Hablemos francamente sobre el castigo físico de los niños

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Hablemos francamente sobre el castigo físico de los niños

La organización Padres de Familia y Maestros contra la Violencia en la Educación (PTAVE) ofrece Hablemos francamente sobre el castigo físico de los niños en beneficio de todos los niños del mundo. Las ideas que leerá en este folleto no son nuevas o revolucionarias. Siempre ha habido personas inteligentes y perceptivas en todas las culturas civilizadas quienes han abogado por los métodos no violentos de socializar a los niños. Pero, en general, sus buenos consejos han sido ignorados o rechazados y las consecuencias que esto ha tenido para la humanidad son incalculables. En estas pocas páginas hemos tratado de extraer la esencia de su mensaje y ofrecerlo una vez más.

Expresamos nuestra profunda gratitud hacia nuestros muchos amigos por su entusiasmo, erudición y generoso apoyo.


By Jordan Riak

Hoy en día, no se puede encontrar apoyo a favor de las nalgadas en los escritos científicos. Esta opinión compartida por los expertos de la salud mental y del desarrollo infantil y por otros profesionales en campos relacionados, se ha formado durante el transcurso de muchas décadas y sus comienzos datan de siglos pasados.

Esto no significa que no hay personas que aboguen por el castigo físico de los niños, como incluso sería falso decir que no hay personas a favor del castigo físico de las esposas. Ambas son prácticas generalizadas y las personas que les pegan a otros usualmente piensan que tienen razones valederas.

El efecto perdurable que tiene en los niños

Algunos investigadores dicen que todo acto de violencia por parte de un adulto contra un niño, sin tener en cuenta lo breve o leve que sea, deja una cicatriz emocional que dura para toda la vida. Podemos demostrar esto hasta cierto punto mediante nuestra experiencia personal. La mayoría de nosotros admite que los recuerdos más vívidos y más desagradables de la niñez son aquellos en los que fuimos lastimados por nuestros padres. Para algunas personas el recuerdo es tan desagradable que hacen como si fuera algo trivial o hasta divertido. Notará que sonríen cuando describen lo que les han hecho, es por vergüenza y no por placer que lo hacen. Como un medio de protección contra el dolor que sienten en el presente, disfrazan el recuerdo de los sentimientos del pasado.

En un intento por negar o restarle importancia a los peligros inherentes a dar nalgadas, muchas personas que lo practican razonan que: “Dar nalgadas es muy distinto del maltrato,” o “Una palmadita en las nalgas nunca le hizo mal a nadie.” Pero se equivocan.

Una buena comparación se puede hacer entre las nalgadas y exposición a la ploma. De las generaciones más tempranas, la mayoría de la gente vivía en casas pintadas con la pintura basada de ploma, y la mayoría sobrevivieron sin ningún tipo de daño aparente. Fue debido a su inteligencia, o solamente a la suerte? Hoy en día, ya no hacemos eso. Sabemos mejor. Asimismo, los padres informados reconocen que el dar nalgadas a los niños es como exponerlos a una toxina peligrosa: no tiene ningún resultado positivo y el riesgo es muy serio.

Pero algunos padres de familia preguntan: “¿Cómo puede decir que es un padre de familia responsable si no agarra al niño que está a punto de salir corriendo a cruzar la calle y no le da una buena paliza para que recuerde su advertencia sobre los peligros de la calle?”

En realidad, darles nalgadas a los niños los pone en un estado de confusión emocional fuerte, lo cual les hace difícil aprender las lecciones que los adultos dicen que están tratando de enseñar. El darles lo que se llama una “buena paliza” en realidad puede servir al adulto para desahogar su enojo, pero a expensas de que sea el niño quien sienta el enojo. Mientras que el alivio del adulto es temporal, el efecto causado en el niño es permanente. Las palizas no enseñan a los niños que los automóviles y los camiones son peligrosos sino que les enseña que son los adultos, de quienes ellos dependen, los peligrosos.

Se ha perdido la confianza

El niño golpeado es menos capaz de considerar al padre de familia como una fuente de amor, protección y consuelo esenciales para el desarrollo saludable de todos los niños. En los ojos de los niños, los padres ahora parecen ser la fuente de peligro y de dolor. El resentimiento y la falta de confianza que son el resultado de las palizas, sabotean el sentimiento de cariño del niño por los adultos más importantes en su infancia. El niño que ha sido traicionado de esta manera, así como el niño que ha sido privado de la comida, el calor o el descanso adecuados, sufre y no madura de la mejor manera posible.

