Esopo y Proteo
Cuando Proteo vio que entraba Esopo
en los Campos Elíseos, sonriendo,
dijo: -«¡Bienhaya el Genio soberano
»que me depara tan feliz encuentro!
»En este sitio de eternal ventura,
»en estos bosques de verdor perpetuo,
»entre el perfume del jazmín y el lirio,
»y al murmurio apacible del Leteo,
»se unirán nuestras sombras fraternales
»en dulce lazo estrecho.
»Junto a mí ven. Un sucesor glorioso
»en ti tuve en el mundo.»-
-«No te entiendo.»-
-«¿Ignoras que solía transformarme
»en jabalí, en león, en agua, en fuego,
»en cuanto deseaba? Y ¿por ventura,
»no hiciste tú lo mesmo?
»¿No tomaste cien máscaras distintas,
»y, oculto tras su velo,
»inventaste tus fábulas discretas,
»tus inmortales cuentos?
»¿No hallas afinidad entre nosotros?»-
Y contestole el frigio: -«No, por cierto;
»tú pretendías ocultar tu ciencia
»con ridículo empeño,
»y yo vertí la luz de la enseñanza
»por todo el universo.»-