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Gotas de sangre/El doctor Zoquete

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El doctor Zoquete


Si la ogresa Juana Weber, de quien tantas veces he hablado en este sitio, no fuese analfabeta, podría suponérsela tocada de la monomanía de hacer hablar de ella a los papeles.

Absuelta una vez más de la acusación de haber estrangulado una criatura, hija del aldeano Bavouzet, quién le hizo el disparatado servicio de recogerla en su propia casa, Juana Weber, mostrándose confusa y arrepentida de liviandades que no podía negar, aceptó el asilo que le propuso su bienhechor, el exmagistrado Bonjean; pero poco después huyó de él, dejándole con tres palmos de narices. Volvió el buen señor a recogerla; volvió ella a escaparse, y después de servir en dos casas de familias con niños, que de milagro no han muerto estrangulados, vino a correrla a París, donde la prendieron unos guardias que cazaban prostitutas. Y ahora dice el bendito ex magistrado que no hay forma de meter en cintura a la ogresa y que todo lo que queda que hacer es meterla en un manicomio, «para evitar que cometa un crimen».

Pero... ¿no los cometió antes?... Ella misma, al ser aprehendida anoche, declaró que sí es verdad que estranguló a una de sus sobrinitas; pero esta confesión se ha achacado a locura mental. De nada sirvió, cuando la Juana fue procesada por esta misteriosa muerte, a la que siguieron otras no menos misteriosas, la declaración del padre y del vecindario de la víctima. Entonces, el doctor Socquet, médico forense, contradiciendo el dictamen de otros galenos, opinó que las criaturas habían muerto de enfermedad, y más tarde, el mismo Dr. Socquet, contradiciendo el dictamen del médico del pueblo donde falleció el niño de Bavouzet, opinó que la criatura había fallecido de muerte natural.

El Dr. Socquet, que se tiene por sabio, no podía equivocarse, ni antes ni después; pero puesto que hoy se reconoce que la ogresa está loca, ¿qué de extraño tendría que como tal loca hubiese cometido los crímenes por los que fue procesada dos veces?

El Dr. Socquet será todo lo lógico que quiera en no querer equivocarse; pero en las consecuencias que sacó sobre la mentalidad de una loca, el Dr. Socquet está quedando como un zoquete.