Historia XVI:Los recursos financieros
Este régimen no duró mucho tiempo. Luis XIV hizo gastos muy grandes para sus guerras. Comenzó a contratar empréstitos desde 1672. Cuando Colbert murió (1683), la Deuda pasaba ya de 157 millones de libras.
El país, empobrecido por largas guerras y por la emigración de los protestantes, no llegaba a pagar el impuesto. Cuando empezó la guerra con Inglaterra (1689), no se sabía cómo proporcionarse dinero. El Gobierno empezó, como en la época de Richelieu, a crear cargos para venderlos, y lo hizo por valor de 500 millones de libras.
Se crearon nuevos cargos: los expertos del escritorio, los escribanos, registradores de las actas de bautismo, de matrimonio, de sepultura, —los inspectores de manteca fresca,— los ensayadores de manteca salada.
Se organizaron en gremios profesiones libres hasta entonces, para poder vender el título de maestro. Se crearon títulos de maestro peluquero, 100 en París, más de 500 en el resto de Francia. Se prohibió afeitar o peinar a todos los que no habían adquirido el título de maestro.
Se crearon nuevos cargos de jueces en todos los tribunales, aun cuando hubiera ya demasiados, o bien se hizo que los que ya lo eran pagasen para no crearlos. Estos cargos eran vendidos en montón a tratantes, a los que se hacía una rebaja de 20 por 100 y que los revendían. Se obligaba a las gentes ricas a comprarlos, aun contra su voluntad.
El Gobierno en Francia había tenido siempre por principio no hacer pagar el impuesto a los ricos. Antes de terminar la guerra, el apuro fué tal que se resignó por vez primera a establecer un impuesto de que nadie quedaría exento, ni siquiera los privilegiados. Se dividió a todos los habitantes del reino en veinte clases: la primera comprendía los príncipes de la sangre y los arzobispos, la última los jornaleros y los criados. Cada cual debía pagar proporcionalmente a su condición, desde 2.000 hasta una libra. Este impuesto, llamado capitación, no se establecía sino para la guerra (1695). Al cabo de tres años, después de la paz, fué suprimido.
Pronto comenzó la guerra de Sucesión de España. Esta guerra fué todavía más ruinosa que las otras, en ocho años se gastaron mil millones y medio de libras y no se recaudaron casi más de 300.
No se encontró quien arrendase los impuestos indirectos, y el Gobierno hubo de recaudarlos directamente, con lo que el producto bajó a 31 millones.
Se restableció primeramente la capitación, pero no bastaba. Se decidió, en fin, establecer un impuesto que debía gravitar sobre todos los ingresos, aun los de los privilegiados. Se le llamó décima, y no produjo más que 28 millones de libras.
El déficit aumentaba constantemente. El producto neto de los ingresos, que era próximamente de 150 millones de libras en 1689, bajó a menos de 50 en 1708, y a 35 en 1712. Se ha calculado que en veinticinco años (1689- 1714) el Gobierno recaudó 1.378 millones y gastó 5.000. Hubo que proporcionarse más de 3.000 con recursos financieros.