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Himno de Yucatán (mex)

De Wikisource, la biblioteca libre.
Himno Yucateco
Autor:
Letra: Lic. Manuel Palomeque
Música: José Jacinto Cuevas
Año: Fue leído por primera vez el 4 de julio de 1867
Bandera de Yucatán
Bandera de Yucatán


Al grito de guerra despierta el valor
el aire se inunda de bélico son
Haced compatriotas que truene el cañón
lloviendo metralla contra el invasor...

El cinco de mayo nos preste su sol
que eclipsa la estrella de Luis Napoleón
El mundo nos mira, con admiración
y a México envidia su claro blasón.

Vino el águila eslava de Europa
sancionando la infamia con balas
y regresa arrastrando las alas
con escarnio y vergüenza a la vez.

El altivo cóndor del Anáhuac
le dejó los palacios y reales
desafióla en los rudos nopales
y postróla humillada a sus pies.


Versión larga


Al grito de guerra despierta el valor
y el aire se inunda con bélico son.
Haced compatriotas que truene el cañón,
lloviendo metralla sobre el invasor

El cinco de mayo, nos preste su sol
que eclipsa la estrella de Luis Napoleón.
El mundo nos mira, con admiración
y a México envidia su claro blasón.

Vino el águila eslava de Europa
sancionando la infamia con balas
y regresa arrastrando las alas
con escarnio y vergüenza a la vez.

El altivo cóndor del Anáhuac
le dejó los palacios y reales
desafióla en los rudos nopales
y postróla humillada a sus pies.

De los vírgenes bosques aztecas
con el iris flotante en sus cumbres
se exhalaban mortíferas lumbres
entre el eco del bronce tronar.

Reflejados en lagos de sangre
que vogaba el indígena Juárez
al tocarlos alzaba a millares
héroes santos a quien inmolar.

Los primeros soldados del mundo
con los brazos caídos e inertes
confesaron que sólo son fuertes
los que luchan por patria y hogar.

Zaragoza, Escobedo y Arteaga
Salazar, Berriozábal y Díaz
cuyos nombres la fama proclama
han sabido la patria vengar. ¡Libertad!

¿Por qué alejas de Francia
tus encantos, tu noble hidalguía
y juguete de vil tiranía
da a los pueblos ilustres que reír?

Arrastrada al suplicio Polonia
le tendió suplicante la mano
escuchó sus lamentos en vano
e indolente la dejó morir.

Quien así abandona a una hermana
¿Podía a México hacer caridades?
Tan rastreras, tan ruines maldades
un jesuita las debe inspirar.

Ya no se una robar con descaro
e imponer al mas débil el yugo
hoy la víctima paga al verdugo
y aún le debe el favor estimar.

¿De qué sirve a la Francia y al Austria
el haberse llevado nuestro oro
si perdieron en timbre y decoro
cuanto México en gloria ganó?

Si desean alfombrar con laureles
los desiertos de México, vengan
Liberales habrá que defiendan

la consigna que Hidalgo legó.