Historia IX:Restablecimiento del poder real
Mazarino volvió pronto a París, conducido por el joven rey en su carroza. La municipalidad de París le dió un gran banquete, en el que se bebió a la salud de los «Mazarinos».
La Fronda había dejado al joven rey una impresión imborrable, y conservó rencor contra París y el Parlamento. No quiso vivir en la capital y no dejó jamás al Parlamento elevar peticiones.
Luis XIV, aun cuando mayor de edad, dejaba gobernar a Mazarino en su lugar. Hasta que murió el Cardenal, siguió siendo dueño del gobierno. No era querido, pero los nobles estaban arruinados, las gentes de los Parlamentos no osaban ya resistir, y las ciudades no deseaban más que reposo. Un inglés escribía: «Todo el mundo detesta al gobierno..., pero no se quiere oír hablar de ningún movimiento».
Mazarino mandó venir de Italia a sus siete sobrinas y las casó con duques. Los grandes señores franceses que le habían despreciado buscaron sus favores. Siguió acumulando enormes riquezas, y dejó al morir más de cincuenta millones de libras, en tanto no quedaba dinero en el Tesoro.