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Historia XV:Preponderancia de Francia en Europa

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Capítulo 15 – Política exterior de Luis XIV
Preponderancia de Francia en Europa

de Charles Seignobos


España y Austria, que a principios del siglo XVII eran las dos grandes Potencias de Europa, salieron las dos debilitadas de la guerra de Treinta Años. -España, definitivamente arruinada, no podía siquiera sostener ejércitos suficientes para defender sus posesiones de los Países Bajos y de Italia. —El emperador ya no tenía ningún poder sobre los príncipes de Alemania, y le costaba trabajo defender sus Estados de la invasión de los turcos.

Inglaterra, bajo el mando de Cromwell, había sido un momento gran Potencia militar. Pero los ingleses habían tomado horror al ejército que era autor de la Revolución de 1648, y, desde la Restauración de 1660, no querían oír hablar de ejército permanente.

Francia, gracias a la política de los dos Cardenales, Richelieu y Mazarino, había llegado a ser la mayor Potencia de Europa. El joven rey Luis XIV, que se hiciera cargo del gobierno a la muerte de Mazarino (1661), podía disponer de aquella fuerza para ensanchar su reino y darle fronteras más fáciles de defender.

Francia tenía entonces un territorio más irregular que hoy. No tenía fronteras naturales sino por el lado del mar y en los Pirineos (desde que había adquirido el Rosellón en 1658). —Del lado de los Alpes, se detenía antes de la Saboya, que pertenecía al duque de este nombre, dueño del Piamonte. —Al Este, sólo llegaba a la Borgoña y a la Champaña y no tenía en su frontera sino llanuras abiertas por la parte oriental. (El Franco-Condado y la Lorena —que no la pertenecían— la separaban del trozo de Alsacia que acababa de adquirir en 1648). —Al Norte, no pasaba todavía del Artois (es decir, el Paso de Calais), adquirido en 1658.

Nunca un rey de Francia se había hallado en situación tan ventajosa. Todos los grandes Estados veíanse debilitados o enredados en dificultades interiores. Todo el centro de Europa Alemania e Italia, estaba dividido entre pequeños Estados, demasiado débiles para oponerse a una conquista. Los príncipes alemanes e italianos seguían cada uno su política individual y no se entendían para obrar en común. Por otra parte, casi ninguno tenía ejército.