Las amenazas

Algunos padres de familia raramente les pegan a sus hijos o nunca lo hacen, pero siempre los amenazan con hacerles cosas terribles. “Si no te callas mientras estoy al teléfono, te voy a cerrar la boca cosiéndotela con una aguja bien grande,” o “Mejor que te cuides o alguien te va a cortar los dedos. Eso es lo que les pasa a los niños que andan tocando las cosas de los demás.” Para ellos es más fácil manejar a los niños de esta manera, por lo menos temporalmente.

Al principio, mientras los niños creen las amenazas de los mayores, obedecen por miedo. Pero pronto aprenden a disimular y a mentir con el fin de evitar los terribles castigos que ellos creen que les van a dar. Más adelante, cuando descubren que son amenazas vacías, llegan a la conclusión (correcta) que los adultos también son mentirosos.

Cuando se deteriora la confianza entre los niños y las personas que los cuidan, también se deteriora la capacidad de los niños de formar relaciones basadas en la confianza con otras personas. Esto los puede hacer menos capaces de alguna vez lograr una relación de cooperación o de intimidad con otros. Las personas que han sido lastimadas de esta manera tienden a ver a todas las relaciones como una negociación, como tratos que se ganan o se pierden. Ven a la honestidad y la veracidad de los demás como una debilidad que se puede explotar, exactamente como se lo hicieron a ellos.

La fuerza

Las palizas les enseñan a los niños que la interacción humana se basa en la fuerza, que el que tiene más fuerza está en lo correcto. Cuanto más se golpee a un niño, será más probable que como adulto él se relacione con otros mediante la fuerza y no por la razón o el buen ejemplo. ¿Qué tipo de persona estamos describiendo? Se trata del matón, se trata del violador, se trata de quien le pega a su mujer, se trata del charlatán, del tramposo, del estafador, del pillo, cada uno de ellos es esta persona. Y también lo son los cobardes y los parásitos quienes obtienen su poder por medio de otras personas como las que acabamos de poner en lista.

Las agresiones conyugales y el maltrato de los niños

En la gran mayoría de los casos, los esposos y esposas que tienen una relación violenta, también la tienen con sus hijos. Seguramente a estos padres de familia también les han pegado cuando eran pequeños y han visto a otros ser castigados físicamente.

Los cónyuges agrediendo y los agredidos que pegan a sus hijos están criándolos para que también ellos sean los perpetradores y las víctimas del maltrato físico, exactamente como ellos mismos. Los niños aprenden del ejemplo, que les dan los padres que la manera de desahogar la frustración, de expresar la desaprobación y de ejercer la autoridad es pegándole a alguien más pequeño y más débil que ellos mismos. Cada vez que son testigos de una pelea entre los padres ven la demostración de este principio, así como lo ven cada vez que ellos reciben el castigo violento.

Aprenden que una vez que crecen lo suficiente y que son bastante fuertes, pueden controlar a los demás amenazándolos o lastimándolos. Aprenden que está bien que los esposos y las esposas se golpeen y que los adultos golpeen a los niños.

Cuando los niños, cuyas personalidades se han formado en hogares violentos, crezcan y tengan sus propios hijos les será muy difícil deshacerse de los comportamientos que han visto y padecido. Las aptitudes que se aplican a la vida familiar serán las aptitudes pobres que aprendieron de sus padres y es muy probable que continúen con el ciclo de la violencia con sus propios hijos inocentes.

A medida de que las palizas desaparecen de la vida familiar, otras formas de violencia familiar desaparecerán, pero no antes.

El abuso sexual y las nalgadas

Los niños que han sido golpeados no consideran a su cuerpo como de su propiedad. Las palizas les enseña a aceptar la idea de que los adultos tienen la autoridad absoluta sobre sus cuerpos, lo cual incluye el derecho de causarles dolor. Y las nalgadas les enseña que hasta las zonas sexuales están sujetas a la voluntad de los adultos. Es probable que el niño que se somete a las nalgadas el lunes, no vaya a decirle “No” a un abusador sexual el martes; y los adultos que abusan o explotan sexualmente los niños saben esto. Acechan a las posibles víctimas entre los niños que se les ha enseñado a “obedecer sin cuestionar” ya que estos niños son los blancos más fáciles.

