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Flechas rojas/X

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Desde la soledad de mi retiro,
en donde hoy solo a laborar me entrego,
en una cumbre trágica te miro
radiar como un crepúsculo de fuego.

Y oigo el desesperante vocerío
de los que hollando hasta su propio aprecio,
sueñan para con la invectiva el río
que arrollándolos va con su desprecio.

Yo, desde aquí, desde el crestón de un monte
que el mar azota, tiendo al horizonte
el arco de mi lira atormentada

y disparo la flecha de mis versos...
¿Ves? ¡Los ruines, los falsos, los perversos,
se retuercen!... ¡La flecha está clavada!