Ir al contenido

Historia XVIII:Arquitectura del siglo XVII

De Wikisource, la biblioteca libre.
← Historia XVIII:Pintura holandesa


Se siguió en el siglo XVII edificando iglesias y castillos (que eran ya llamados palacios). Pero no fueron más que iglesias y palacios a la italiana, se despreciaba la arquitectura francesa (gótica). La última obra en el gusto francés fué la Plaza Real (de París), comenzada en tiempo de Enrique IV. Es una gran plaza rectangular, rodeada de 35 pabellones de ladrillo, con piedras en los ángulos y altos tejados de pizarra.

En tiempo de Luis XIII, María de Médicis mandó construir el palacio del Luxemburgo (París), imitación de un palacio italiano de Florencia, con un gran jardín de paseos rectos en el género italiano. —Richelieu mandó edificar el palacio Cardenal (hoy Palais-Royal,). Estos palacios tienen un piso principal que se ha tratado de hacer todo lo alto posible, y un segundo piso mucho más bajo. Se han suprimido los adornos para no tener más que líneas rectas. La fachada es casi plana, con grandes ventanas sin salientes.

Las iglesias, lo mismo que las de Italia, están imitadas de los monumentos romanos. Son una masa pesada, sin abertura a los lados, adornada con una fachada que forman columnas, y coronada por una cúpula enorme, como la de San Pedro de Roma. De este género son la iglesia de la Sorbona, construída por orden de Richelieu, —la de Val-de-Grâce, edificada para la reina Ana de Austria, —la del Colegio de las Cuatro Naciones (hoy Instituto de Francia), encargada por Mazarino.

Luis XIV quiso tener hermosos monumentos, como tenía grandes escritores. Colbert le decía: «Nada indica más la grandeza y el espíritu de los príncipes que los edificios». Se resolvió acabar el palacio del Louvre, haciéndole una entrada monumental. Se mandó llamar al más célebre arquitecto italiano, el Bernino, que estaba al servicio del Papa. Trajo artífices de Roma para enseñar a los franceses los procedimientos italianos; pero aquellos obreros no se entendieron con los de Francia.

Se acabó por confiar la dirección a un médico francés, Perrault, que trabajó de acuerdo con el primer arquitecto del rey. Construyó la columnata del Louvre, una fila de columnas sujetas a lo largo del monumento con grapas de hierro. Luis XIV mandó edificar el Hotel de Inválidos, con una iglesia al estilo italiano coronada por una cúpula dorada.

El edificio principal del reinado fué el palacio de Versalles, edificado en una meseta desierta y sin agua. Luis XIII había mandado hacer allí un castillo. Luis XIV le conservó, pero mandó añadir sucesivamente tres series de edificios que rodean cada una un patio. La fachada principal, de 450 metros de extensión, está formada por un alto piso de columnas, que tiene encima otro bajito. Como en los palacios italianos, se ha sustituido el tejado por una terraza. Saint-Simon decía que parecía un palacio que hubiera sufrido un incendio, y del que no se hubiera reedificado el último piso y el tejado.

Delante del palacio, se mandó hacer un parque inmenso, en el género italiano, con amplios paseos rectos, filas de tejos cortados de modo que forman muros, o que también figuran pirámides o vasos. El jardín está adornado con estatuas de mármol representando divinidades mitológicas. Los paseos conducen a grandes fuentes adornadas con estatuas que representan a Neptuno rodeado de caballos marinos. El agua, llevada de lejos, brota en surtidores.