Las nalgadas y el desarrollo sexual

En algunos niños las nalgadas pueden estimular sensaciones sexuales inmaduras. No tienen control sobre estas sensaciones ni tampoco entienden lo que les está pasando. La consecuencia trágica para algunos de estos niños es que forman una conexión entre el dolor, la humillación y la excitación sexual que perdura por el resto de sus vidas. Aunque se casen, tengan una familia, tengan puestos de responsabilidad en la comunidad y no parezcan emocionalmente perturbados, pueden estar atormentados secreta y vergonzosamente por una necesidad que, en algunos casos, los lleva a contratar prostitutas a quienes les pegan o de quien reciben nalgadas. La industria de la pornografía prospera al satisfacer las necesidades de estos desafortunados individuos.

La ciencia médica hace mucho que ha reconocido y ha documentado en gran detalle la conexión entre las nalgadas en la niñez y el desarrollo posterior de los comportamientos sexuales antinaturales. Esta razón debería bastar para que nunca se les dieran nalgadas a los niños.

Los riesgos físicos de golpear las nalgas

Encontrado en lo más profundo de las nalgas está el nervio ciático, el nervio más grande del cuerpo. Un golpe fuerte en los glúteos, sobre todo con un objeto como un pedazo de madera, podría hacer sangrar a los músculos que rodean a dicho nervio, y posiblemente se dañe el nervio ocasionando un impedimento en la pierna en cuestión. La rabadilla, el hueso tan delicado de la base de la columna, también es susceptible a las lesiones cuando se le pega a un niño en esa zona del cuerpo. Y cuando se le pide a un niño que se agache para darle una paliza, se puede dañar los órganos sexuales. Frecuentemente, las autoridades hospitalarias denuncian la dislocación de la rabadilla y los moretones en los órganos sexuales como una consecuencia de los castigos violentos.

Algunas personas, tratando de justificar el pegar las nalgas a los niños, afirman que Dios o que la naturaleza ideó que la palizas cayeran ahí. Esta afirmación no tiene sentido. Ninguna parte del cuerpo humano fue creada para ser violada.

Los riesgos físicos de pegar en las manos

Las manos de los niños son especialmente vulnerables porque los ligamentos, los nervios, los tendones y los vasos sanguíneos están muy cerca de la piel, que no tiene tejido protector subcutáneo. El golpearle en las manos a los niños pequeños es especialmente peligroso para el crecimiento de la cobertura de los huesos que si se dañan puede causar deformidad o impedimentos en sus funciones. Golpear a un niño en las manos puede fracturar, dislocar y causar osteoartritis prematura.

Los sacudones

Los sacudones pueden causarle a los niños la ceguera, latigazo, daño cerebral y hasta la muerte.

Las palizas en casa y el rendimiento en la escuela

La mayoría de los maestros pueden afirmar que los estudiantes que tienen los problemas de comportamiento más serios en la escuela son aquellos que han sido más maltratados en el hogar. Los niños que reciben palizas en el hogar están condicionados para esperar el mismo tipo de tratamiento de las demás figuras con autoridad fuera del hogar. Para estos niños, el campo de batalla que es el hogar se extiende hasta incluir la vida escolar. Esto los prepara para el fracaso académico, el abandono escolar, los enfrentamientos con la policía y finalmente con el sistema de justicia penal.

En sus tentativas por poner una barricada contra lo que ven como un mundo incómodo y hostil, estos niños naturalmente eligen la compañía de otros niños con problemas similares. “Mis padres y maestros no me entienden, mis amigos sí,” dicen. Y tienen buenas razones para creerlo. Es una de las razones por las cuales se forman las pandillas callejeras y la razón por la cual son tan atractivas para los niños cuyo amor propio ha sido arruinado por las palizas, los azotes, los palmetazos, los golpes con varas, la humillación, los insultos, las amenazas, la crítica despiadada, las restricciones irracionales y el abandono emocional.

No nos deberíamos sorprender cuando los jóvenes rechazan el mundo de los adultos en la medida que creen que han sido rechazados por él. Ni tampoco deberíamos sorprendernos cuando los adolescentes, que en su niñez son afectados por la violencia, la utilicen tan pronto como sean capaces de hacerlo. Como ocurre a menudo, la agresividad que cultivan muchos jóvenes creyendo que es lo esencial para la supervivencia, los conduce al fracaso o a la catástrofe. Nuestras abarrotadas prisiones son una prueba de esto.

