Historia I:La Corte
El rey de Francia tenía constantemente a su alrededor multitud de servidores, que se denominaban el hotel (la casa) del rey. El gran maestre del hotel, que mandaba a toda aquella gente, era uno de los grandes señores del reino. Otros señores dirigían separadamente cada uno de los diferentes servicios del hotel. El caballerizo mayor tenía a su cargo la grande y la pequeña caballeriza. En las fiestas llevaba la espada del rey, en las batallas se mantenía a su lado. El montero mayor mandaba el personal de caza, los halconeros, los piqueros. El gran chambelán dirigía a los lacayos. El limosnero mayor estaba a la cabeza de los eclesiásticos que servían al rey.
Aun los empleos inferiores eran muy buscados por los nobles, sobre todo los que permitían hablar al rey todos los días y pedirle favores. A esto se decía "disponer del oído del rey". El caballerizo, por ejemplo, cabalgaba al lado del soberano cuando éste iba de viaje, le hablaba todos los días al ponerle las medias. El gentilhombre de cámara dormía al lado del rey y le veía al acostarse y al levantarse.
El rey llevaba siempre escolta de hombres armados: los 200 gentiles-hombres de la casa, los 400 arqueros de la guardia, los 100 guardias suizos, los guardas escoceses. La reina tenía también su casa, formada por damas de honor y doncellas de honor.
Por lo común, el rey tenía a su lado consejeros, príncipes y gran número de señores de visita. Aquella multitud de servidores, de guardias, de visitantes, se denominaba la Corte.
El rey de Francia no tenía residencia fija. Iba de un castillo a otro, y la Corte le seguía a caballo, en litera o en carros. Se llevaba un largo séquito de carros y mulos, porque había que alojarse en castillos desamueblados, siendo preciso, por tanto, llevar los muebles, las vajillas y los tapices para adornar las paredes. Se llevaban también lo necesario para acampar de noche, porque no siempre se encontraba alojamiento.