Guerra (DEIE)/Cuadro de las batallas: 07
Cabo de Finisterre (Esp. Galicia), 1747. Toda la escuadra francesa y con ella la existencia de su marina, fue destruida en un sangriento combate sostenido por las naves que mandaba Anson.
Almeida (Portugal), 1762. Toman esta plaza las tropas del conde de Aranda. Por su mucha importancia, su buena posición y fortaleza la defendieron los portugueses por algunos días, pero por último tuvo que rendirse al esfuerzo de los españoles.
Isla de Cuba (América), 1762. Establecen el bloqueo los ingleses con una escuadra de veinte y nueve buques que dirigía
Pocork y 14,000 hombres de desembarcó á las órdenes de lord
Albemarle. Sufrió la plaza terriblemente antes de rendirse y hubiera rechazado con solos 7,000 hombres de milicias á sus osados invasores, á quienes había destruido las principales baterías, si no hubieran recibido estos un refuerzo de 4,000 angloamericanos.
Truillas (Francia), 1793. Amagan las tropas españolas á
Perpiñan. El general Dagobert al mando del ejército republicano se propone arrojarlas de sus puestos y cortarles la retirada á
Cataluña. El 22 de Setiembre las encontró en Truillas el centro, en Masden la derecha, y en Thuir la izquierda. Atacó este último punto y fué rechazado dos veces por el duque de Osuna con gran pérdida de las columnas francesas. Viéndose en grande apuro los franceses pidieron veinte minutos de suspensión y no les fueron concedidos mas que quince. Pasado este tiempo acometió con furia el general francés y fué recibido con tan buenas disposiciones que el resultado de esta jornada fué la destrucción total de la primera columna francesa, la completa derrota de la segunda, la veloz retirada de las fuerzas restantes á las aldeas de Terrats y Santa Colomba; la pérdida de las municiones, de gran parte de la artillería y finalmente la de 6,000 hombres que quedaron en el campo.
Plá del Rey — El Boló (Francia), 1793. Costosos fueron estos
ataques á ambos ejércitos. El coronel Taranco, que defendía una eminencia, sufrió siete ataques á la bayoneta y en todos ellos rechazó heroicamente á su enemigo, que por último se apoderó de ella y Taranco se mantuvo al pie de la misma. El objeto de Turreau, que mandaba las armas francesas era cortar la comunicación entre nuestro cuartel general y Cataluña. Se apoderó de un reducto que fué inmediatamente recobrado por el conde de la Unión y burló sus esperanzas.
Trafalgar (Esp. Andalucía), 1805. Sangriento y desgraciado
combate naval entre las escuadras combinadas francesa y española
contra la inglesa mandada por el almirante Nelson. Bien notorio es este desagradable acontecimiento que sepultó nuestra marina en un abismo del que aun no ha salido ni acaso saldrá. El arrojo nada común con que pelearon nuestros mas famosos marinos no tiene igual en los fastos de la historia. En él perecieron los inmortales Alcalá Galiano, el brigadier Churruca, D. Francisco Moyúa, segundo de este, D. Francisco Alcedo y D. Antonio Castaños con 2,500 de tropa y marineros. Los ingleses pagaron también á buen precio la victoria, pues perdieron 1,600 hombres, 8 navíos de línea, y 9 quedaron desarbolados é inservibles. También murió el famoso almirante Nelson. La escuadra combinada perdió 17 buques. La marina francesa no dió pruebas, según Toreno, del valor que la había distinguido en
otras ocasiones.
Madrid (España), 1808. El día dos de Mayo, día de luto y desolación, en que indignada la patria compró con sangre de españoles la mengua de sus tiranos. El pueblo de Madrid, abatido pero pundonoroso, elevaba su frente para insultar al temido vencedor del mundo. En este día, que está esculpido con letras de oro en los anales de la Europa moderna, se alzó contra los franceses y sin mas armas que las pocas que en particular pudo adquirir cada uno, ni mas apoyo que su propio heroísmo, hizo ver á los aguerridos y prácticos soldados del coloso de Europa que no impunemente se atropella con escándalo la libertad é independencia de un pueblo libre. Multitud de franceses muertos obstruían el paso de las calles, y al contemplar este sangriento espectáculo huían los atrevidos invasores llenos de terror y espanto. El número y la disciplina consiguió vencer al pueblo que sin jefes ni plan tuvo que ceder al fin de aquel triste cuanto glorioso día, pues que dió la señal de guerra y fué el precursor de nuevas y brillantes glorias.
Cádiz (España), 1808. El día 14 de Junio se rindió la escuadra
francesa anclada á la vista de Cádiz, compuesta de 5 navíos y una fragata. Sucesivamente se fueron levantando Granada, Extremadura, Cartagena, Murcia, Valencia para sacudir el ominoso yugo de los franceses.
No tendríamos suficiente espacio si nos propusiéramos detallar circunstanciadamente los hechos de armas, favorables algunos y adversos muchos, que tuvieron lugar en este año en que por todas partes dominaba la idea de sucumbir mil veces antes que llevar con paciencia un yugo impuesto con menguada cobardía y artero engaño. Baste decir que apenas hubo un pueblo grande ni pequeño en donde el paisanaje, sin orden ni dirección, no atacase al enemigo común con tal denuedo que hasta los mismos franceses, y particularmente un general de nota, decía constantemente " que á no haber nacido francés hubiera escogido á España por su patria."
Gerona (Esp. Cat.), 1808. Los generales Duhesme y Reille con
8,000 hombres intimaron la rendición á esta plaza. Sus defensores
oyeron las amenazas con desprecio por lo que se rompió un fuego que duró cuatro días consecutivos. Cuando los sitiadores se preparaban á atacar Sus baterías salieron los sitiados impetuosamente y las destruyeron, cayendo luego sobre los enemigos que, después de una larga y sangrienta refriega, abandonaron cobardemente sus líneas y tocaron retirada.
Rioseco (Esp. Castilla la Vieja), 1808. Besieres con 12,000
infantes y 1,500 caballos ataca á los españoles que mandaba Blake
y los derrota, causándoles la pérdida de mas de 4,000 hombres entre muertos, heridos y prisioneros.
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