De constancia y valor,
oh mi pueblo sin par ,
es la fuente
tu amor fraternal
I
Salve pueblo, mi pueblo querido
esforzado, constante y valiente;
que si el oro ciñe tu frente,
luce en ella la luz del honor.
Si no has sido entre pueblos soberbio,
si tu nombre olvido fortuna,
siempre fuiste -aunque humilde- la cuna
de la fe, la constancia el valor.
II
De tus hombres tan solo doblega
la cerviz pertinaz y aguerrida
el deber que sobre ellos la vida
ha sabido imparcial imponer.
Más no es vano el sudor que les baña
en las duras y honrosas faenas:
que la fe que circula en sus venas
les enseña en luchar a vencer.
III
Son tus puertas un plácido asilo
para aquellos que buscan tus brazos,
pues tu nombre lo tejen los lazos
del amor y concordia a la par.
Ha encontrado la paz en tus lares
un albergue tranquilo y seguro;
marcha entonces confiado, al futuro:
oh mi pueblo vivir es triunfar.