Algunos maestros trabajan sin descanso para darle una nueva dirección a esta agresividad, excesiva en los niños que viven con mucha violencia, e inculcarles la confianza que es una carencia para estos niños violentos. Pero se trata de una tarea monumental que requiere aptitudes especiales y un nivel de dedicación que no todos los maestros poseen y pueden mantener por largos períodos. Requiere recursos extraordinarios que no están disponibles en los sistemas escolares públicos estadounidenses.

Los estudiantes que abandonan la escuela y la delincuencia juvenil cesarían de ser el grave problema que sacude a nuestra nación si solamente fuera posible persuadir a los padres de familia y a otras personas a cargo de los menores a que dejen de socializar con los niños de la manera que garantiza que serán personas antisociales y(o) autodestructivas. En otras palabras, dejar de dar palizas y comenzar a dar amor.

Las palizas, el cigarrillo, el alcohol y las drogas

Ser víctima de una paliza es una experiencia degradante y humillante. El niño que lo sufre absorbe no solamente los golpes sino también el mensaje que traen consigo: “¡Eres despreciable, siento rechazo por ti!” Este mensaje influye poderosamente en la personalidad en desarrollo del niño, infundiéndole el odio a sí mismo. Tarde o temprano, todos los niños estarán expuestos a las sustancias que le prometen un alivio instantáneo de sentirse sin valor y del rechazo. En todos lados se puede ver a personas que usan de todo en su cuerpo para sentirse bien, y es difícil convencer a un niño que sufre que este tipo de alivio es una ilusión, que el amor propio no se puede restaurar mediante algo que se traga, inhala o inyecta, pero fácilmente se puede enterrar bajo el peso de nuevos problemas.

Las palizas y la conducta delictiva

Todos conocemos la lista de males sociales que se creen que son las raíces de la conducta violenta y delictiva: la pobreza, la discriminación, la disolución del núcleo familiar, los narcóticos, las pandillas y el fácil acceso a las armas peligrosas. Y está muy claro que todos estos elementos contribuyen a la violencia y a la delincuencia, sin embargo hay un ingrediente clave que rara vez es reconocido: las palizas. En 1940, los investigadores Sheldon y Eleanor Glueck comenzaron su famoso estudio acerca de los muchachos delincuentes y los no delincuentes. Descubrieron cómo es que ciertas influencias a temprana edad hacen que los niños desarrollen comportamientos antisociales y violentos. Demostraron que los primeros signos de la delincuencia con frecuencia aparecen tan temprano como a los tres años, mucho tiempo antes de que los niños entran en contacto con las influencias externas al hogar. Los investigadores Glueck demostraron cómo es que la falta de control por parte de los padres para manejar con calma, dulzura y paciencia a los niños y el estar siempre listos a pegarles tiene como resultado niños agresivos y listos para el ataque.

Cuanto más grave y más temprano se dé el maltrato, peor es el resultado. Los investigadores Glueck también descubrieron que la menor incidencia de comportamiento antisocial estaba siempre asociada con el hecho de que desde la infancia han sido criados con atención, en familias que brindan apoyo, que no son violentas y que no les pegan.

El mensaje que hay aquí para todos los padres de familia que desean nunca tener que ver a sus hijos en una cárcel o prisión es muy simple: DEN AMOR Y NO DEN PALIZAS.

Las palizas, el racismo y los odios colectivos

Las palizas llenan de odio a los niños y de deseos de tomar represalias, pero casi nunca hacen realidad esta necesidad. Aún aquellos niños que han sido golpeados más brutalmente, como regla general, no devuelven el ataque a quienes los lastiman, en cambio es muy probable que busquen el alivio en la fantasía donde pueden, a salvo, expresar su enojo contra enemigos imaginarios. A veces, los hermanos o las hermanas menores o la mascota de la familia cumplen este papel, los entretenimientos populares también satisfacen esta necesidad.

Cuando los niños crecen y caen bajo la influencia de los prejuicios de su comunidad, pueden canalizar fácilmente su odio contra los chivos expiatorios aceptados por todos. Los cultos basados en el odio y las facciones políticas extremistas los atraen con los brazos abiertos, ofreciéndoles la oportunidad de hacer realidad sus fantasías. En todas las generaciones, hay muchos que buscan estas oportunidades. Sus comportamientos son la peor secuela de la costumbre de dar palizas.

