Historia III:Establecimientos de los españoles
Los españoles habían empezado por ocupar las Antillas. Cristóbal Colón fué al principio gobernador único. Cuando se hubo descubierto el continente, el rey de España nombró en cada país un gobernador, que era llamado en los puestos más importantes virrey, en los otros capitán general. A medida que fueron ocupándose territorios nuevos, se crearon nuevas colonias.
La reina Isabel había ordenado convertir los indígenas a la religión católica. Mandó poner en libertad a los que Colón había conducido esclavos a España, recomendó a sus herederos tratar a los indios como a sus propios súbditos y convertirlos. Pero los aventureros españoles, que habían ido a América para enriquecerse, querían tener esclavos para que les buscasen oro. Lograron que los indígenas fuesen repartidos entre ellos (los llamadosrepartimientos). Los trataban como esclavos, los hacían trabajar con exceso, los alimentaban mal y hasta los mataban como a fieras para divertirse. Un fraile refirió al rey Fernando que había visto a dos españoles divertirse en ahogar a un niño de dos años como si hubiera sido un gato pequeño.
Los sacerdotes intentaron impedir estas destrucciones. El padre Las Casas, que llegó a ser obispo, pasó toda la vida reclamando en favor de los indígenas. Contaba haber visto a españoles cortar las manos, las narices, las orejas a hombres y mujeres por puro capricho. En un libro aparecido en 1524 decía: "A un oficial del rey le fueron entregados un día 300 indios. Al cabo de tres meses no le quedaban más que 30. Hizo que le dieran otros 300 y los dejó perecer. Se le dieron más hasta que murió y se le llevó el demonio".
Los indígenas perecían o huían a las selvas, y pronto ya no quedaron casi en las Antillas. Los españoles fueron entonces a caza de los naturales en el Continente.
Cuando ya no se encontró más oro, el gobierno trató de sacar partido de las colonias, haciendo plantar caña de azúcar. Para ahorrar indios, el padre Las Casas, nombrado obispo, decidió al gobernador a que permitiese la trata de negros. Se empezó a hacer venir de África esclavos negros.
En los antiguos reinos indios conquistados por los españoles -Méjico y el Perú-, los indígenas no perecieron. Los españoles conquistadores ocuparon el lugar de los antiguos cabecillas, se hicieron señores y destinaron a los indígenas al cultivo de sus tierras.
Durante el siglo XVI, los españoles siguieron ocupando las diferentes partes de América. Se habían establecido primeramente en la América central frente a las Antillas, en el país que se llamó más tarde Guatemala.
Conquistaron luego el reino de los Aztecas, que vino a ser la Nueva España (Méjico), y el reino de los Incas, que se llamó Nueva Castilla (más tarde Perú). Se descubrieron minas de plata muy ricas en El Potosí (1545), y las "minas del Perú" se hicieron proverbiales. En Méjico se explotaron minas nuevas. Méjico y el Perú fueron las dos colonias más importantes, las que daban más dinero al rey de España.
En América del Sur, los españoles se establecieron en la costa Norte del Atlántico, y poco a poco ocuparon los territorios fértiles de las montañas. En ellas encontraron un reino indígena rico en oro. Dedicáronse a registrar las tumbas en que los muertos estaban enterrados con adornos de oro. Así se crearon Nueva Granada y Nueva Andalucía, llamada más tarde Venezuela.
Por la parte del Sudoeste los españoles ocuparon la costa entre los Andes y el océano Pacífico. Fué llamada el principio Nueva Toledo, luego Chile.
Por la parte del Sudeste descubrieron la desembocadura del gran río que llamaron El Plata, porque en él se encontraba ese metal. Hoy se denomina este país la Argentina. Unos cuantos caballos llevados por los españoles fueron origen de la enorme cantidad de estos animales que pueblan las extensas llanuras (pampas) de esta región. Una tropa española avanzó en el interior, se estableció, y por uniones con las mujeres indígenas, creó un pueblo nuevo y fundó la colonia de Paraguay.
Antes de terminar el siglo XV, los españoles poseían toda la América del Sur, excepto el Brasil.
Estas colonias siguieron siendo propiedad del rey de Castilla. Nombraba éste a todos los gobernadores y los funcionarios, no dejaba establecerse en las colonias más que a sus súbditos y era dueño de todo el comercio. Creóse en Sevilla una "Cámara de Comercio" (Casa de contratación), encargada de inspeccionar y recibir todas las mercancías de las colonias. Los barcos que de éstas venían no podían arribar más que al puerto de Sevilla. Los españoles establecidos en América, no debían comprar sino los artículos europeos llevados por naves que eran enviadas desde Sevilla una vez al año. Estaba prohibido a cualquier otro barco llevar mercancías a una colonia.
América enviaba todos los años, en navíos llamados galeones, cantidades enormes de dinero. El rey de España, siempre cargado de deudas, las empleaba en pagar a sus acreedores. El dinero no quedaba en España, se repartía por Europa; llegó a ser mucho más abundante y disminuyó su valor, lo cual hizo subir el precio de las cosas y dió mayores facilidades para el comercio y la industria.
De América vinieron plantas que se aclimataron en el resto del mundo, el maíz, el tabaco, la patata, el cacao, con el que se hizo el chocolate, la vainilla, el platano, la chufa, la dalia (de Méjico), la capuchina (del Perú).