó en la sesión de 6 de julio de 1826 un proyecto "para que la República de Chile se constituya por sistema federal". Tal proyecto dió origen a una amplia discusión, en la que se dilusidaron eruditamente los conceptos de federalismo, unitarismo, democracia, república, etc. Terminó por ser aprobado por 35 votos contra 2; y el 14 del mismo mes, el ejecutivo lo promulgó como ley de la república.

Por lo tanto, las ideas del Partido Federalista triunfaban en el país. El territorio nacional quedó dividido en ocho provincias; y en cada una de ellas se estableció una Asamblea Provincial y un Intendente, debiendo una y otro ser elegidos por votación popular. Las demás autoridades, incluso los curas párrafos, debían también ser elegidos en votación popular.

Graves inconvenientes trajo dentro de poco el régimen federal. Entre las provincias se originaron discusiones e incidentes, tanto por la demarcación de sus deslindes como por la fijación de la ciudad capital. En las elecciones locales hubo también reyertas y desmanes, que no corresponde detallar aquí. El Partido Federalista, que había propiciado e implantado este sistema, sufrió con estos hechos un grave descrédito. Bien pronto se consideró el sistema como fracasado y muchos de los mismos que lo habían apoyado se convirtieron en sus contrarios.

En junio de 1827 el Congreso, ante la hostilidad de la opinión pública y el fracaso del sistema federal, acordó disolverse. Posteriormente, el presidente don Francisco Antonio Pinto puso término al fracasado sistema federal.

El Partido Federalista no puede, sin embargo, darse por terminado después de estos acontecimientos, pues hubo con posterioridad varios repuntes de su actividad. La Asamblea Provincial de Aconcagua, con conocimiento de José Miguel Infante, después de la disolución de Congreso, aprobó un acuerdo que en el fondo significaba declararse autónoma. "Por no exisitir autoridad nacional legislativa, decía, entra a gobernarse a si misma y a percibir el producto de todos los impuestos". Tal intento, naturalmente, fue reprimido por el gobierno de Santiago.

Los adeptos del federalismo fueron disminuyendo cada vez más, no obs tante los esfuerzos de José Miguel Infante para mantener sus principios, aún cuando sólo fuera en el plano doctriniario y para defenderlos de los ataques que ahora surgían de todas partes. Infante fundó el periódico "El Valdiviano Federal" para estos efectos, que se publicó desde el 1º de diciembre de 1827, hasta abril de 1844, fecha de su fallecimiento. Pero el grupo federalista y sus ideas habían desaparecido hacía muchos años y no volverían a tener auge en el país.

Bibliografía[editar]

  • Encina, Francisco A. Historia de Chile. Tomo 9. 1948.
  • Galdames, Luis. Histona de Chile. 1944.
  • Figueroa, Virgilio. Diccionario Histórico y Biográfico de Chile. Tomo 3. 1929.
  • León Echaiz, René. Evolución Histórica de los Partidos Políticos Chilenos. 1939.
  • Valencia, Luis. Anales de la República. 1951.