Las palizas en la escuela

En todo el mundo desarrollado, las palizas por parte de los maestros han desaparecido. Es ilegal en todos los países europeos (en Alemania, Austria, Croacia, Chipre, Dinamarca, Finlandia, Israel, Italia, Letonia, Noruega y Suecia nadie le puede pegar legalmente a un niño en ninguna instancia, incluyendo a los padres de familia). Entre los principales países industriales desarrollados, los Estados Unidos es el que más se resiste a la reforma en este aspecto, pero gradualmente cada vez en más estados se están prohibiendo los castigos corporales en las escuelas, y en los estados que se permite, existe una cantidad cada vez mayor de distritos escolares que sabiamente están prohibiendo la práctica.

Todavía, existen muchos maestros y administradores que, como muchos padres de familia, son muy anticuados con respecto a este tema y siguen creyendo que está bien controlar a los estudiantes por la violencia física o las amenazas. ¿Qué deben hacer los padres de familia más progresistas?

Si usted se enterara de que un autobús escolar tiene los neumáticos gastados y los frenos rotos no le permitiría a su hijo(a) que viaje en ese autobús y exigiría a las autoridades escolares que corrijan el problema inmediatamente. Si usted supiera que los conductos de aire de la escuela están contaminados con asbesto, inmediatamente retiraría a su hijo(a) y avisaría a otros padres de familia del peligro. El castigo físico no es diferente de estos ejemplos. Es muy peligroso, y todas las personas sensatas de la comunidad deberían unirse en contra de este mal. Como padre de familia usted tiene el derecho y la obligación de proteger a su hijo(a) del peligro conocido. Informe a las autoridades escolares locales, regionales y estatales que nadie tiene su permiso ni tienen el derecho moral de poner en peligro a su hijo(a) en la escuela.

Las palizas y el Desarrollo Cerebral

En la primera niñez, el cerebro se desarrolla más rápidamente que todos los otros órganos del cuerpo. Para la edad de cinco años, el cerebro cumple a eso de 90 por ciento de su peso adulto, y para siete años, ha crecido completamente. Esto hace la primera niñez una etapa muy delicada y crítica del desarrollo cerebral.

La tensión nerviosa asociada con el dolor y el miedo causados por palizas puede afectar negativamente el desarrollo y la función del cerebro de un niño. Es exactamente durante este periodo de gran plasticidad y vulnerabilidad que muchos niños están sometidos al castigo físico. El efecto puede ser que se descarrila el crecimiento natural y sano del cerebro, de que resultan anormalidades irreparables que duran toda la vida.

Según el Dr. Martin Teicher del Hospital McLean en Belmont, Massachusetts, “Sabemos que un animal expuesto al estrés y el descuido temprano de la vida se desarrolla el cerebro alambrado para experimentar temor, ansiedad, y estrés. Creemos que lo mismo es verdad para los humanos.” (“Child Abuse Changes the Developing Brain,” Yahoo! News, el 29 de diciembre, 2000).

En el artículo de Teicher, “The Neurobiology of Child Abuse,” Scientific American, marzo 2002, escribió, “Las nuevas mediciones de imágenes cerebrales y otros experimentos han mostrado que maltrato de los niños puede causar daño permanente a la estructura y la función neurales del cerebro mismo mientras se desarrolla. Este resultado grave sugiere que nos falta mucho más esfuerzo por prevenir el maltrato y el descuido de los niños antes de que les hagan daño irrevocable a unos millones de jóvenes víctimas (p. 70)... La sociedad cosecha lo que ha sembrado por su manera de criar a los niños (p. 75).”

Ningún padre responsable pondría deliberadamente en peligro el desarrollo normal del cerebro de un niño, y sin embargo eso es precisamente lo que hacen los azotadores sin saberlo.

