Ir al contenido

Historia XII:Ruptura entre el Parlamento y el ejército

De Wikisource, la biblioteca libre.
← Historia XII:Derrota del rey
Capítulo 12 – Inglaterra desde 1603 a 1660
Ruptura entre el Parlamento y el ejército

de Charles Seignobos


El Parlamento, que había quedado solo, gobernó toda Inglaterra. Pero los puritanos, que acababan de vencer al rey, se habían dividido. La mayor parte querían establecer una Iglesia presbiteriana obligatoria, como en Escocia, y no aceptaban la tolerancia para ninguna otra secta protestante. Ahora bien, durante la guerra se habían formado varias pequeñss sectas en oposición con los presbiterianos. Estas sectas no estaban de acuerdo entre sí acerca de todos los puntos de la religión y tenían nombres diferentes, pero se las llamaba a todas juntas independientes. Los fieles se reunían en pequeños grupos, llamados congregaciones. Cada congregación constituía una Iglesia independiente en absoluto, que elegía su pastor y sus ancianos. No reconocía ninguna autoridad y no pedía nada al Estado.

Los independientes, que no eran más que una pequeña minoría, no aspiraban, como los presbiterianos, a imponer su régimen a todos los ingleses, y pedían solamente la tolerancia para todos los puritanos (no se quería para los católicos, ni para los anglicanos, ni para los ateos).

Los presbiterianos tenían de su parte a la mayoría del Parlamento y a casi todos los habitantes de Londres. Pero los independientes tuvieron por suyos a una parte de los soldados. Después de la victoria de Naseby (1645), Cromwell escribió al presidente de la Cámara: «Son buenas gentes que os han servido honradamente en esta acción y yo os ruego, en nombre de Dios, que no los desalentéis... Presbiterianos e independientes, todos están de acuerdo aquí, no usan nombres que los distingan, y sería un mal que así no fuese en otras partes».

Pero los presbiterianos, dueños del poder, no querían tolerar las otras sectas. Trataron de entenderse con el rey. Le propusieron restablecerle, a condición de que impusiera el régimen presbiteriano. Carlos no renunció jamás a restablecer los obispos, pero esperaba destruir a los dos partidos poniendo el uno frente al otro, y dejó creer que accedía a las proposiciones del Parlamento.

Intentó éste desembarazarse del ejército, que era la fuerza de los independientes, y le declaró licenciado, excepto un cuerpo de caballería. Los soldados hacía varios meses que no habían recibido sus pagas, las reclamaron, y el Parlamento se las negó. De esta suerte produjo la irritación en todo el ejército, sin distinción de confesiones.

Los soldados eligieron entonces agentes (llamados agitators) encargados de reclamar su dinero. Luego, para impedir que el Parlamento se sirviera del rey, Cromwell envió un escuadrón de caballería que fué a recogerle y le llevó con el ejército.

Carlos aparentó entonces discutir las proposiciones del ejército, mientras el Parlamento empezó a alistar tropas en Londres. El ejército acusó a once miembros de la Cámara de preparar la guerra. La muchedumbre de Londres, que era presbiteriana, invadió el salón de la Cámara de los Comunes y quiso degollar a los diputados del partido independiente. Los representantes amenazados se refugiaron en el campamento, y el ejército entró en Londres (agosto de 1647).

Carlos se escapó del castillo donde estaba instalado y se fué a la isla de Wight, al sur de Inglaterra, para poder embarcarse. Pero fué detenido y custodiado. Se entendió en secreto con los escoceses, que prometieron enviarle un ejército a condición de que establecería el presbiterianismo.

Entonces empezó la segunda guerra civil. Los escoceses entraron en Inglaterra, y los realistas se sublevaron. Mientras el ejército estaba ocupado en combatirlos, el Parlamento aprobó una ley que castigaba con la muerte o reclusión a todo convicto de herejía, incluso a los independientes. Intentaba hacer un tratado con el rey.

Cromwell había acabado por convencerse de que no era posible fiarse de la palabra de Carlos. El ejército derrotó a los escoceses, volvió cerca de Londres y pidió que Carlos fuera juzgado «por la traición, la sangre vertida y las desgracias de que es culpable». Carlos fué encerrado en prisión.

La Cámara de los Comunes propuso que se tratase con el rey. El ejército decidió acabar con el Parlamento. Un regimiento fué a la Cámara y expulsó a todos los miembros presbiterianos, es decir, a la gran mayoría, quedando apenas 150 diputados. Esta operación fué denominada la «purga de Pride» (Pride’s purge), del nombre del coronel que mandaba el regimiento.