Historia III:El cabo de Buena Esperanza
El rey de Portugal Juan II, después de 1481, reanudó las grandes expediciones. Tomó el título de señor de Guinea e hizo que el Papa le diese la propiedad de todos los países que descubriera en África.
Una expedición, enviada con víveres para tres años, descubrió la desembocadura del Congo y tomó posesión de la costa en nombre del rey. Plantó en tres sitios un pilar de piedra con una inscripción en latín y en portugués.
Otra expedición, formada por dos pequeños barcos de 50 toneladas y un navío cargado de víveres, bordeó la costa siguiendo en dirección Sur. Una tempestad la sorprendió. Los portugueses, para no ser arrojados contra la costa, salieron a alta mar, y así permanecieron trece días. Cuando la tempestad se hubo calmado, la expedición emprendió otra vez la ruta al Este y no encontró la costa. Volvió al Norte y llegó a una bahía en la que encontró indígenas hotentotes con una vacada. Sin saberlo, los portugueses habían llegado al Sur de África (1486). La tripulación no quiso seguir adelante.
Volvieron a Portugal al cabo de dieciocho meses, habiendo descubierto 350 leguas de costa. Díaz, que mandaba la expedición, había llamado a la punta meridional de África cabo de las Tormentas. El rey no quiso conservar un nombre de mal agüero y la llamó Cabo de Buena Esperanza. Se sabía entonces que era posible dar vuelta al África por el Sur, y de esta suerte se esperaba llegar a la India.