Lo que dicen los expertos
Todo tipo de castigo corporal o de paliza es un ataque violento contra la integridad de otro ser humano. Sus efectos permanecen en la víctima para siempre y se convierten en una parte imperdonable de su personalidad, una enorme frustración que resulta en hostilidad que se expresará más adelante en la vida con actos violentos en contra de otros. Cuanto antes comprendamos que el amor y la dulzura son las únicas maneras requeridas para tratar a los niños, mejor será. El niño, en especial, aprende a convertirse en el ser humano que ha vivido. Las personas a cargo de los niños deberían entender esto completamente.
Ashley Montagu, antropóloga
El castigo físico en los niños en realidad interfiere con el proceso del aprendizaje y con el desarrollo óptimo de los adultos socialmente responsables. Creemos que es importante que los trabajadores de la salud pública, los maestros y otros que estén preocupados por la salud física y emocional de los niños y de los jóvenes, apoyen la adopción de los métodos alternativos para lograr el autocontrol y la conducta responsable de los niños y los adolescentes.
Dr. Daniel F. Whiteside, Cirujano general adjunto Secretaría de Salud y Servicios Humanos (Administración del presidente Ronald Reagan.)
Las medidas punitivas aplicadas por la policía, los maestros, los cónyuges o los padres de familia tienen resultados estándar bien conocidos: (1) el escapismo: la educación le ha dado su propio nombre “ausentismo escolar injustificado,” (2) el contraataque: vandalismo en las escuelas y ataques contra los maestros, (3) la apatía: un retraimiento sombrío en que no se hace nada. Cuanto más violento es el castigo, más graves son las consecuencias.
B. F. Skinner, Ph. D., autor y profesor de psicología en Harvard
El castigo corporal enseña a los niños a aceptar y a tolerar la agresión. Siempre se incluye prominentemente en las raíces de la agresividad de los adolescentes y adultos, especialmente en aquellas manifestaciones que toman forma antisocial como la delincuencia y la criminalidad.
Philip Greven, profesor de historia, Universidad Rutgers
Siempre he abogado por la abolición total del castigo corporal y creo que la conexión de la pronografía con dicha orientación proviene de nuestra tradición de pegarles a los niños.
Gordon Moyes, D.D. pastor, Iglesia de la Unidad, superintendente de la Misión Central de Wesley en Sydney, Australia.
El argumento religioso más mencionado en apoyo del castigo corporal está basado en unas citas del Libro de los Proverbios. Utilizando el mismo tipo de lectura selectiva, también se podría fácilmente citar a la Biblia como una autoridad en defensa de la esclavitud, la supresión rígida de las mujeres, la poligamia, el incesto y el infanticidio. Me parece a mí que no se puede hacer coincidir a las prácticas brutales y vengativas del castigo corporal con los temas más importantes del Nuevo Testamento que enseña amor y perdón y el respeto por la belleza y la dignidad de los niños y que tan contundentemente rechaza la violencia y el castigo como una manera de resolver los conflictos humanos.
Thomas E. Sagendorf, pastor, Metodista Unido, Toledo, Ohio
El desarrollo del autocontrol, que llamamos conciencia, es el resultado de la relación positiva de los niños con las personas que los cuidan. La experiencia de los niños de amor y respeto promueve el desarrollo de la conciencia mientras que la experiencia de miedo o dolor, como resultado de las nalgadas y de las palizas, interfiere con este desarrollo. El castigo físico de los niños debe acabarse si deseamos que nuestra sociedad se convierta en una sociedad gobernada por la conciencia y el autocontrol en lugar de estar gobernada por la ausencia de éstas.
H. Patrick Stern, M.D. profesor adjunto de la facultad de pediatría, psiquiatría y pediatría conductual de la Universidad de Ciencias Médicas de Arkansas.
El inflijir dolor o malestar, aunque sea muy leve, no es un método deseado para comunicarse con los niños.
Asociación Médica Estadounidense, (Casa de los delegados), 1985
Ser disciplinado como esclavo crea el temperamento esperado de esclavos... Golpear a los niños y aplicarles otros tipos de castigo corporal no es la herramienta apropiada para quien busca formar hombres inteligentes, buenos y sabios.
John Locke (1632-1704), “Pensamientos sobre Educación,” 1692
No censuréis precipitadamente al niño, que tanto se apagará su inteligencia como se desalentará su diligencia, sino reprendedlo con dulzura que lo dispondrá a enmendarse y lo alegrará en avanzar con amor y con la esperanza de aprender... Dejad al maestro decir: “Así os irá bien.” Porque os aseguro que no existe piedra mejor para afilar las buenas intenciones y para alentar el amor por el aprendizaje que el elogiarlos... Es mi opinión que el amor es mejor que el miedo, y la dulzura mejor que el azote para educar a un niño correctamente en el aprendizaje.
Roger Ascham, (profesor particular de la reina Isabel I), The Schoolmaster, Inglaterra publicado alrededor de 1568.
Los niños deben ser guiados hacia las prácticas honorables mediante el estímulo y el razonamiento y sin duda alguna no se lo debe hacer mediante los golpes y el maltrato.
Plutarco, entre los años 46 al 120 después de Cristo, “La educación de los niños,” Volumen I, Moralia, Grecia antigua
Cuando se les pega a los niños, el dolor o el miedo a menudo tienen un resultado del que no es agradable hablar, y es probable que posteriormente sea una fuente de vergüenza, la cual turba y deprime la mente y lleva a que el niño rechace la luz del día y que odie la luz... No dedicaré más tiempo a este asunto. Ya sabemos lo suficiente al respecto.
Quintiliano, alrededor del 35 al 95 después de Cristo, Principios de la oratoria, Roma antigua.
preguntas y respuestas

