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Historia II:Rivalidad entre Francisco I y Carlos V

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Capítulo 2 - Política europea (1498 - 1559)
Rivalidad entre Francisco I y Carlos V

de Charles Seignobos


Como Luis XII había muerto sin dejar ningún hijo, le sucedió su primo Francisco I (1515), de edad de veintidós años. Los dos reinos más poderosos de Europa tenían entonces por soberanos a dos príncipes jóvenes y ambiciosos: Francisco I, rey de Francia, y Carlos V, heredero de España y los Países Bajos.

Francisco I, seis años mayor que Carlos, tenía el color moreno, la nariz demasiado grande y aguileña, los ojos sesgados, y usaba la barba en punta. Era un príncipe caballero, alto, robusto, diestro, elegante, de majestuoso porte. Era aficionado al lujo en el vestir y en el equipo, y usaba telas de seda brochada de plata u oro. En las ceremonias aparecía con precioso ropaje adornado con flores de lis de oro, y se cargaba de piedras preciosas. A caballo, se pavoneaba gustoso en público. Hizo su primera entrada en París (1515) con traje blanco trenzado de hilo de plata, montado en un caballo con bardas de hierro. Un embajador extranjero que le vio pasar decía que "entusiasmaba en su caballo que siempre estaba en el aire". Rodeábale un cortejo a caballo "que era maravilla mostrándose ante las damas".

Francisco amaba apasionadamente la caza, y en cacerías pasaba parte de su tiempo, llegando a encontrarse solo frente a un jabalí. Gustábale mucho justar en los torneos. Se divirtió también haciendo simulacros guerreros. Mandaba edificar también haciendo simulacros guerreros. Mandaba edificar fortalezas improvisadas, que sitiaba y defendía con sus camaradas. Escribía con facilidad, le interesaba la música, coleccionaba cuadros y obras de arte. Tenía muy buena conversación, gustándole tratar de todo, de literatura, de política, hasta de ciencias. Pero a nada se dedicaba en serio; le interesaba menos el gobierno que sus placeres, y no le agradaba ocuparse de los asuntos públicos. Un embajador italiano decía de él más tarde: "Una inclinación natural le lleva allí donde no trabaja".



Carlos de Austria, nacido el año 1500, mayor de edad a los quince años, era enteramente distinto. De mediana estatura, cara seria, la mandíbula inferior muy saliente. Nunca fue realmente joven y envejeció pronto. Gustaba de la soledad y aun tenía accesos melancólicos.

Comía con exceso, y pronto le atacó la gota y una enfermedad del estómago, dolencias que le hacían sufrir frecuentemente.



Era buen jinete, había aprendido a manejar el arco e iba a veces de caza; pero no dejó nunca que los placeres le absorbieran. Se ocupó siempre seriamente de los negocios, trabajaba mucho y escribía de su puño y letra cartas muy largas. Antes de obrar reflexionaba maduramente, y con gusto solicitaba consejos. Cuando había tomado una resolución, la mantenía obstinado. El mismo decía que era de natural terco.

Carlos, que se había criado en Flandes, hablaba comúnmente flamenco o francés, y en los primeros años se dejó aconsejar por señores belgas. Pero, en calidad de jefe de la casa de Austria y heredero de los reinos de España, aprendió también el alemán y el español.

Estos dos príncipes, orgullosos de su poderío, llegaron a ser, naturalmente, rivales. Iban a disputarse el primer lugar en Europa y la dominación en Italia. La rivalidad entre Carlos y Francisco I debía durar lo que duró su vida.