Historia XIII:El Reino Unido

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El acta de 1701 no concernía más que al reino de Inglaterra y a Irlanda, el reino de Escocia había quedado fuera. Los escoceses quedaban en libertad, después de la muerte de Ana, de elegir soberano distinto al rey de Inglaterra. Si Escocia hubiera considerado como rey legítimo a Jacobo Estuardo, aliado del rey de Francia, Inglaterra se encontraba expuesta, como en otro tiempo, a guerras en la Gran Bretaña.

El Parlamento de Escocia, descontento del gobierno inglés, votó un acta declarando que, después de la muerte de la reina, los escoceses la elegirían un sucesor que no sería el rey de Inglaterra —a menos que el gobierno inglés adoptase medidas para «asegurar el comercio, la religión, la libertad de la nación escocesa» (1704).

Los ingleses inquietos se decidieron a hacer un sacrificio: propusieron a los escoceses concederles los mismos derechos comerciales que tenían los ingleses, a condición de que los escoceses renunciasen a su independencia nacional. Escocia era entonces un país muy pobre, los escoceses tenían interés en poder traficar en Inglaterra y en las colonias inglesas. Se llegó a un acuerdo, y los dos Parlamentos de Inglaterra y de Escocia votaron el acta de Unión (1708).

Escocia conservó sus leyes, conservó también su Iglesia presbiteriana, que siguió siendo la Iglesia del Estado. Pero dejó de ser reino. Fué fusionada con Inglaterra en uno solo que se llamó Reino Unido de la Gran Bretaña e Irlanda.

Ya no hubo más que un rey y un Parlamento. Escocia estaba representada por 45 diputados (de 513) en la Cámara de los Comunes, y por 16 miembros en la de los Lores. —Los dos pueblos debían tener la misma moneda y los mismos privilegios comerciales.

Los escoceses eran adversarios de los anglicanos, entraron en el partido whig y le reforzaron. Proporcionaron gran número de colonos, y llevaron su religión presbiteriana a las colonias inglesas.


Capítulo XIII