P: ¿Qué tienen en común todos los delincuentes juveniles?

R: Que han sido criados por personas que les pegaban.


P: ¿Qué tuvo en común la niñez de Hitler, Stalin, Pol Pot, Saddam Hussein y Charles Manson?

R: Que cuando cada uno de ellos era niño fue castigado físicamente con despiado y severidad.


P: ¿Qué tienen en común todos los delincuentes condenados a muerte?

R: Muchas palizas en la niñez.


P: ¿Qué tienen en común los violadores, los incendiarios, los terroristas, los torturadores, los asesinos en serie, los asesinos en masa, los asesinos sexuales, los que ponen bombas múltiples veces, los secuestradores, los francotiradores, los asesinos, los atracadores, los que envenenan los productos del supermercado, los vándalos y los acechadores?

R: Crecieron en la violencia.


P: ¿Qué niño nunca estará destinado a unirse a las personas que cometen delitos graves?

R: Los que han sido criados con amor en lugar de azotes.


P: ¿Qué se debe hacer para convertir a un cachorro amigable en un perro guardián feroz?

R: Limitarle el movimiento y azotarlo a menudo.

cómo es que usted puede influir positivamente para hacer el cambio?

Hay personas en su comunidad que nunca han escuchado las ideas expresadas en Hablemos francamente sobre el castigo físico de los niños. Ya ha llegado la hora de que las escuchen, ¿No lo cree?

Puede ayudar a plantar las semillas para que la próxima generación sea más humanitaria, más cooperativa y menos violenta, compartiendo esta publicación con los demás: sus amigos, vecinos, parientes, los padres de los amigos de sus hijos, los dirigentes de la comunidad, los religiosos, los maestros de sus hijos y sus representantes en el gobierno. Creemos que todos deberían escuchar este mensaje.

Sabemos que algunas personas de su comunidad rechazarán nuestras conclusiones sobre el pegarles a los niños. Algunas personas se negarán a hablar del tema o hasta se molestarán o se mostrarán hostiles ya que esta información los hace sentir muy incómodos. Esto no debe desalentarnos ni a nosostros ni a ustedes. Hay otras personas que desean saber la razón por la cual este método antiguo y familiar para educar a los niños funciona tan mal. También existen aquellos que están educando a sus hijos sin violencia que necesitan una reafirmación de que van por el camino correcto. Su papel es llegar a estas personas y mostrarles lo que usted sabe de este tema. La manera más fácil de hacerlo es dándoles una copia de este folleto.

Tenemos la confianza de que algún día muy cercano, la humanidad civilizada recordará sorprendida y con lástima las épocas en que las personas creían en que golpear a los niños era bueno para ellos.

sugerencias para la lectura

Bluestein, Jane (1 de agosto de 2001). Creating Emotionally Safe Schools: A Guide for Educators and Parents. [Creando escuelas emocionalmente seguras: una guía para educadores y padres.] (en inglés). Deerfield Beach, Florida, Estados Unidos: Health Communications Inc. ISBN 9781558748149. 

DeWitt Button, Alan (1969). The Authentic Child. [El niño auténtico] (en inglés). New York, Estados Unidos: Random House. 

Forward, Susan (1989). Toxic Parents: Overcoming Their Hurtful Legacy and Reclaiming Your Life. [Padres tóxicos: superar su herido legado y recuperar tu vida.] (en inglés). New York: Bantam Books. 

Gibson, Ian (1978). The English Vice. [El vicio inglés] (en inglés). London: Duckworth. 

Gilligan, James (1996). Violence: Reflections on a National Epidemic. [Violencia: reflexiones sobre una epidemia nacional] (en inglés). New York: G.P. Putnam’s Sons. 

Gordon, Thomas (1989). Teaching Children SelfDiscipline At Home and At School. [Enseñando a los niños autodiciplina en el hogar y en la escuela] (en inglés). New York: Ramdom House.  [PTAVE recomienda además el Parent Effectiveness Training (P.E.T.) y el Teacher Effectiveness Training (T.E.T.) de Thomas Gordon]

Greven, Philip (1991). Spare the Child: The Religious Roots of Punishment and the Psychological Impact of Physical Abuse. [Mostrar misericordia al niño: las raíces religiosas del castigo y el impacto psicológico del abuso físico] (en inglés). New York: Random House. 

Hyman, Irwin A. (1990). Reading, Writing and the Hickory Stick: The Appalling Story of Physicaland Psychological Violence in American Schools. [Lectura, escritura y la vara de nogal: La historia espantosa de la violencia física y psicológica en las escuelas estadounidenses.] (en inglés). Boston: Lexington Books.  Hyman, Irwin A. (1997). Case Against Spanking: How to Stop Hitting and Start Raising Healthy Kids [Argumento contra azotes: Cómo dejar de golpear y empezar a criar niños sanos]. San Francisco: Jossey-Bass inc. 

Snook, Pamela A.; Hyman, Irwin A. (1999). Dangerous Schools: What We Can Do About the Physical and Emotional Abuse of Our Children. [Escuelas peligrosas: Que podemos hacer con el abuso físico y emocional hacia nuestros niños] (en inglés). San Francisco: Jossey-Bass Publishers. 

Lewis, Dorothy Otnow (1998). Guilty by Reason of Insanity - A Psychiatrist Explores the Minds of Killers. [Culpable por la razón de locura - Un psiquiatra explora las mentes de asesinos.] (en inglés). New York: The Ballantine Publishing Group. 

Males, Mike A. (1996). The Scapegoat Generation: America’s War on Adolescents. [La generación de chivos expiatorios: la guerra de los Estados Unidos contra los adolescentes.] (en inglés). Monroe, Maine: Common Courage Press. 

Marshall, Michael J. (2002). Why Spanking Doesn’t Work. [Porqué los azotes no funcionan] (en inglés). Springville, Utah: Bonneville Books. 

Miller, Alice (2001). The Truth Will Set You Free: Overcoming Emotional Blindness and Finding Your True Adult Self. [La verdad te liberará: Superando la ceguera emocional y encontrando tu verdadero ser adulto.] (en inglés). New York: Basic Books.  Miller, Alice (1983). For Your Own Good: Hidden Cruelty in Child Rearing and the Roots of Violence. [Por tu propio bien: Crueldad oculta en la crianza de los hijos y las raíces de la violencia.] (en inglés). New York,: Farrar, Straus and Giroux.  (PTAVE recomienda plenamente todos los trabajos de Alice Miller)

Newberger, Eli H. (1999). The Men They Will Become: The Nature and Nurture of Male Character. [Los hombres se convertirán en: La naturaleza y la nutrición del carácter masculino.] (en inglés). Cambridge: Perseus Publishing. 

Ritchie, Jane; Ritchie, James (1981). Spare the Rod. [Guarda la vara] (en inglés). Sydney: George Allen & Unwin. 

Straus, Murray A. (1994). Beating the Devil out of Them: Corporal Punishment in American Families. [Apaleando al diablo de ellos: Castigo corporal en familias estadounidenses.] (en inglés). New York: Free Press. 

de Zulueta, Felicity (1994). From Pain to Violence: The Traumatic Roots of Destructiveness. [Del dolor a la violencia: las raíces traumáticas de la destructividad inglés.] (en inglés). London: Jason Aronson, Inc. 

visítenos en línea

El sitio Web de PTAVE, “Project NoSpank” a www.nospank.net ha sido muy reconocido como un de los recursos mas valiosos para los padres, maestros, estudiantes, investigadores, periodistas, profesionales de salud, educadores y los que hacen la política de educación. Parents and Teachers Against Violence in Education, P.O. Box 1033, Alamo CA 94507, U.S.A. / TEL: (919) 831-1661